El otro tío que hay en la barra, aparte de Billy Shields, el camarero, es Little Mickey Haggerty. Little Mickey está sentado al final de la barra y está bebiendo como si le fuera la vida en ello, debido a una inminente cita con un juez que va a alejarle entre ocho y doce meses de su siguiente Bushmills. Little Mickey llegó con una pila de monedas de veinticinco centavos, que ha ido introduciendo en la máquina de discos mientras apretaba el mismo botón. E-5. De modo que Andy Williams ha estado cantando «Moon River» durante toda la última hora, pero los chicos no dicen nada porque conocen la mala hostia que gasta Little Mickey.
Es una de esas tardes mortales de Nueva York (una de esas tardes de «no es el calor, es la humedad»), cuando la camisa se pega a la espalda y las rencillas se recrudecen.
Y de eso está hablando O-Bop a Callan.
Están sentados a la barra y beben cervezas, y O-Bop no puede cambiar de tema.
Lo que le hicieron a Michael Murphy.
– Lo que le hicieron a Michael Murphy no estuvo bien -dice O-Bop-. Estuvo mal.
– Sí -admite Callan.
Lo que le pasó a Michael Murphy fue que mató a tiros a su mejor amigo, Kenny Maher. Fue una de esas cosas. Los dos estaban colocados en aquel momento de barro mexicano, la heroína que corría por el barrio en esa época, y fue una de esas cosas. Una discusión entre dos yonquis que se les escapa de las manos, y Kenny le da unas cuantas hostias a Michael, Michael se cabrea, se larga, consigue una pistola pequeña del 25, sigue a Kenny hasta su casa y le mete una bala en la cabeza.
Después se sienta en mitad de la puta calle Cuarenta y nueve, llorando porque ha matado a su mejor amigo. Es O-Bop el que aparece y se lo lleva antes de que llega la pasma, y como la Cocina del Infierno es como es, los polis nunca descubren quién le dio el pasaporte a Kenny.
Solo que los polis son los únicos del barrio que no saben quién mató a Kenny Maher. Todo el mundo lo sabe, incluido Eddie Friel, lo cual es una mala noticia para Murphy. Porque Eddie «Carnicero» Friel es el recaudador de impuestos de Big Matt Sheehan.
Big Matt es el jefe del barrio, es el jefe del sindicato de estibadores del West Side, es el jefe de los camioneros locales, es el jefe del juego, de los usureros, de las putas, lo que quieras… pero Matt Sheehan no permite la entrada de drogas en el barrio.
Es una cuestión de orgullo para Sheehan, y el motivo de su popularidad entre la gente mayor de la Cocina.
– Ya podéis decir lo que queráis de Matt -dicen-. Ha mantenido a nuestros chicos alejados de las drogas.
A excepción de Michael Murphy, Kenny Maher y unos cuantos más, pero da la impresión de que eso no afecta a la reputación de Matt Sheehan. Y una gran parte de la reputación de Matt se la debe a Eddie el Carnicero, porque todo el mundo le tiene un miedo tremendo. Cuando Eddie el Carnicero va a recaudar dinero, pagas. Pagas con dinero, preferiblemente, y, si no, pagas con sangre y huesos rotos.Y aun así, le sigues debiendo dinero.
En un momento dado cualquiera, la mitad de la Cocina del Infierno le debe dinero a Big Matt Sheehan.
Otra explicación de por qué todos fingen apreciarle.
Pero O-Bop oye a Eddie hablar de que alguien debería encargarse del puto yonqui de Murphy, y va a ver a Murphy y le dice que debería marcharse un tiempo. Y Callan también. Callan se lo dice no solo por la fama de Eddie de apoyar con hechos sus amenazas, sino porque Matty ha corrido la voz de que las matanzas entre yonquis son perjudiciales para el barrio y perjudiciales para su reputación.
Así que O-Bop y Callan le dicen a Murphy que debería abrirse, pero Murphy dice que a la mierda, que se va a quedar donde está, y ellos se figuran que quiere suicidarse por haber matado a Kenny. Y unas semanas después, ya no se le ve el pelo, así que llegan a la conclusión de que ha sido listo y se ha largado, hasta la mañana en que Eddie el Carnicero aparece en el Shamrock Café con una gran sonrisa y un cartón de leche.
