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Patricia estaba meditando acerca de la excusa que podia dar. Sabia que su tutora era capaz de someterla a un interrogatorio molesto e insistente, pero Templar le habia ordenado que no dijera nada antes de transcurrir una hora, y a la joven solo le importaba llevar a cabo sus instrucciones. Sin duda, mas tarde le daria la explicacion de todos los misterios que le rodeaban, pero en aquel momento solo le interesaba mostrarse fiel al hombre que habia dejado en un trance apurado y encontrar algun camino para sacarle de el si fuese necesario.

– Me explicare -dijo al fin-. Esta tarde recibi un aviso de Bittle rogandome que fuese a verle despues de cenar sin decir nada a nadie, porque era un asunto muy importante. Fui. Despues de andar mucho tiempo por las ramas, me dijo que tenia una hipoteca sobre esta finca y que tu le debias una gran cantidad, que pedias mas aun y que se veria obligado a embargar para resarcirse de sus desembolsos.?Es verdad?

– Si -contesto Agata Girton glacialmente.

– Pero…?por que tuviste que pedir dinero?… No es posible que hubiese necesidad para ello… Tengo entendido que mi padre me dejo una pequena fortuna.

La senorita Girton se encogio de hombros.

– Me he visto precisada a gastarla.

Patricia la miro incredula. Agata Girton, con rostro imperturbable y voz fria, anadio:

– He sido victima de un chantaje durante seis anos.

– ?Por parte de quien?

– ?Te importa saberlo? Continua tu historia.

Patricia se levanto de un salto.

– Me parece que en estas circunstancias podre ahorrarme la explicacion -dijo con peligrosa calma-. Mas valdria que tu me explicases que has hecho con el dinero que se te confio.?Dices que durante seis anos? Es decir, tres anos despues de que llegue a esta casa… Siempre viajabas por el extranjero y me tuviste en el colegio casi todo el tiempo…?No estabas en Africa hace seis anos? Recuerdo que tu ausencia duro mucho tiempo…

– ?Basta ya! -ordeno su tutora.

– ?Tu crees? -pregunto Patricia.

Si su tia se hubiese mostrado llorosa y asustada, la muchacha la habria confortado; pero la debilidad femenina no era la caracteristica en aquella, y su manera agresiva, exenta de arrepentimiento, no podia provocar mas que rebeldia. Las dos mujeres quedaron mirandose cenudas, y ya iba a sobrevenir una agria discusion, cuando sonaron golpes en la puerta. La senorita Girton se fue e abrir, y Patricia oyo en seguida la encantadora voz de Algy, que daba a entender que estaba muy agitado. Un momento despues entro el impecable senor Lomas-Coper en el salon.

– ?Caramba, si esta usted aqui! -exclamo con fatuidad, como si no quisiera dar credito a sus ojos-. Pero…?que le ha pasado que esta asi? Buscando nidos,?eh?,?eh?

Algy la contemplaba a traves del monoculo con cara de tonto.

– Asi parece,?verdad? -repuso la joven sonriendo, aunque por dentro maldecia la llegada de otra persona a la que debia dar explicaciones-. Tia Agata casi se desmayo al verme.

– Y no es para menos,?eh? -opino Algy-.?Que paso con los pajaritos? Cuentemelo todo.

– Pero?como es que ha venido usted aqui tan emocionado, Algy? -pregunto ella.

El senor Lomas-Coper se quedo con la boca abierta, sin saber que decir de momento. Por fin exclamo:

– ?Usted no ha oido nada? Es verdad…, me he olvidado de decirselo. Usted sabe que vivimos al lado del viejo Bittle,?eh? Bueno, pues hubo mucho jaleo alli. Gente muy energica que recorria el jardin gritando a mas no poder, y los locos perros de Bittle haciendoles coro con sus malditos ladridos. Por eso me di una vuelta para saber lo que pasaba, por si usted habia oido algo o si se habia ido a hacerles coro tambien a la gente de Bittle. Y la encuentro aqui como si acabase de salir de una lucha grecorromana.?Estupendo!,?eh?,?eh?

Estaba radiante de alegria y buen humor y no hizo caso de la falta de entusiasmo con que habian saludado su llegada. Tia Agata estaba junto a una butaca, encendiendo otro cigarrillo con la colilla del anterior, una figura de mujer fuerte y hombruna, con expresion inescrutable. De pronto se alegro Patricia de la presencia de Algy. Aunque, en el fondo, era un tonto, tambien era su amigo; siendo simple, era facil despistarle con cualquier explicacion, y como amigo podia ser un ultimo recurso para ayudarla en los incidentes que tan inopinadamente habian sobrevenido, dando un nuevo aspecto a su vida, hasta entonces tan pacifica.

