Nota del Autor
Aunque los protagonistas de este relato son imaginarios, el contexto descrito y las referencias a personajes históricos concretos son exactos. En efecto, Max Pulver fue un brillante especialista en grafología y Rilke estuvo en Toledo y quedó profundamente impresionado por la ciudad.
El partido nacional-socialista estaba prohibido en Austria, por lo que sus actividades eran clandestinas y no pocas veces se limitaban a la realización de obras sociales, como la entrega de comida a parados, o a manifestaciones de violencia, menos frecuentes que en Alemania. Esta circunstancia explica por qué resultaron tan importantes las concentraciones de nazis austriacos celebradas en el territorio del III Reich, especialmente en Aquisgrán. En ellas millares de jóvenes abrazaron el evangelio del nacional-socialismo y de la superioridad de la raza aria, contribuyendo a que su nación acabara siendo anexionada por Hitler.
El periódico entregado por Sepp a Eric es un ejemplar real de Der Stürmer, la publicación antisemita de Julius Streicher, uno de los grandes criminales de guerra ejecutados durante el proceso de Nüremberg. Exactas son también las citas de textos papales en las que se rechazaba, como intolerables falsedades, las acusaciones de asesinato ritual lanzadas contra los judíos.
La llegada de Himmler a Viena, un día antes del aterrizaje de Hitler, para llevar a cabo detenciones, y el paso del dictador por las calles de la capital austriaca, están reconstruidos sobre la base de textos de la época y documentales realizados entonces.
Los datos referidos al campo de concentración de Mauthausen -en el que morirían con posterioridad millares de presos españoles- son exactos, incluida la referencia a su cantera, trágicamente famosa. También es real la descripción que sobre la arbitrariedad de las detenciones -y de la puesta en libertad de los campos- aparece en la novela. Millares de personas, en su mayoría antes de estallar la guerra, fueron, como Ludwig Lehar, internadas en campos sin mediar juicio alguno, y algunas fueron puestas en libertad sin que tampoco se formulara explicación para semejante acto.
Por último, debo hacer una referencia al empleo de un simio para aumentar la tortura ocasionada por las SS a los reclusos de los campos de concentración. Lamentablemente, no se trata de un fruto de la imaginación del autor, pero tampoco lo es el comportamiento de aquellos que, como Karl y Tanya, se han seguido amando en todos los tiempos, por encima de cualquier circunstancia.
Madrid-Viena-Madrid, verano de 2003