Lo va exhibiendo por el bar, y cuando llega a donde Callan y O-Bop están intentando tomar un café tranquilamente para matar la resaca, inclina el cartón para que O-Bop lo vea y dice:
– Eh, echa un vistazo.
O-Bop mira dentro del cartón y vomita al instante sobre la mesa, lo cual a Eddie le parece para morirse de risa, y llama marica a O-Bop y se marcha soltando carcajadas.Y la comidilla del barrio durante las siguientes semanas es que Eddie y el capullo de Larry Moretti, su colega, fueron al apartamento de Michael, le metieron en la ducha y le apuñalaron unas ciento cuarenta y siete veces, y después lo cortaron en pedazos.
La historia es que Eddie el Carnicero se trabaja el cuerpo de Michael Murphy, lo trocea como si fuera un cerdo, mete los diversos pedazos en bolsas de basura y las esparce por toda la ciudad.
Excepto la polla de Michael, que mete en el cartón de leche para exhibirla por el barrio, para que no exista la menor duda de lo que te puede pasar cuando jodes a uno de los amigos de Eddie.
Y nadie puede hacer nada al respecto, porque Eddie es uña y carne con Matt Sheehan, y Sheehan ha llegado a un acuerdo con la familia Cimino, así que es intocable.
Solo que seis meses después, O-Bop sigue dándole vueltas al asunto.
Y dice que no está bien lo que le hicieron a Murphy.
– De acuerdo, tal vez tenían que matarle -dice O-Bop-, pero ¿así? ¿Exhibiendo por ahí esa parte de él? No, eso está mal. Muy mal.
El camarero, Billy Shields, está limpiando la barra (tal vez la primera vez en su vida), y se está poniendo muy nervioso al oír a este chico poner verde a Eddie el Carnicero. Está limpiando la barra como si fuera a practicar una operación quirúrgica sobre ella.
O-Bop ve que el camarero le está mirando, pero eso no le refrena. O-Bop y Callan le han estado dando todo el día, paseando por la orilla del Hudson, fumando porros en un garito y bebiendo cervezas que llevaban en bolsas de papel marrón, de manera que, si no están del todo idos, tampoco están exactamente allí.
Y O-Bop, dale que dale.
De hecho, fue Kenny Maher quien le puso el mote de O-Bop. Están todos en el parque jugando al hockey, y se toman un descanso cuando Stevie O'Leary, como se le conocía todavía entonces, aparece, y Kenny Maher mira a Stevie y dice:
– Deberíamos llamarte Bop.
A Stevie no le disgusta. ¿Qué tiene?, ¿quince años? Que un par de tíos mayores te pongan un mote es guay, así que sonríe y dice:
– ¿Bop? ¿Por qué Bop?
– Por tu forma de andar -dice Kenny-. Das un saltito a cada paso. Como si bailaras.
– Bop -dice Callan-. Me gusta.
– ¿A quién le importa lo que te gusta? -pregunta Kenny. Interviene Murphy.
– ¿Cómo puedes llamar «Bop» a un irlandés? Mira ese puto pelo rojo. Cuando se para en una esquina, los coches frenan. Fijaos en la puta piel blanca y las pecas, por los clavos de Cristo. ¿Cómo puedes llamarle «Bop»? Suena a negro. Es el tío más blanco que he visto en mi vida.
Kenny medita al respecto.
– Tiene que ser irlandés, ¿eh? -Sí, joder.
– De acuerdo -dice Kenny-. ¿Qué tal O'Bop? Aunque pone énfasis en la O, de modo que se convierte en O-Bop.
Y se queda.
En cualquier caso, O-Bop sigue dale que dale con Eddie el Carnicero.
– O sea, que le den por el saco a ese tío -dice-. ¿Porque está conchabado con Matty Sheehan puede hacer lo que le salga de los huevos? ¿Quién cojones es Matty Sheehan? ¿Un irlandés borracho de clase media que aún sigue llorando por Jack Kennedy? ¿Tengo que respetar a ese tío? Que le jodan. Que se jodan los dos.
– Tranqui -dice Callan.
– Tranqui, una mierda -dice O-Bop-. No estuvo bien lo que le hicieron a Michael Murphy.
Se inclina sobre la barra y se concentra en su cerveza. Se ha vuelto amarga, como la tarde.
Unos diez minutos después, Eddie Friel entra.
Eddie Friel es un tipo grandote.
Se sienta, ve a O-Bop y dice en voz muy alta:
– Eh, pelopolla.