Tomás adoptó una expresión atónita, dividida entre el escándalo y la admiración.
– ¿Robaste las páginas que estaban en esa carpeta?
– Sé que parece una locura, pero aquello era una verdadera mina de información y no pude controlarme. Coloqué la carpeta vacía en su lugar en el estante y después me senté en el sofá muy quietecito, lleno de dudas sobre lo que acababa de hacer, ya medio arrepentido, maldiciendo mi impulso e intentando volver a ponerlo todo en su lugar. Pero, mientras tanto, regresó el ingeniero y ya no tuve oportunidad de hacerlo. Me despedí de él algo deprisa y me fui corriendo enseguida al aeropuerto, sin pasar siquiera por el hotel.
– ¿Y saliste del país con esa carpeta?
– Con todo -dijo Filipe-. Me lo llevé todo.
– ¿No te descubrieron?
– Supongo que sí. Cuando aparecí en Viena por sorpresa y se lo conté a Qarim no pareció muy sorprendido porque yo supiera vina serie de cosas que no debía saber. Y la verdad es que fue ese mismo día, dos meses después de haber robado esas hojas, cuando mataron a Howard y a Blanco y estuvieron registrando mi casa y la de James.
– ¿Crees que sus muertes están relacionadas con el hurto de esos documentos?
– No estoy seguro -admitió Filipe-, pero los papelitos con el triple seis al lado de los cadáveres prueban que las muertes estaban relacionadas con nuestra investigación. Y esto responde también a la pregunta que me hiciste el otro día: ¿por qué razón nos perseguían a nosotros si había muchos científicos estudiando igualmente el calentamiento global del planeta? ¿Qué hacía de nuestro grupo un caso especial? -Hizo una pausa, como si quisiera prolongar la duda-. La respuesta es que estábamos en posesión de informaciones altamente confidenciales sobre lo que ocurría en los campos petrolíferos de la OPEP. -Bajó la voz-: Informaciones que ponen en entredicho la supervivencia del negocio del petróleo.
Tomás inclinó la cabeza y se volvió hacia su amigo, intrigado, espoleada su curiosidad.
– Caramba -exclamó-. Pero ¿qué demonios de informaciones son ésas?
Cruzaron Bathurst Street y siguieron avanzando, siempre por la agitada Pitt.
– Para que entiendas lo que tengo que contarte, es importante que domines algunos conceptos básicos del mundo del petróleo -observó Filipe-. Por ejemplo, ¿sabes lo que es un pico de producción?
– Qarim me lo explicó en Viena -dijo Tomás, íntimamente satisfecho por no tener que mostrarse como un absoluto ignorante en esta materia-. Se da cuando la producción supera la mitad de la reserva total. Se llama pico porque el gráfico de producción parece una montaña. -Hizo un dibujo en el aire con el dedo-. Sube hasta alcanzar el pico y después comienza a bajar.
Filipe esbozó una mueca.
– Es eso, pero no exactamente.
– Entonces, ¿qué es?
Esta vez fue su amigo quien dibujó el gráfico en el aire.
– La curva de la producción no es semejante a la curva de una montaña que sube, alcanza un pico y desciende, sino a la de una altiplanicie. Sube despacio, alcanza el pico, se mantiene elevada durante un determinado periodo y, de repente,¡pumba! -El dedo bajó bruscamente-. Cae como si se hubiese precipitado en un abismo.
– Una altiplanicie, ¿no?
– Es así la curva de la producción global del petróleo. Sube, alcanza el pico, se mantiene en el pico por un tiempo y, de un momento a otro, cae abruptamente. Y esto porque, al alcanzar el pico, las compañías petroleras y los países que son grandes productores hacen un enorme esfuerzo por mantener la producción elevada, y ese esfuerzo es el que explica la altiplanicie de la curva. El problema es que el esfuerzo no puede sostenerse indefinidamente, dado que las reservas son finitas, por lo que es inevitable que la producción caiga… y caiga con violencia. De un año para el otro.
– ¿Cuándo será ese pico?
– Como te dijo Qarim, el pico del petróleo no OPEP es inminente. De todos los países fuera de la OPEP, sólo Rusia parece capaz de aumentar la producción, pero no por mucho tiempo, e incluso eso es incierto. Un informe de la Academia de Ciencias rusa reveló que casi el sesenta por ciento de las reservas de Siberia Occidental están al borde del agotamiento, y que el presidente Putin ha promulgado un decreto en el que se clasifican las informaciones sobre las reservas petrolíferas como secreto de Estado. Si lo ha hecho, estimado amigo, es porque Rusia quiere ocultar algo. Por otro lado, el mar del Norte se encuentra agotado, Texas también, Canadá da señales de declive y Noruega parece a punto de cruzar el pico.
– Sí, me habló de eso. El petróleo no OPEP se acerca al final de su tiempo de vida. Pero ¿crees realmente en eso? ¿No es posible encontrar nuevos pozos?
– El problema es que el petróleo es un producto relativamente raro, debido a las condiciones excepcionales que se necesitan para que la naturaleza lo fabrique. En todo el planeta se han detectado, en total, sólo seiscientos sistemas capaces de producir petróleo y gas en cantidades rentables. De esos seiscientos sistemas, cuatrocientos ya han sido o están siendo explotados, y los doscientos restantes se encuentran en el Ártico o en aguas profundas, y no existe la seguridad de que posean petróleo o gas. Sólo para que te hagas una idea, en los últimos cuarenta años únicamente se han descubierto cuatro campos petrolíferos supergigantes fuera de Oriente Medio: el campo chino de Daqing, en 1961; el campo ruso de Samotlor, en 1963; el campo de Prudhoe, en Alaska, en 1967; y el campo mexicano de Cantarell, en 1975. Desde entonces hasta ahora, nada más. Sólo pozos más pequeños. Y, de estos cuatro últimos supergigantes, sólo Daqing y Cantarell mantienen producciones elevadas, aunque ya con señales de declive. Ya se han traspasado los picos en todos ellos. Y, si dejamos de lado los supergigantes y sólo nos concentramos en los campos gigantes, comprobamos que la tendencia es la misma. La mayor parte de los que han entrado en producción después de 1970 se agotaron hacia el año 2000, como es el caso de los campos Brent y Forties, del mar del Norte. Y sólo tres han entrado en funcionamiento desde 1990. -Miró a Tomás a los ojos-. ¿Entiendes lo que está pasando? El petróleo no OPEP está realmente al borde del pico irreversible, si es que no lo ha cruzado ya.
– Pero ¿cómo es que nadie sabe nada?
– Por varias razones -consideró Filipe-. La principal es que la información sobre el petróleo aún existente es muy engañosa. Por ejemplo, una de las agencias petroleras más respetadas del mundo, el US Geological Survey, calcula que las reservas mundiales de petróleo se sitúan en alrededor de 2,5 billones de barriles.
– ¿Eso es mucho?
– Para que te hagas una idea: se estima que hasta ahora el mundo ha consumido poco más de un billón de barriles.