Dije: Es fácil, Señor. ¿Por qué no apareces en el cielo y se lo dices a ellos, como acabas de decírmelo a mí?
Rió otra vez y dijo: Ah, no, Tomás, es demasiado fácil eso. Te dije que no manejo un teatro de títeres. Tienen que querer levantarse de la desesperación. Tienen que dar el primer paso solos. ¿Me sigues, Tomas?
Sí, Señor, pero ¿qué tiene que ver conmigo?
Y Él dijo: Preséntate ante ellos, Tomás, y cuéntales todo eso de tu vida malgastada, inútil, desafiante, y luego cuéntales cómo el Señor te dio la oportunidad de hacer algo que valiera la pena, para cambiar, cómo te elevaste por encima de tu ego malo y aceptaste la oportunidad. Y luego diles que se reúnan y recen y renueven la fe y pidan una Señal del cielo. Tomás, si te escuchan, si rezan y es una oración sincera, te prometo que sí les daré una Señal, que sí me revelaré a ellos y todas las dudas caerán como escamas de sus ojos. ¿Harás eso para mí, Tomás?
Amigos, yo escuché al Señor, y descubrí que temblaba y tiritaba y empecé a sudar, y al instante, en un abrir y cerrar de ojos, yo ya no era el viejo, sucio Tomás; era alguien nuevo y limpio, era un hombre con altos propósitos, un hombre que creía en algo más grande y mejor que sus propios deseos codiciosos. Y yo bajé a caminar entre vosotros, cambiado como estaba, y os conté mi historia y todos conocéis el final de la historia, cómo nos juntamos libremente y le ofrecimos nuestro corazón a Él y cómo nos garantizó un milagro hace dos semanas y media, y nos dio una Señal de que todavía nos protege.
¿Pero qué veo ahora, en estos últimos días después de que nos fue dada la Señal? ¿Qué veo?
¿Dónde está ese nuevo mundo de fe? ¿Dónde está ese nuevo sueño de esperanza? ¿Dónde está la humanidad, hombro con hombro, alabándole a Él y trabajando juntos para alcanzar la luz?
¿Qué veo? Veo este podrido planeta que se vuelve negro por dentro y se parte desde la médula. Veo el cáncer de la duda. Veo el virus de la confusión. Veo Su Señal mal interpretada por todas partes, y su belleza pisoteada y destruida.
Veo a tontos pintados que bailan y tocan tambores y gritan que el mundo será destruido al fin de este año de mil novecientos noventa y nueve. ¿Qué locura es ésta? ¿No ha hablado Dios? ¿No os ha dado jubilosas noticias? ¡Dios está con nosotros! ¡Dios es bueno! ¿Por qué estos apocalipsistas no aceptan todavía la verdad de Su Señal?
¡Incluso peor! ¡Todos los días se forman nuevas locuras! ¿Qué son estos cultos que surgen entre nosotros? ¿Quién es esta gente que exige de Dios que regrese y explique en detalle sus propósitos, como si no fuera bastante para ellos la Señal? ¿Y quiénes son estos cobardes blasfemos que dicen que debemos echarnos en tierra y llorar lágrimas lastimosas, porque hemos evocado no a Dios sino a Satanás, y que la destrucción es nuestra suerte? ¿Quiénes son estos hombres de alma vacía que balan y murmuran y lloriquean entre nosotros? Y mirad a los eminentes clérigos en sus vestiduras de sacerdote y brillantes tiaras que intentan explicar —para hacerla desaparecer— ¡que la Señal es algún accidente de la naturaleza! ¿Qué manera de hablar es ésta y de los propios ministros de Dios? ¡Observad a los antiguos descreídos, que chillan como monos asustados ahora que se les ha desgarrado y arrancado su impiedad! ¿Qué veo? Veo locura y terror por todos lados, ¡donde sólo debiera ver la felicidad abundante!
Os ruego, amigos, tened cuidado, pedid consejo al alma. Os ruego que penséis claramente ahora si alguna vez habéis pensado algo. Escoged una senda sabia, amigos, o tiraréis toda la gloria del Día de la Señal y devastarais nuestro gran logro. No deis consuelo a las fuerzas de las tinieblas. Guardaos de estos buhoneros de cultos lunáticos. Luchad para recobrar la maravilla de ese momento cuando toda la humanidad habló con una sola voz. Os ruego —¿cómo podéis dudar de Él ahora?—, os ruego —la fe— el triunfo de la fe —que no permitamos— que no —permitamos—, no permitamos.
(¡Jesús, mi garganta! Todo este griterío, es como tragar fuego. Dame esa botella, ¿quieres? Anda, ¡dámela! El vino. El vino. Ah. Ah. Ah, mucho mejor. Mucho mejor, ah, sí. No, espera, dámela otra vez —bien, bien—, no me mires así, Saúl. Ah. Ah.)
Y así yo os imploro hoy, hermanos, hermanas en el Señor —hermanos (¿qué decía, Saúl? ¿Qué empecé a decir?)—. Os llamo que os dediquéis de nuevo —que os ofrezcáis a (¿es eso? no me acuerdo)— a una nueva Cruzada de la Fe, eso es lo que necesitamos, purgarnos de todas las dudas y de toda la indecisión y todo nuestro (¡ay, Jesús: Saúl, me pierdo, no me acuerdo dónde diablos debo estar. Que toquen la música. Pronto. Ya está. Bien y más alto. Más alto.) Amigos, ¡vamos a cantar todos! ¡Alzad la voz jubilosa hacia Él!