– ?Sientese, Algy! -le suplico-. Y, por el amor de Dios, no me mire asi. No me ha sucedido nada.

Algernon se sento, dejo de mirarla fijamente, como se le habia mandado, pero no fue sencillo detener al mismo tiempo su locuacidad.

– Eso me ha sacado de mis casillas -confeso-. He llegado a figurarme cosas terribles y pavorosas y, realmente, no se si vivo o estoy muerto.

Patricia consulto su reloj. Eran las once y veinte; faltaba, por lo tanto, aun media hora antes de que pudiera ir a ver a Carn.?Por que a Carn?, se pregunto la joven, sin hallar respuesta. Mientras tanto, Algy seguia su charla insustanciaclass="underline"

– La verdad, no sabe uno que pensar,?eh? Es chocante. Aquella imagen principesca era demasiado buena para ser verdad, y, ahora, Dios sabe lo que nos diran de el. Casi estoy por decir que me lo figuraba.?Y usted?

– ?No esta usted juzgando las cosas con demasiada precipitacion? -murmuro Patricia con amabilidad.

Algy se mostro sorprendido:

– ?Pero no fue usted a ver al ex tendero?

Patricia movio la cabeza.

– No, senor. Sali a dar un paseo y, en la oscuridad, me fallo el pie al mismo borde del risco. Tuve suerte de no caer al fondo, porque di con un seto; pero me costo trabajo volver a subir.

Algy quedo abatido como un titere cuyas cuerdas se aflojan de pronto.

– ?Y no ha estado usted luchando con un loco??No habra un lunatico que haya querido quitarle la vida?

– ?Claro que no!

La revelacion fue demasiado para el senor Lomas-Coper; casi daba la impresion de que le decepcionaba que diesen al traste con sus truculentas hipotesis.

– Entonces, he metido la pata,?eh?,?eh? Pues me voy a casita. -Balbuciendo sus excusas, el desdichado joven cogio el sombrero y salio con el rabo entre piernas-. Adios y perdonen,?eh?

La joven le obligo a sentarse de nuevo.

– Sea usted razonable -le suplico-.?Acaso su tio estaba preocupado?

– ?No hay nada que inmute al viejo! -dijo Algy-. No hizo mas que decir que aquel escandalo le recordaba sus buenos tiempos en Blitzensfontein.?No se que le haria! Es tan poco comprensivo,?eh?

Patricia prestaba escasa atencion a la charla de Algy. Para ella habia sido una sorpresa que la persecucion en el jardin hubiese producido tanto ruido, que los vecinos se diesen cuenta, y se preguntaba que influencia podria tener el hecho sobre los oscuros planes del Santo. Por otra parte, Bittle no se atreveria a llevar a cabo sus amenazas estando ella alli, como testigo de los incidentes de la noche. Luego recordo que la casa de Bittle y la de Bloem estaban bastante distanciadas de las demas y que, por lo tanto, aunque el segundo se hubiese dado cuenta del escandalo, los demas vecinos, como sir Michael Lapping o los dos funcionarios retirados, no podian haberlo advertido de ningun modo, porque se hallaban demasiado lejos. Sin embargo, Bloem y Algy podian apoyarle en sus declaraciones y salvar asi al Santo de cualquier apuro.

Agata Girton, que habia permanecido callada durante largo rato, dijo de pronto:

– ?De que se trata, vamos a ver?

– ?Oh! De un escandalo… -dijo Algy con cierta reticencia, como si ya no le interesase mas que terminar pronto el asunto. Mientras contestaba se entretenia puliendo el cristal del monoculo-. Parece que sir John Bittle se divierte mucho armando jaleo en su casa.

– Pues ya basta con el de su casa -observo Agata Girton-. Todo el mundo esta hecho un manojo de nervios.?Por que hay que ponerse tan nervioso?

– ?Bien dicho! -convino Algy, contrito-. Perdoneme, tia Agata.

La senorita Girton se molesto al oirle.

– Declino el honor de adoptarle como sobrino, senor Lomas-Coper.

– Perdon, tia… senorita Girton.?Ya me voy!

Patricia sonrio y le tendio carinosamente la mano, pero Algy, de ordinario tan alegre y dicharachero, estaba mustio. Hizo un esfuerzo para sonreir tambien, pero se veia claramente que estaba deseando dejar la escena de su faux pas.