Todas las cosechadoras salvo siete abandonan la arena y empieza la primera eliminatoria.
Un juez dice por el sistema de megafonía:
– Señor, ayúdanos a tener un espectáculo seguro y de calidad esta noche.
De buenas a primeras, Mark Schoesler, a bordo de la Tortuga , pierde un neumático trasero. La Gangrena de la mala y la Invento de J y M hacen chocar los morros. La Máquina antediluviana, la Bala de plata y la Patrulla coñil levantan polvareda y se persiguen las unas a las otras en círculos. A la Gangrena de la mala le revienta un neumático trasero. A la Invento de J y M le revienta un neumático trasero y el conductor, Justin Miller, parece tener problemas: no puede moverse, está inclinado y desaparece en el interior del compartimento del motor de su cosechadora. La Bala de plata está completamente inmóvil, un juez la declara fuera de combate y el conductor Mike Longmeier baja su bandera roja. La Patrulla coñil tiene una rueda trasera completamente arrancada y luego pierde el eje trasero, pero sigue adelante, arrastrándose por la arena solamente con las ruedas delanteras. La Rayo rojo aplasta la parte de atrás de la Patrulla coñil. El compartimento del motor de la Gangrena de la mala se abre y empieza a salir humo. A la Rayo rojo se le incendia el motor. La Invento de J y M regresa a la vida y Miller reaparece en el asiento del conductor. La Patrulla coñil se arrastra por la arena. La Invento de J y M le arranca la parte trasera a la Tortuga. A la Gangrena de la mala se le cae la jarra de cerveza. A la Tortuga se le desprende el eje trasero. Y Miller vuelve a quedarse parado. Los jueces despiden con la mano a la Tortuga y Schoesler baja la bandera roja. La Invento de J y M es eliminada, la Patrulla coñil es eliminada y la Gangrena de la mala queda ganadora.
En la zona de mecánicos el equipo rodea la Invento de J y M, aporreando con martillos y puliendo el metal. Saltan chispas de los sopletes de soldar. Se cambian los neumáticos. Miller, directo a la ronda de consolación, dice:
– No me importa quién gane con tal de que podamos golpear lo más fuerte posible durante todo el tiempo que podamos.
A modo de descripción de la mejor manera de golpear, dice:
– Yo uso los frenos. En estas cosechadoras hay un freno distinto para cada lado, así que, si bloqueas uno, puedes girar y usar uno de los lados del morro. Lo haces ir cinco o seis veces más deprisa que la cosechadora, y cuando le das a alguien justo en la esquina, le haces un montón de daño a su máquina.
Hay que balancear el morro, dice, es como un golpe de molinete en boxeo.
– Le revientas el neumático. La rueda queda destruida. Ese morro puede estar yendo a treinta y cinco o cuarenta kilómetros por hora. Y menudo estruendo hace… El culo de la cosechadora se levanta del suelo. Se levanta a medio metro del suelo.
Entre eliminatorias una carretilla elevadora y un camión grúa entran en la arena y se llevan a los muertos, el hierro angular todo roto y los morros aplastados. La reina del rodeo Thompson tira camisetas al público. Fluye la cerveza.
De vuelta a la zona de mecánicos, los pilotos novatos como Davis y Knodel, todos ellos en edad de ir a la universidad salvo Garry Bittick, que conduce la Tanque , se ponen en fila para su eliminatoria.
Durante el primer minuto, la Ciervo devastador de Jeff Yerbich muere a consecuencia de dos neumáticos traseros reventados. La Hombrecillos verdes embiste a la Tanque y la levanta tanto del suelo que a punto está de hacerla volcar hacia atrás. La Tiburón pierde una rueda trasera. A la Ratón Mickey le aplastan el morro y se lo arrugan todo como si fuera de papel de aluminio. La Tanque se para en seco y baja la bandera roja. La Tiburón persigue a la Ratón Mickey en círculos. Knodel clava el morro en los neumáticos delanteros de la Ratón y se los revienta. Con la Ratón detenida, la Tiburón sigue embistiendo hasta que el juez hace bajar la bandera a la cosechadora muerta. La Tiburón pierde un neumático trasero pero se sigue arrastrando. La Vikingo está muerta. A la Tanque le arrancan el morro. Se acaba el tiempo y la Tiburón y la Hombrecillos verdes quedan empatadas como ganadoras.
