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Por fin habló Gant, con voz pausada y tranquila.

—El canto de las Hermanas es conmovedor. Aprecio el gesto, Sumo Iniciado, de su parte y de la tuya. —Pestañeó y frunció tristemente el entrecejo—. Sólo lamento que sus himnos no nos puedan devolver a Drachea de entre los muertos.

Keridil suspiró. Había temido tener que dar la noticia de que el hijo y heredero del Margrave había muerto estando bajo su protección. Gant había llegado aquel mismo día con su esposa y su séquito y se regocijó al enterarse de que Drachea había desbaratado por sí solo las maquinaciones del Caos, prestando un gran servicio al Círculo. Su hijo era un héroe... , pero en vez de compartir su gloria, el anciano recibió la noticia de su espantosa e ignominiosa muerte. Keridil había previsto palabras violentas, lamentaciones, acusaciones; pero el dolor callado y amargo del Margrave le resultaba aún más difícil de soportar. La Margravina se había desmayado y yacía ahora en la mejor habitación para invitados del Castillo, atendida por el médico Grevard; pero Gant rehusó todos los ofrecimientos de sedantes o calmantes, y en cambio, después de ver el cadáver de su hijo, solicitó una entrevista en privado con el Sumo Iniciado.

Keridil le contó toda la historia de la muerte de Drachea: cómo había sorprendido a Cyllan, después de que ésta escapara, en el acto de robar la piedra del Caos, y cómo ella le había asesinado. Hubiera querido confesar su sentimiento de responsabilidad por la muerte del joven; sin embargo, las disculpas parecían grotescamente inadecuadas; lo mejor que podía hacer era esperar a que Gant dijese lo que tenía que decir. Conociendo al Margrave, Keridil no dudaba de que hablaría sinceramente.

El canto se extinguió en una última y conmovedora armonía y el Margrave asintió con la cabeza como en señal de aprobación. Después miró de nuevo a Keridil y, esta vez, sus ojos eran duros como el hierro.

—Bueno, Sumo Iniciado. Sólo tengo que hacerte una pregunta. ¿Qué se hará para vengar el asesinato de mi hijo?

Keridil miró las notas que había estado tomando hacía algún rato. Aunque traerían poco consuelo a Gant, al menos vería que no había estado ocioso.

—Ya he puesto las cosas en movimiento, Margrave —dijo—. Tal vez habrás oído hablar de los recientes experimentos realizados en la provincia Vacía y en la de Wishet con aves mensajeras...

—Así es, Sumo Iniciado. En realidad, sugerí que se emplease este procedimiento en la búsqueda de mi hijo cuando desapareció por primera vez.

Keridil se sonrojó al oír el tono del anciano.

—Ciertamente..., bueno, los primeros experimentos fueron lo bastante afortunados para que pusiésemos la idea en práctica aquí, en el Castillo. Tenemos un maestro halconero de la provincia Vacía que ha venido a visitarnos, y sus aves han resultado más seguras y más rápidas que los mejores jinetes relevándose.

Los ojos de Gant adquirieron un brillo febril.

—Entonces puedes enviar...

—Ya lo he hecho. Tres aves han sido enviadas hoy, a mediodía, para llevar a la Tierra Alta del Oeste, a Han y a Chaun la noticia de lo que ha sucedido aquí. En cuanto lleguen a su destino, otras aves serán enviadas a otras provincias. La noticia llegará mañana a los sitios más apartados, e incluso el Alto Margrave la conocerá el mismo día.

Gant frunció los párpados.

—Y la muchacha, esa pequeña serpiente asesina..., ¿has enviado su descripción a todos los Margraviatos? ¿A todos los jefes de las milicias? —Cerró involuntariamente los puños sobre la mesa—. Hay que encontrarla, Sumo Iniciado, ¡y debe ser ejecutada!

La obsesión del Margrave era comprensible, dadas las circunstancias, pero Keridil no debía pensar solamente en el paradero de Cyllan. De las dos personas a quienes se buscaba, era con mucho la menos peligrosa, y aunque estaba resuelto a llevarla ante la justicia, tenía prioridades más urgentes. Sin embargo, se daba perfecta cuenta de que había que tratar a Gant con mucho tacto; cualquier insinuación de que el asesinato de su hijo ocupaba el segundo lugar en relación con otras consideraciones acarrearía más dificultades que las que Keridil Toln podía resolver en aquel momento.

