»Sin embargo, en la biblioteca que tenemos ahí mismo, ustedes no podrán encontrar ni una sola obra de alquimia. Ni, por supuesto, encontrarán una copia del tratado de sir William Snow a propósito de las tormentas, ni ningún otro trabajo sobre esa materia. John Montague, cuando vino aquí a petición de Drayton, encontró algunos papeles quemados en la chimenea del estudio. Pero los libros no arden con tanta facilidad: nadie puede deshacerse de una colección completa de libros de ese modo. Lo que les estoy diciendo es que esa colección de libros de alquimia jamás existió, y que no importa cómo acabara sus días Cornelius: lo cierto es que su forma de morir no tuvo nada que ver con la alquimia. Y aún más: digo que ese manuscrito de Tritemio jamás existió, excepto por el fragmento que Magnus inventó en honor del señor Montague; y digo finalmente que la historia que Magnus le contó a su tío era una muy diferente.
»No tenemos razón alguna para dudar de que Cornelius Wraxford estuviera efectivamente aquejado de un temor malsano hacia la muerte, aunque sólo sea porque el plan de Magnus no podría haber resultado efectivo si tal temor no hubiera existido. Recuerden también que Magnus Wraxford era un hombre de grandes poderes persuasivos, un reputado mesmerista… y creo firmemente que poseía un genio excelente para la improvisación. Supongan ustedes que vino a ver a su tío y le dijo algo de este tenor: "Conozco un invento nuevo y maravilloso, con extraordinarios poderes para alargar la vida, basado en los trabajos del gran profesor Faraday; y, además, tiene la ventaja de que te permitirá estar absolutamente a salvo durante las tormentas eléctricas. Casual y afortunadamente, esta armadura se adapta perfectamente a nuestro propósito: si me permites, la prepararé para que puedas utilizarla". Uno de los expertos que llevaron a cabo la investigación, como ustedes recordarán, explicó que la armadura funcionaría como una "jaula de Faraday", en la cual toda la carga eléctrica pasa por el exterior del receptáculo dejando al ocupante completamente ileso. El médico forense se burló de esta idea, pero para un viejo temeroso, cuyo único contacto con el mundo exterior era lo que le pudiera contar su sobrino, aquello podría haber sonado perfectamente plausible.
»Con la activa cooperación de su tío, Magnus había construido lo que se podría considerar una trampa mortal y que se ajustaba perfectamente a la siniestra reputación de la mansión. La muerte del joven Felix Wraxford en 1795, y la subsiguiente desaparición de Thomas en 1821 (doy por seguro que ambas fueron accidentales, pero eso nunca lo sabremos), se entretejieron también en la historia que Magnus se estaba inventando, sin duda con la mirada puesta en su utilidad una vez que la mansión pasara a sus manos.
»Pero había una grave dificultad: los rayos podrían caer sobre la mansión a la semana siguiente o bien podrían no caer durante los siguientes diez años, y nada garantizaría que Cornelius quisiera ocupar la armadura en ese caso. Y Magnus, habiendo preparado a John Montague para la inminente muerte de Cornelius, ahora tenía que asegurarse de que ocurriría. Yo estoy seguro de que su plan era abandonar su casa de Londres y trasladarse a una parte remota del país… digamos… a Devon, por ejemplo, adoptar un disfraz adecuado y venir a la mansión. Una vez en las dependencias de su tío (y les recuerdo una vez más que sólo conocemos las relaciones que había entre ellos por lo que decía el propio Magnus), podría haber acabado con la vida del anciano fácilmente, habría colocado el cuerpo en la armadura y podría haber descargado "un rayo" desde la seguridad de los bosques circundantes.
»Arriesgado, dirán ustedes, y estoy de acuerdo. Pero, como un verdadero artista, estaba preparado para correr cualquier riesgo si ello le permitía alcanzar el objetivo que perseguía. Y entonces la fortuna vino en su ayuda con un increíble golpe de suerte: John Montague estaba tan nervioso por la tormenta que se aproximaba que le envió un telegrama a Magnus para contárselo, dándole así algunas horas para prepararlo todo.
