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»Hace unos pocos días recibimos un mensaje en vídeo de uno de nuestros Mandos de Sector cerca del planeta Paraíso. Fue enviado vía Tierra, y estaba dirigido a ustedes. Parece estar claro, aunque sé lo hábiles que son ustedes para ocultar mensajes codificados dentro de los mensajes normales. Éste en concreto es bastante claro. Observen con atención.

La pantalla situada detrás de Judith Niles mostró la imagen de un hombre. A Elissa le pareció un extraño calvo y de barba gris, con una nariz prominente, ojos gris pálido y una cara afilada y macilenta. Una suave cicatriz atravesaba su frente, en diagonal desde la derecha hasta su ceja izquierda. Sonrió, mirando directamente a la cámara, y alzó una mano.

—Hola otra vez. Saludos desde Paraíso… o casi.

Elissa oyó jadear a Peron en el mismo momento en que sintió que reconocía a aquel hombre. No podía haber ningún error. Aquella voz ronca y la dicción tan precisa.

—¡Es Kallen! —exclamó Peron—. ¡Dios mío, Sy, es Kallen!

—Sí, eso es —dijo la cara en la pantalla, como si de alguna manera pudiera oír los comentarios que se hacían en la sala de conferencias. Volvió a sonreír—. Kallen, el único. Hace tiempo que no me veis. Pero, preparaos para una sorpresa mayor.

El ángulo de la cámara retrocedió lentamente y se dirigió a una gran fotografía, se acercó a ésta y mostró un primer plano de un grupo de ocho personas. Al fondo, sentadas con las piernas cruzadas sobre unos cojines, había dos muchachitos. Tras ellas, en un banco, habían dos hombres y dos mujeres de mediana edad, y una pareja mayor estaba de pie en el centro de la imagen. El viejo tenía el pelo blanco y revuelto, los hombros anchos y un vientre enorme. La mujer, también de pelo blanco, era delgada y huesuda. Todos sonreían.

—Más saludos —dijo Kallen con su voz fina—. Y también una despedida. De Lum y Rosanne, sus hijos y sus nietos mayores. Hay cuatro pequeños que no aparecen en la foto. Aún viven en Paraíso en el momento en que os envío este mensaje. Cuando lo recibáis llevarán mucho tiempo muertos. —Se encogió de hombros—. Lo siento, amigos, sé que os dijimos que os seguiríamos a la Tierra en unos cuantos días-L. Como podéis ver, las cosas no salieron así.

«Espero que esto tarde en llegaros. Sé que no estáis en la Tierra, aunque este mensaje será enviado hacia allá. Pero he oído más de lo que podáis pensar sobre lo que habéis estado haciendo. Sy dirá que nada en el Universo puede viajar más rápido que la luz, pero dejadme decirle que eso no se aplica a los rumores. Hay muchos rumores sobre vosotros tres, y lo que hicisteis con la cadena de ordenadores y las bases de datos de Sol. ¡Ojalá hubiera estado allí para ayudaros a confundir al sistema! No me descartéis del todo. Espero veros a los tres tarde o temprano.

»Rossane y Lum me pidieron que os comunicara su amor y os dijera que no sintierais pena por ellos. Os paso el mensaje y estoy de acuerdo con el sentimiento. —Kallen sonrió—. Sospecho que estaréis horrorizados por el aspecto que Lum y Rosanne tienen en la imagen, y probablemente también por él mío propio. Pero no cometáis el error de sentir lástima por ellos o por mí. Sus vidas han sido más gratas que ninguna otra que conozca. Vivieron felices, y son felices ahora. Y si pensáis que somos viejos, recordad que pensamos que vosotros sois niños. Niños inteligentes, claro, y os amamos como a nuestros hijos y nietos, pero niños al fin y al cabo. No confundáis el tiempo con la experiencia. Cuando pasan dos o trescientos años en Pentecostés, en un mes del espacio-L no obtenéis el conocimiento que conceden treinta años de vida. A todos os falta mucho por vivir.