¡Así se hace! ¡Cantad! ¡Cantad todos!
5
Ceremonias de inocencia
Por el mundo entero continúa la búsqueda de una reacción apropiada al acontecimiento del día 6 de junio. No se ha establecido ninguna interpretación satisfactoria de los eventos de ese día, aunque se han propuesto muchas. Mientras tanto las pasiones están encendidas; se pierde fácilmente la calma; un sorprendente grado de violencia ha complicado la situación. El retraso temporal de la rotación axial de la Tierra claramente ha impuesto una excepcional tensión emocional sobre la población entera del globo, creando fatigas serias que han persistido e incluso se han intensificado en las semanas subsiguientes. Crímenes aparentemente sin motivo, sobre todo el incendio intencionado y el vandalismo han aumentado mucho. Las autoridades gubernamentales del Brasil, la India, la República Árabe Unida e Italia han insinuado que grupos clandestinos revolucionarios o contrarrevolucionarios están detrás de muchas de estas actividades, al aprovecharse del extendido estado de inseguridad para fomentar el descontento. Ninguna evidencia de esto se ha hecho pública hasta ahora. Mucha hostilidad se ha dirigido contra las religiones organizadas, un fenómeno para el cual todavía no se ha encontrado una explicación generalmente aceptada, aunque varios sociólogos han afirmado que esta forma de comportamiento anticlerical violento es una reacción al fracaso hasta ahora de la mayoría de los cuerpos religiosos establecidos cuando intentaron dar interpretaciones oficiales para el llamado milagro del 6 de junio. Reportajes sobre la destrucción por parte de la muchedumbre, de templos de varios cultos, acompañados del informe sobre los heridos o muertos sufridos por el personal eclesiástico, han llegado de México, Dinamarca, Burma, Puerto Rico, Portugal, Hungría, Etiopía, las Filipinas, y en Estados Unidos, de Alabama, Colorado y Nueva York. Los líderes de la mayoría de los cultos principales han prometido hacer declaraciones dentro de poco. Mientras tanto, se ha desarrollado una tendencia en ciertos círculos eclesiásticos hacia el apoyo del concepto de una causa mecanicista o racionalista del acontecimiento del 6 de junio; así el martes el arzobispo de York, que subrayó que hablaba como ciudadano privado y no como prelado de la Iglesia de Inglaterra, declaró que no debíamos descartar enteramente la posibilidad de una manipulación de los movimientos de la Tierra por seres superiores originarios de otro planeta, empeñados en extender la confusión preparatoria de la conquista. Teólogos modernos, dijo el arzobispo, no ven una imposibilidad inherente en la doctrina de un acto de creación separado que diera origen a una especie inteligente en algún planeta extraterrestre o extragaláctico, ni tampoco es inconcebible, seguía, que pudiera ser el propósito último de Dios el causar una purga de la pecaminosa humanidad a manos de esa otra especie. Así, la retardación de la rotación de la Tierra podrá haber sido un intento por parte de estos enemigos del espacio de explotar las emociones generadas por la campaña reciente del llamado profeta Tomás el Proclamador. Un portavoz del Patriarca copto de Alejandría, al comentar favorablemente, dos días después, la teoría del arzobispo, añadió que, en la opinión particular del Patriarca, parece menos improbable la idea de que existieran tales especies ajenas que la de que un milagro divino del tipo del 6 de junio se pudiera invocar por la demanda popular. Varios otros líderes religiosos, hablando de manera semejante extraoficial, han advertido al público que no se debería aceptar demasiado rápidamente el concepto del arzobispo de York. El viernes, el doctor Nathan F. Scharf, Presidente de la Conferencia Central de Rabinos Americanos, pidió con urgencia que los científicos americanos e israelíes produjeran un esquema matemático generado por computadora, capaz de demostrar cómo una conjunción única pero natural de fuerzas astronómicas podría haberse resuelto en el acontecimiento del 6 de junio. La única respuesta a esta petición ha provenido de Ssu-ma Hsiang-ju, Ministro de Ciencias de la República Popular China, quien ha revelado que una fuerza operante de varios cientos de astrónomos chinos ya está trabajando en tal proyecto. Pero su colega soviético, el académico N. V. Posilippov, por el contrario, ha pedido una revisión de la teoría astronómica marxista-leninista para abarcar lo que él califica como «la posibilidad de intervención por fuerzas hasta ahora no identificadas, quizá de un aspecto sobrenatural, en los movimientos de los cuerpos celestes». Podemos concluir, por eso, que la situación está en estado variable. Los observadores están de acuerdo en afirmar que los principales beneficiados por el acontecimiento del 6 de junio, en este punto, han sido las varias sectas apocalípticas recientemente fundadas, que ahora consideran el llamado Día de la Señal como una indicación de la destrucción inminente de la vida en la Tierra. Sin duda, se podría encontrar en el aumento de la actividad de tales grupos el origen de gran parte de la violencia actual y de otros comportamientos irracionales. Una manifestación relacionada con lo anterior es la expansión dramática en semanas recientes de las sectas milenarias más antiguas, notablemente las iglesias de Pentecostés.