En la zona de mecánicos Bittick se está recuperando de estar a punto de volcar y quedar atrapado bajo las cinco toneladas de la número 5, la Tanque. Con cuarenta y siete años de edad, ya es un poco mayor para entrar en la eliminatoria con los novatos. Su hijo Cody tenía que haber vuelto a casa de permiso del ejército y conducir en el combate, pero se le acabaron los permisos. Lo que ha hecho es enviar las banderas -una bandera del 82.º Regimiento de Aviación, una bandera de los desaparecidos en combate y una bandera del ejército norteamericano- que ondean en la cosechadora marca International Harvester, la que tiene pintado el camuflaje para el desierto y los dibujos de árabes en camellos perseguidos por misiles crucero.
– Me han dado un montón de golpes tremendos, todo el mundo embistiendo al mismo tiempo, con el morro -dice Bittick-. Por supuesto, se me ha levantado la parte trasera del vehículo, el morro se ha soltado y la máquina se ha averiado. Podría haber volcado -dice-. Se te pone el corazón a cien. Sin cinturón de seguridad uno saldría volando.
Para los primerizos Davis y Knodel ha sido como ir en la montaña rusa:
– ¡Ha sido increíble! Ha sido la hostia de divertido -dice Davis, sosteniendo una lata de cerveza mientras su equipo arregla la Ratón Mickey para la ronda de consolación-. Tengo que volver y darle una buena paliza a todo el mundo para divertirme.
Para Knodel y la Tiburón , su primer intento ha sido un poco más duro.
– Ha sido mucho más de lo que esperaba -dice Knodel-. No me imaginaba que fuera a tener que concentrarme tanto. Estaba intentando conducir y sudando a mares.
Uno de los pocos conductores que no está bebiendo cerveza ni vodka, Knodel, describe la sensación de estar ahí subido en medio de la arena y los gritos.
– La verdad es que no se oye nada. Yo no oía al público. Lo único que oía era mi motor. Y va el motor y se me para. He seguido adelante y no me he dado cuenta de que se me había parado. Con toda la descarga de adrenalina, seguía mirando a ver quién venía a por mí. Al final solo me he dado cuenta de que el motor arrancaba otra vez porque al levantar la vista veía las hélices del ventilador, y al final he visto que volvían a girar. Entonces he podido continuar.
En la tercera eliminatoria las cosechadoras empiezan aparcadas con las partes traseras juntas y los morros hacia fuera como los radios de una rueda. En el segundo grupo de conductores experimentados, la Rambulancia le raja un neumático trasero a la Chavalotes. La Cerdo de matanza exprés le arranca el trasero a la Máquina antediluviana. La Chavalotes le aplasta el trasero a la Espíritu de América y le hace polvo el eje de atrás. La Cerdo de matanza exprés mete el morro debajo del extremo trasero de la Rambulancia. La Máquina antediluviana está parada con el compartimento del motor abierto y humeando. Un momento más tarde Chet Bauermeister la pone en marcha de nuevo. La Cerdo de matanza exprés queda atrapada entre la Chavalotes y la Máquina antediluviana. La Chavalotes pierde los dos neumáticos traseros pero sigue moviéndose apoyada en las llantas. La Máquina antediluviana vuelve a morirse. La Chavalotes embiste a la Cerdo de matanza exprés por detrás y le hunde el trasero rosado en la arena. La Chavalotes se pone en marcha y embiste a la Máquina antediluviana. La Cerdo de matanza exprés ha muerto. La Rambulancia ha muerto. La Chavalotes empuja a la Máquina antediluviana en círculos hasta que Bauermeister baja la bandera. El conductor de la Chavalotes , Kyle Cordill, es el ganador.