El puente de Cabrillo corre sobre la autopista 63, donde cruza Balboa Park.
Art aparca el coche al oeste, junto a la pista de bolos a la que van los viejos, vestidos de blanco de pies a cabeza, para jugar con parsimonia bajo el sol de la tarde. Abre la puerta del coche, saca a Adán por el codo y le enseña la 38 que lleva al cinto.
– Intenta huir, por favor -le dice.
Después empuja a Adán hacia el extremo oeste del puente y empiezan a caminar hacia el este, en dirección a la parte principal de Balboa Park.
La piedra del puente brilla suavemente con reflejos dorados bajo las luces ámbar.
A su derecha, Art ve las torres de oficinas del centro y el enorme letrero de neón rojo que anuncia hotel cortez, el cual domina la línea del horizonte.
Al otro lado están el puerto, el mar y el puente de Coronado, que se alza como un sueño de su base en Chicano Park, en Barrio Logan, donde él creció. A su izquierda se halla la sima de Palm Canyon, cuyos cipreses y pinos se ciernen sobre el lado oeste de la autopista, detrás de él, con el zoo de San Diego al nordeste. Justo enfrente está Balboa Park, con la California Tower alzándose sobre dos altas palmeras como la parte superior de una tarta de boda. El puente se adentra en el Prado, la larga y ancha pasarela que corre entre los museos y los jardines, y al final del Prado una torre de agua salta hacia el cielo nocturno desde la plaza de Balboa.
Ha hecho este paseo muchas veces.
Así que asesinaron al padre Juan como parte de la Operación Niebla Roja, piensa Art.
Y Hobbs lo ordenó.
Por primera vez en mucho tiempo, la clarividencia de Art es perfecta.
Ahora lo ve todo.
Callan se queda mirando la frente de Keller, y luego su pecho, y luego otra vez su frente. Pégale un tiro en la cabeza, le ha dicho Scachi. Los narcos les pegan tiros en la cabeza a los renegados.
Art ve faros brillar enfrente, cuando un coche entra en el gran círculo que hay en medio del Prado y se dirige hacia él. El coche, un Lincoln negro, se detiene en el extremo este del puente.
Art ve que Scachi sale y abre la puerta de atrás. Hobbs baja poco a poco, apoyado con fuerza sobre su bastón, aunque Scachi le sostiene. Después Scachi da la vuelta al coche y abre la otra puerta, y Nora baja del vehículo con movimientos elegantes, como una mujer acostumbrada a que le abran las puertas.
Nota que el brazo de Adán se tensa.
Después alguien más baja del coche renqueando.
El hombre ha envejecido. Tiene el pelo plateado, y también el bigote. Está más delgado, pero su porte todavía es el de un caballero del Viejo Mundo.
Siempre galante, Tío toma a Nora del brazo.
Adán la ve y sonríe.
Está encantadora, todavía más bajo la suave luz. Da la impresión de que ha recuperado la vitalidad, la feminidad. Intenta correr hacia ella, pero Art le retiene. En realidad, da igual, porque ella se acerca a él.
No te acerques demasiado.
Es lo que piensa Callan cuando Nora cruza el puente. Reúnete con Barrera y regresa al coche. Ella no sabe lo que va a pasar. No hay motivos para que lo sepa. Confía en que ya haya vuelto al coche cuando él apriete el gatillo.
No hace falta que la salpique más sangre.
Se encuentran justo al oeste de la mitad del puente.
Scachi se adelanta a los demás y se detiene ante Art.
– No te ofendas, Art. Necesito tu arma.
Art echa hacia atrás la chaqueta, Scachi coge su 38 y la embute en su cinturón. Después da la vuelta a Art, le obliga a apoyarse contra la barandilla del puente y le cachea. Al no encontrar nada, indica con un ademán a los demás que se acerquen.
Art ve que Tío se aproxima con Nora tomada del brazo. Como si estuvieran recorriendo el pasillo de la iglesia, piensa Art.
Hobbs cojea detrás.
Tío mira el rostro ensangrentado y destrozado de Adán.
