– Venga -dijo Paloma.
– Lo que yo te diga. Y la llave la tiene don Jacinto Horcajo. Es una llave que vale un pastizal de millones. Como se llegue a enterar algún quinqui, ríete de la batalla de Stalingrado.
– Qué tío Jacinto. Si no le llega a pegar el tiro que le metió al holandés, estarías fiambre.
– Ya -dijo el Gera-, ahora le debemos la vida los dos.
– Sigue siendo el tío más malo del mundo.
– Oye -dijo Paloma-, ¿a ti por qué te pusieron Gera?
Fernando Schwartz
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