APÉNDICE II
CONTROL MENTAL SILVA Y EL PACIENTE PSIQUIÁTRICO
DR. CLANCY D. MCKENZIE y DR. LANCE S. WRIGHT
En noviembre de 1970 asistimos a una clase de Control Mental Silva en Filadelfia porque sentíamos curiosidad en relación con algunas de las cosas que se le atribuían. Conforme el curso avanzaba, nos percatamos de que había tres personas que definitivamente estaban alteradas desde el punto de vista emocional y una cuarta persona cuya estabilidad estaba en duda. ¿Cuál era la razón? ¿Precipitaba el curso las enfermedades emocionales? ¿Habían estado enfermos cuando se inscribieron? ¿Se sentían atraídas al curso las personas alteradas?
Analizamos las posibilidades con nuestros colegas, y muchos de ellos especularon en el sentido de que el curso podía precipitar la psicosis aguda en individuos inestables. Esto parecía plausible. Por lo general se acepta la idea de que cualquier cosa que facilita la regresión puede producir una psicosis aguda en una persona propensa a este padecimiento. La privación sensorial y las drogas alucinógenas pueden producir un comportamiento parecido al psicótico, e incluso técnicas tales como la retroalimentación biológica y la hipnosis pueden también alterar la psique. La mayor parte de los psicoanalistas no recomiendan el psicoanálisis formal en el diván para el paciente en psicosis porque produce una regresión más acentuada. Todavía no se determina la magnitud de este riesgo, pero se ha dicho que todos estos procedimientos han terminado en psicosis.
En 1972 dos mil alumnos de una secundaria de Filadelfia se sometieron al entrenamiento de CMS sin que hubiera víctimas psiquiátricas, según informes de un funcionario escolar responsable. Esto despertó nuestra curiosidad en otro sentido. Como los adolescentes ya se encuentran en un estado de inestabilidad del ego, se pusieron en tela de juicio los rumores que afirmaban que el curso era peligroso para los individuos inestables. Nuestro dilema se agravó. Nosotros observamos a tres individuos alterados en un grupo de 30 y no sabíamos si habían mejorado o empeorado. Había algunos miembros de la comunidad científica que sostenían que un gran número de individuos se volvían psicopáticos. El estudio realizado en la secundaria indicaba que este no era el caso. De hecho, algunos de nuestros propios pacientes, incluso algunos severamente alterados, habían tomado el curso y parecían haber obtenido extraordinarios beneficios de él. Se realizó un repaso de la literatura al respecto y se encontraron opiniones, pero ningún estudio como tal.
Estaba claro que el único modo de proceder consistía en evaluar y someter a prueba a los individuos antes y después del entrenamiento del curso. A lo largo de los siguientes cuatro años, 189 de nuestros pacientes psiquiátricos se sometieron voluntariamente al entrenamiento de Control Mental Silva mientras se encontraban bajo terapia. Se puso especial atención a un grupo de 75 pacientes a quienes se les había diagnosticado en franca psicosis, dudosos, o psicosis en remisión, antes de inscribirse en el curso. A este grupo se le denominó el grupo severamente alterado. En algún momento de su vida 60 de ellos habían padecido psicosis o habían estado hospitalizados.
Los 75 miembros incluían a todos los del grupo severamente alterado que habían formado parte de la clientela de McKenzie a lo largo de los últimos cuatro años y que estuvieron de acuerdo en asistir al curso de CMS (66 pacientes), y un grupo muestra que había formado parte de la clientela de Wright a lo largo de los últimos cuatro años (9 pacientes). Hubo siete pacientes severamente alterados que se rehusaron a asistir, incluso cuando se les ofreció el curso en forma gratuita. No estaban más alterados que los que sí asistieron. Aquellos que asistieron incluían a los más alterados. Los que se negaron sencillamente tenían la tendencia a ser más rígidos e inflexibles en sus ideas. Supuestamente no representarían ser personas que podrían meterse en problemas durante el curso, porque en primer lugar había pocas probabilidades de que lo tomaran.
Inicialmente, los pacientes del grupo severamente alterados eran enviados al curso uno a la vez y con gran precaución. Durante la parte inicial del estudio se enviaba a los pacientes durante un periodo de remisión. Empero, conforme el estudio progresaba los pacientes eran enviados durante periodos menos estables de su enfermedad. Hacia el final del periodo de cuatro años, 17 fueron enviados mientras estaban en un periodo activamente psicótico y alucinatorio, y en ocasiones 10 pacientes o más tomaban el curso a la vez.
Además del tratamiento psiquiátrico que llevaban y de la evaluación, a 58 de los 75 pacientes se les aplicó el cuestionario Experiential World Inventory antes y después del curso. El EWI es un cuestionario compuesto de 400 preguntas formuladas para medir la percepción de la realidad. Los doctores El-Meligi y Osmond, autores del cuestionario, trataron de poner el concepto de las láminas de Rorschach en la forma de preguntas y respuestas, y llegaron a un test sensitivo para el individuo marginado.
El propósito primordial de nuestro estudio consistía en descubrir cuáles pacientes podrían alterarse más con el entrenamiento del curso. En ese sentido los resultados fueron sorprendentes porque solamente un paciente se volvió notablemente más alterado después del curso. Se trataba de un paciente catatónico esquizofrénico de veintinueve años de edad que se alteró dos semanas después del curso cuando dejó de tomar sus medicamentos y empezó a salir con chicas por primera vez en su vida. También era el único paciente que había obtenido resultados notablemente peores en el EWI después del curso. No requirió de hospitalización.
Otros dos pacientes, uno que había sufrido una depresión psicótica y otro una depresión involutiva, manifestaron una intensificación en la depresión después del curso, quizá en contraste con la forma en la que se habían sentido durante el entrenamiento. Su sensación de animación a lo largo del curso constituía un contraste marcado con su estado depresivo, y la experiencia resultó parecida al hecho de quitarle un dolor de cabeza a una persona que lo había padecido toda su vida. Si el dolor se volvía a presentar se hacía más notable. Sin embargo, estos pacientes sí obtuvieron mejores resultados en el EWI después del curso, y lograron hacer uso del entrenamiento. El paciente depresivo involutivo pudo usar la programación de Control Mental esa misma semana y funcionar con menos ansiedad en su trabajo; y la persona con la historia de depresión psicótica logró hablar de ciertas cosas que había sido incapaz de enfrentar previamente en las sesiones de terapia.
Otros veintiséis pacientes deprimidos, incluyendo tipos involutivos, psicóticos, esquizoafectivos y maniacodepresivos, se mostraron mucho menos deprimidos después del curso y no manifestaron efectos dañinos.
Una mujer informó que había experimentado una sensación repentina de tristeza durante una de las relajaciones. Un hombre, que no estaba incluido en los 75, abandonó el curso después del segundo día porque había percibido escenas retrospectivas de experiencias desagradables sufridas en Vietnam. No se pensó que su condición fuera peor que la que había tenido al empezar, pero no regresó para someterse a una evaluación posterior. (La relajación pone a las personas en contacto con los sentimientos. Por lo general se generan sentimientos de afecto y amor, en virtud de que el estado de ánimo del grupo es alegre y el enfoque es positivo. Pero en ocasiones poco frecuentes las personas evocan tristeza y recuerdos infelices).