»Ahora ya no había necesidad de ningún rayo artificial. Magnus sólo tenía que colocar el cuerpo de su tío en la armadura y huir sin que nadie lo viera. Pero… ¿por qué no pudo encontrarse el cuerpo? Incluso suponiendo que un rayo verdaderamente cayera sobre la mansión, no creo que Cornelius se hubiera vaporizado en el aire: el propio destino desgraciado de Magnus es la prueba de ello. Y me niego a creer que su desaparición en el momento justo fuera una mera coincidencia. Sin embargo, no es evidente que la desaparición de Cornelius favoreciera los intereses de Magnus: el hecho cierto es que se vería obligado a soportar un retraso de dos años antes de poder tomar posesión de la propiedad, además de un enojoso y caro proceso en los tribunales.
Levantó la mano para adelantarse a una pregunta del profesor Charnell.
– Con su permiso, me gustaría completar mi tesis antes de entrar a debatirla. Durante ese intervalo de dos años, Magnus Wraxford se casó con una joven que supuestamente poseía poderes psíquicos: un cómplice ideal para el fraude que pensaba perpetrar.
Yo había escuchado, hasta ese momento, con arrebatada atención, pero la última observación me dejó helada. Estaba a punto de protestar cuando me di cuenta de que no podía hacerlo sin desvelar la existencia del diario.
– Aunque las pruebas de Godwin Rhys, John Montague y el mayordomo Bolton condujeron al tribunal a creer que los Wraxford habían estado distanciados durante algún tiempo, es posible que el distanciamiento entre ellos fuera fingido, inicialmente, para favorecer la seducción de la señora Bryant por parte de Magnus, y quizá también para acrecentar el efecto de los poderes de Eleanor Wraxford: si la vieran como una médium que actúa incluso contra su deseo, la ilusión sería aún más convincente. Magnus hizo el primer acercamiento, y tuvo éxito al conseguir sacarle las diez mil libras iniciales antes de que Eleanor Wraxford entrara en escena. Ese dinero, como ustedes saben, se convirtió en una gargantilla de diamantes: un bien fácilmente transportable y canjeable.
»La intención de Magnus, estoy seguro de ello, era poner en escena una sesión de espiritismo que se parecería mucho a la demostración de esta noche. El don de Eleanor Wraxford habría entrado en acción y probablemente el marido fallecido de la señora Bryant habría aparecido, animándola a dedicar su fortuna completa al sanatorio de Magnus Wraxford. Pero para cuando el grupo llegó a la mansión, Eleanor Wraxford se había rebelado contra su marido. Quizá estaba celosa de la señora Bryant, o quizá, como alguien ha sugerido, tenía pensado fugarse con su amante. Su condición mental, en cualquier caso, era ciertamente inestable. Había sido despreciada por su propia familia, y su novio anterior había muerto aquí mismo, en la mansión, en misteriosas circunstancias. Y, según Magnus, tal y como dejó dicho Godwin Rhys, ella había previsto su muerte en una visión. Magnus la había enviado aquí con su bebé, de quien ella no se podía separar, para preparar su parte en el engaño.
De nuevo abrí la boca para protestar, y de nuevo me lo pensé mejor.
– Magnus debió de tener una confianza casi absoluta en su poder sobre ella. Pero luego su plan se fue al traste con la muerte de la señora Bryant la misma noche de su llegada.
»Tal vez recuerden ustedes que se encontró una nota, con la caligrafía de Eleanor Wraxford, invitando a la señora Bryant a encontrarse con ella aquí, en la galería, a medianoche. Aquí se ofrecen varias posibilidades. Puede ser que Eleanor hubiera pensado traicionar el plan de Magnus, o simplemente arruinarlo aterrorizando a la señora Bryant. Ustedes han podido ver cuán fácil resulta aterrorizar a una dama de corazón sensible utilizando este entramado; a una dama de corazón sensible se le puede dar un susto de muerte, literalmente. Desde luego, Magnus corría el riesgo de fracasar con su demostración y, así, matar la gallina de los huevos de oro, pero se trataba de un riesgo que tenía que correr. Además, la señora Bryant habría asistido a la sesión con la esperanza de ser testigo de algo verdaderamente asombroso. Por el contrario, en esta cita previa, fue cogida completamente por sorpresa y su corazón no lo resistió.