La literatura relativa al Tarot tiene en consideración principalmente la lectura de los diseños simbólicos de las veintidós cartas. Verdaderamente muchos escritores sobre ocultismo han desplegado sus trabajos sobre el plan del Tarot. Per esto no se sospecha frecuentemente porque el Tarot raramente es mencionado. Oswald Wirth habla del origen del Tarot en su ensayo sobre el Tarot Astronómico.
"De acuerdo al cristiano, los veintidós arcanos mayores del Tarot representan los cuadros jeroglíficos que se encontraban en los espacios entre las columnas de una galería que el neófito estaba obligado a cruzar en las iniciaciones egipcias. Había veintidós columnas al norte y la misma cantidad al sur, esto es, once cuadros simbólicos a cada lado. Estos cuadros eran explicados al candidato para la iniciación en orden regular, y ellos contenían las reglas y principios para el iniciado. Esta opinión es confirmada por la correspondencia que existía entre arcanos cuando estaban así dispuestos." [1]
En la galería del templo los cuadros eran dispuestos en pares, uno opuesto al otro, así que el último cuadro era opuesto al primero, la penúltima se oponía a la segunda, etc. Cuando colocamos así las cartas encontramos una sugerencia interesante y profunda. De esta forma la mente encuentra el uno en el dos, y es llevada del dualismo al monismo, que es lo que podemos llamar la unificación de la dualidad. Una carta explica a la otra y cada par muestra además que ellas pueden ser solamente explicadas en forma mutua y no hay significado cuando son tomadas en forma separada.
Así, por ejemplo, las cartas 10 y 13 ("Vida" y "Muerte") significan en conjunto una condición total y complementaria que no puede concebirse por el proceso mental ordinario e imperfecto. Pensamos de vida y muerte como dos "opuestos", antagonistas uno de otro, pero, si vamos más allá, veremos que cada uno depende del otro para la existencia y no podrían venir a la existencia en forma separada.
Un símbolo puede servir para transferir nuestras intuiciones y para sugerir otras nuevas mientras su significado no esté definido. Los símbolos reales están perpetuamente en proceso de creación, pero cuando reciben un significado definitivo se transforman en jeroglíficos y finalmente un simple alfabeto. Como esto ellos expresan simplemente conceptos ordinarios, cesan de ser un lenguaje de los Dioses o de los iniciados y pasa a ser un lenguaje de los hombres que cualquiera puede aprender.