—Ciertamente —dijo—, hemos difundido su descripción, Mar-grave, y confío en que no podrá escapar de la búsqueda durante mucho tiempo... , si es que sigue con vida, cosa que solamente podemos suponer. Todas las milicias serán puestas sobre aviso, y he pedido la máxima colaboración a todas las provincias. No obstante, debo añadir que nos enfrentamos con algo que podría tener consecuencias incluso más graves que el asesinato de Drachea. —Levantó la cabeza, vio la expresión del viejo y prosiguió, precavidamente—: Ahora sabes lo que ocurrió recientemente en el Castillo, cómo se produjo y quién lo perpetró. El causante está todavía en libertad y es mil veces más peligroso que Cyllan Anassan. Por favor... —añadió rápidamente, cuando pareció que Gant iba a protestar—, comparto tu afán de encontrar a la muchacha y castigarla. Pero no me atrevo a descuidar la búsqueda de Tarod. Es mucho más que un simple homicida; es una encarnación del Caos. Margrave, tú mismo has visto y oído hablar un poco de los estragos que es capaz de provocar. ¿Puedes imaginarte cuál sería el destino de todos nosotros si semejante poder monstruoso del mal circulase a sus anchas por el mundo?

Gant guardó silencio y Keridil supo que sus palabras habían dado en el blanco.

—No quiero causar una alarma innecesaria en la Tierra, sobre todo en este momento —añadió a media voz—. Pero faltaría a mi deber si no advirtiera inmediatamente del peligro. Si he de ser brutalmente sincero, nuestro mundo podría estar expuesto a un peligro como no se ha visto igual desde la caída de los Ancianos. Y no me avergüenza confesar que tengo miedo.

¿Había cometido un error al ser tan franco? La cara del Margrave adquirió una expresión crispada y tensa, y su mirada se fijaba inquieta, a intervalos, en la ventana.

—Sumo Iniciado, me cuesta creer... —tosió para aclararse la garganta al quebrarse involuntariamente su voz—, me cuesta creer que el Círculo, en el que reside el poder y la sanción del propio Aeoris...

Hizo la señal del Dios Blanco sobre el corazón, pero pareció incapaz de terminar la frase.

Keridil suspiró.

—Desearía fervientemente que la mitad de lo que se cuenta sobre las facultades del Círculo fuese verdad, Margrave; pero lo cierto es que, aunque tengamos el beneplácito de Aeoris, sería tonto presumir que tenemos su poder o algo que se le parezca. —Su expresión se endureció—. Esta es una lección que he aprendido recientemente por amarga experiencia, y pretender lo contrario sería tentar al destino. — Apretó los puños y sus nudillos se pusieron blancos—. Sin la joya de que te hablé, Tarod no es en modo alguno invencible. Pero si encuentra a esa muchacha antes que nosotros y recupera la piedra, tendrá de nuevo todo su poder. Y esto significa el poder de traer de nuevo todas las fuerzas del Caos y la oscuridad sobre el mundo.

— ¡Pero ningún hombre puede ejercitar semejante hechicería!

—Ningún hombre, es verdad; pero ahora no nos enfrentamos a un hombre. Tarod está emparentado con el Caos; ha nacido del Caos. No pongas en duda sus facultades, Margrave. Yo cometí una vez ese error.

Gant rebulló incómodo en su sillón, contrariado.

—Esto es más grave de lo que creía. Comprendo tu preocupación, Keridil, y la comparto. —Trató de sonreír—. Si el deber te obliga, también me obliga a mí, y reconozco que las consideraciones personales deben pasar a segundo plano. ¿Cómo te ayudará la provincia de Shu?

Keridil dio gracias en silencio por el firme sentido común innato que caracterizaba al viejo, reforzado por veinte años de rígido gobierno. La provincia de Shu podía jactarse no sólo de tener el puerto de mar más grande y seguro del mundo, sino también de poseer una fuerte y eficaz milicia, y los recursos del Margraviato eran de los mejores que podían encontrarse en cualquier parte. Gant sería un aliado de valor inestimable.