»Le prometí a Lum y a Rosanne que os contaría lo que ha sucedido aquí. Estoy de nuevo en el espacio-L, en órbita alrededor de Paraíso. He estado aquí veinticinco años terrestres. Pero no pude persuadirles para que se me unieran. Sy, ¿recuerdas las discusiones que tuvimos, después de que la Planetfiesta terminara, sobre cuál era la fuerza mayor del Universo? Bien, ahora puedo decirte que no es la gravitación, ni la fuerza que gobierna las interacciones hadrónicas. Es una fuerza única de los organismos vivientes. Cuando Lum y Rosanne bajaron a Paraíso, era un mundo que daba miedo, donde todos los humanos habían muerto. Quisieron quedarse el tiempo suficiente para estudiar el problema a conciencia. Y, después de unos cuantos meses, Rosanne quedó embarazada. Querían tener el bebé, pero sabían que no podían criarlo en el espacio-L. Y la idea de abandonarlo era impensable. Se quedaron para formar una familia. Ésta es la fuerza mayor. Tras un período, me reuní con ellos en la superficie. Fue allí donde nacieron todos sus hijos.

»Estábamos intentando descubrir qué había matado a la colonia previa de Paraíso, y teníamos el mejor incentivo posible. A menos que encontráramos la respuesta, nos sucedería lo mismo a nosotros y a los niños.

»No os aburriré con los detalles. Nos llevó casi treinta años, y estuvimos a punto de abandonar una docena de veces. Pero encontramos la respuesta. Paraíso tiene una forma de vida protozoica benigna, parte de la flora y fauna intestinal que allí ayuda a los animales a digerir celulosa generalmente permanece en el canal alimenticio, pero unos pocos organismos se abren camino hasta el flujo sanguíneo. No hay problema. El animal sigue estando sano y ni siquiera tiene indicios de que el hecho se haya producido. Los colonos descubrieron que los organismos estaban en su interior poco después de llegar, pero todos los test demostraron que eran tan inofensivos para los humanos como para los animales nativos. Paraíso tiene un clima maravilloso, y terrenos fértiles. La colonia humana prosperaba y crecía. Hasta que decidieron que costaría menos trabajo importar sintetizadores de alimentos y fabricar la mayor parte de su comida en vez de cultivarla.

»Como los humanos no pueden digerir la celulosa, los alimentos sintéticos no la contenían. Un material alternativo indigerible se utilizó para proporcionar fibra. La mayoría de los habitantes de Paraíso, incluyendo toda la gente de las ciudades, cambiaron a los alimentos sintéticos. Todo parecía seguir bien, y tenían buena salud. Pero los parásitos internos de pronto quedaron privados de alimento, y cuando eso sucedió muchos de ellos emigraron del canal alimenticio y pasaron al flujo sanguíneo. Allí murieron de hambre. Sus muertes parecieron no producir ningún efecto nocivo en los humanos… Estos ni siquiera fueron conscientes de ello. Pero uno de los productos de la descomposición de los parásitos tiene una estructura similar a un neurotransmisor humano. Por lo que pudimos deducir, toda la inteligencia en Paraíso cesó de repente, cayó unos cincuenta o cien puntos, de la normalidad a la subnormalidad. Y sucedió con rapidez. Los habitantes de las ciudades se convirtieron en animales feroces que ni siquiera tenían la inteligencia necesaria para manejar sus sistemas de señales y pedir ayuda y consejo. Se volvieron hacia las pocas personas que quedaba fuera de las ciudades y las mataron en cuanto las vieron. Cuando la primera nave aterrizó en Paraíso, no encontró ningún superviviente. Y como la causa del problema era aún desconocida, no se quedó mucho tiempo.

«Bien, ya he dicho bastante. Paraíso es un planeta seguro y habitable de nuevo. Yo ayudé un poco, pero fueron realmente Lum y Rosanne los que detectaron el problema y señalaron la solución: celulosa adecuada en la dieta. Y eso está relacionado con el mensaje que quieren que os envíe. Allá en Pentecostés, y más tarde en los Cincuenta Mundos, tuvimos largos debates sobre el sentido de nuestra vida. Lum y Rosanne piensan que han encontrado la respuesta. No lo dirían de esta manera, pero han salvado un mundo. No malgastéis vuestra vida en problemas pequeños, dicen. Encontrad el desafío más grande que podáis, el más duro, el más frustrante, y golpeadlo con todo lo que tengáis a mano.