– No has cambiado nada, sobrino mío -dice a Art.
– Tendría que haberte metido una bala en la cabeza cuando tuve la oportunidad.
– Tendrías que haberlo hecho -admite Tío-. Pero no lo hiciste.
– ¿Qué estás haciendo aquí?
– Vine para que mi sobrino supiera que no iba a pasarle nada -dice Tío-, y para que no le asesinaran. Da la impresión de que he llegado justo a tiempo.
Abraza a Adán, rodea su cabeza con las dos manos, procura no mancharse de sangre el traje.
– Adán, sobrino mío, ¿qué te han hecho?
– Me alegro de verte, Tío.
– Quítale las esposas, por favor -dice Tío.
Art se coloca detrás de Adán, le quita las esposas y le empuja hacia delante.
Hobbs mira a Art.
– Eres un hombre de palabra, Arthur -dice-. Eres un hombre de honor.
Art sacude la cabeza.
– La verdad es que no.
Agarra a Hobbs, le obliga a dar la vuelta delante de él a modo de escudo, con la mano izquierda alrededor de su cuello y la otra detrás de su cabeza. Un solo giro le matará.
Scachi saca la pistola, pero tiene miedo de disparar.
– Tira la pistola, Sal, o le romperé el puto cuello. -Hazlo y te mataré. -De acuerdo.
Sal deja la pistola sobre el puente.
– Ahora la mía.
Sal deja la 38 de Keller al lado de la suya. Después mira hacia el risco que se eleva detrás de Keller y hace una señal.
Callan lo ve.
Apunta a la cabeza de Keller y respira hondo.
«Cambia de vida.»
– Nora -dice Art-, tira una pistola desde el puente y dame la otra.
Adán ríe.
Hasta que Nora arroja una de las pistolas.
– ¿Qué estás haciendo?-grita Adán.
Ella le mira a los ojos.
– Yo era el soplón, Adán. Siempre fui yo.
Adán echa la cabeza hacia atrás.
– Yo te amaba.
– Mataste al hombre que amaba -replica Nora-. Y nunca te quise.
Entrega la pistola a Art.
– ¡Dispara! -grita Sal mirando por encima del hombro de Keller.
Art se gira hacia el tirador.
Scachi saca una segunda pistola del cinto y la apunta a la espalda de Art.
Callan mete la bala en la cabeza de Scachi,
Sal desaparece de la mira telescópica.
Tío se lanza hacia la pistola de Scachi.
Art se vuelve.
Tío levanta la pistola.
Art le mete dos balas en el pecho.
El dedo de Tío aprieta el gatillo en un acto reflejo.
La bala atraviesa la cadera de Hobbs y se hunde en la pierna de
Art.
Los dos caen.
Hobbs se levanta, agarra el bastón y empieza a alejarse del puente dando tumbos, como un borracho.
Callan apunta al frágil pecho del hombre.
Una rosa de sangre florece en la espalda de Hobbs.
Su bastón cae sobre la piedra con un ruido metálico.
Adán se arrastra hacia Tío.
Coge la pistola de la mano de su tío.
Callan intenta disparar, pero Nora se interpone.
Art se pone de rodillas y ve a Adán arrodillado junto a Tío.
La pistola de Adán dispara una vez, dos veces, y ambas balas pasan rozando a Art.
Aturdido, apunta y dispara.
Las balas se clavan en el cadáver de Tío.
Adán vuelve a disparar.
Art echa la cabeza hacia atrás, un hilo de sangre remolinea en el aire, y Art se desploma sobre la barandilla del puente, mientras su pistola cae hacia la autopista.
Adán vuelve la pistola hacia Nora.
– ¡al suelo!-grita Callan.
Nora se tira al suelo.
Y también Adán.
Cae sobre su estómago y se arrastra sobre el puente, disparando hacia atrás al mismo tiempo.
Callan no puede disparar a través de la barandilla, ni siquiera ve a Adán. Deja caer el rifle y corre hacia el puente.
Adán se levanta y corre.