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Otra cosa más que parecía ser exactamente como debía.

Un ligero golpe en la puerta anunció la llegada de Jonas. Entró y de inmediato centró la atención en ella, recorriéndola con una mirada claramente posesiva, desde los rizos a las puntas de sus escarpines de raso color melocotón.

La lenta sonrisa de Jonas la enterneció. Cuando los ojos oscuros de su marido se encontraron con los de ella, el amor ardía en sus profundidades. El arqueó una ceja.

– ¿Estás lista?

Ella le devolvió la mirada en el espejo.

– Sí. -Se volvió hacia él-. ¿E Issy?

– Es la viva imagen de la paciencia impaciente. Está sentada en la salita con su ramo de novia y Henry como única compañía. Todavía es muy temprano para ir a la iglesia y los invitados rezagados jamás le perdonarían que llegara a su hora.

– En efecto. Algunos vienen desde muy lejos. -Aquel punto tenía mucha importancia tanto para Issy como para ella. Las dos habían aprendido a apreciar, ya que no siempre lo tuvieron, el valor de lo que ahora poseían. Eso era lo que necesitaban para el futuro, que su familia volviera a echar raíces en aquel pueblo que ahora consideraban suyo, añadiendo nuevas ramas a su viejo árbol genealógico.

Cogiendo su ramo del tocador, Em le alisó las largas cintas, luego se dio la vuelta y se tomó un momento para mirar a Jonas, para recorrerle con la mirada… su marido, su compañero… entonces sonrió y se acercó a él.

Jonas curvó los labios suavemente y arqueó las cejas. ¿Qué?

Em le devolvió la sonrisa, transmitiéndole el amor que sentía por él.

– Acabo de recordar algo en lo que suelo pensar muy a menudo últimamente.

Él arqueó más las cejas.

– ¿Es algo que quiera saber?

Ella se rio entre dientes.

– Creo que sí. Hace algún tiempo que me di cuenta de que el auténtico tesoro que me esperaba en Colyton no tenía nada que ver con oro y joyas.

La sonrisa de Jonas fue triunfante.

– Estaba aquí… esperando a que vinieras y me encontraras.

Ella se rio y se dirigió hacia la puerta.

– En efecto. Te encontré y encontré el amor. Descubrí que tenía a un Tallent a quien amar.

Él se rio entre dientes y la siguió.

– Un Tallent y un talento… y si tengo algo que decir al respecto, tendrás oportunidades de sobra para demostrarlo durante el resto de tu vida.

– Te lo recordaré -le prometió ella-. No creas que lo olvidaré.

Jonas sonrió y, como estaba de acuerdo con lo que ella sentía, dejó que Em dijera la última palabra.

Stephanie Laurens

Stephanie Laurens nació en Ceylan (actualmente Sri Lanka). Desde que tenía trece años, leía literatura romántica. Cuando tenía cinco, su familia se trasladó a Australia. Allí Stephanie cursó sus estudios. Se graduó de Doctora en Bioquímica. Junto con su marido recorrió distintos lugares: India, Pakistán, Afganistán, Irán y Turquía. Luego viajó a Europa hasta llegar a Londres.

En Londres, ella y su esposo se dedicaron a la investigación científica. Vivieron en Inglaterra durante cuatro años y luego regresaron a Australia donde continuaron con dicha actividad, especializándose en el estudio del cáncer.

Luego de su regreso a Australia, quiso adquirir un nuevo libro de romance de Regencia, pero no halló ninguno. Por tal motivo, decidió ella misma escribir uno. Durante las noches y los fines de semana iba redactándolo como una forma de entretenimiento. Ese manuscrito se transformó en "Tangled Reins", su primera novela romántica, que fue publicada por la editorial Mills & Boon.

Stephanie Laurens se retiró de la vida científica para dedicarse a escribir novelas románticas con gran éxito.

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