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Sobre la forma en que la gente reaccionó a la película, Juliette dice:

– Se puede intentar homogeneizarlo todo, pero siempre quedará gente que son bombas, gente lista para explotar. ¿Y por qué pasa eso? Creo que desde los años cincuenta, el incremento de drogas psiquiátricas ha aumentado de forma arrolladora… Lo he investigado. Llegué a hablar en algunas reuniones del Senado, pero la verdad es que es un problema demasiado grande para ellos, considerando que hay seis millones de niños mayores de seis años que toman Ritalin. Así que prefieren fingir que no lo ven. Se limitan a decir: «¿Podríais hacer películas menos violentas?».

»Tienes a aquel tío famoso, el Hijo de Sam, el asesino, que dijo que la razón por la que mataba era porque cuando el perro ladraba le estaba transmitiendo mensajes. Que era el demonio el que hablaba por boca del perro. Muy bien, ¿entonces qué, encerramos a todos los perros? ¿Por lo que dice un criminal?

Sigue leyendo su lista:

– «¿Cuál era tu expresión favorita en la adolescencia? O la que más se le acercaba:

Mola.

Guay.

Chachi.

Puta madre.

Para flipar».

Dice Juliette:

– No creo que uno tenga que usar su pasado para crear en el presente. Hay varias escuelas de interpretación en las que coges un incidente que te haya resultado doloroso, lo insertas en la película y lo usas. A mí eso me resulta demasiado complicado. Yo me limito a someterme al material. Simplemente tengo que someterme.

»Para mí, las tres cosas más difíciles que hay para un actor son: una, llorar, porque casi nunca lo hago en la vida real. Puede que me vengan lágrimas a los ojos, pero no lloro. Otra es reírse histéricamente, como cuando dicen: “No puede parar de reír”. Y la tercera es cuando te dan una sorpresa o te asustan, las situaciones tipo: “¡Caray, qué susto me has dado!”. Uno tiene que retrotraerse a cosas del tipo: “¿Qué pasa cuando alguien me da un susto?”. Oh, tal vez después del shock inicial te tiemblan las manos, tardas un minuto en volver a respirar con normalidad… Así que te esfuerzas en llegar a esa situación.

»Para llorar, suelo usar la presión que me da el miedo a hacerlo, y la idea de que si no puedo llorar voy a fracasar. Voy a fallarme a mí misma. Voy a fallarle al director. Y voy a fracasar en la película. La gente tiene fe en que yo produzca cosas. La frustración de no poder llorar es lo que hace que salgan las lágrimas.

Dice:

– Estaba haciendo Asesinos natos con Oliver Stone y había una escena con Woody Harrelson en lo alto de una colina en la que estábamos teniendo una discusión. A mí me había venido la regla aquella mañana y no había dormido muy bien. Había dormido una hora más o menos, y a eso se le sumaba el dolor de la cosa femenina, y estábamos discutiendo, y entonces el director cortó.

»Y Woody dice: “¿Quieres repetirla? Yo quiero hacer otra toma”.

»Y Oliver dice: “Sí. ¿Tú qué dices, Juliette? ¿Quieres repetirla?”.

»Y yo digo: “¿Para qué? Si es una mierda. ¿Qué sentido tiene? Doy asco. Ni siquiera sé por qué me dedico a esto. ¡Nunca voy a mejorar! ¡Es una mierda! ¡Es horrible!”.

»Y ellos se me quedan mirando, y Oliver me lleva aparte y me dice: “Juliette, nadie quiere oír que das asco. A nadie le importa que pienses que das asco”. Y aquella fue la última vez que hice algo así. Fue un momento crucial. Lo que hizo Oliver estuvo muy bien. Consiguió que dejara de cometer aquellas estupideces.

Sigue leyendo:

– «¿Alguna vez te has enamorado de un animal hasta el punto de desear que pudiera hablar como tus amigos humanos? (Porque yo podría enamorarme de mis gatos y desear que fuéramos de la misma especie para poder relacionarnos entre nosotros)».

En una fiesta en Westwood, la actriz y guionista Marissa Ribisi mira cómo Juliette y Steve comen pollo y dice:

– Quedan genial juntos. Son como un par de colegas.

Cuando se marchan de la fiesta, bajo la luna llena, cogen sendas galletas de la fortuna y les sale el mismo mensaje: «Se abren ante ti las avenidas de la buena suerte».

Volviendo de la fiesta, Juliette dice:

– Lo único que yo había pensado para la boda era que tuviéramos buenas vistas. Y nos casamos al aire libre sobre un acantilado. Era la primera vez que yo lo veía a él vestido con traje y estaba elegantísimo. El paisaje que tenía ante mí… Yo tenía que recorrer un caminillo que salía de un túnel (porque había un parque, luego un túnel y por fin el acantilado), y a medida que me acercaba lo único que veía era la silueta de un hombre con el sol de fondo. Fue increíble.

Ella dice:

– Yo no paraba de pensar: «¿Tengo que subirme el velo o dejármelo bajado? ¿Velo subido? ¿Velo bajado?». Me encantaba la idea del velo porque dentro del velo una está como en un sueño. Y así es como son los días de boda.

Steve dice:

– Yo no tenía zapatos. No tuve tiempo nada más que de comprar un traje, así que no tenía zapatos para ponerme. Y al final tuve que coger prestados los zapatos de un amigo. Nos los cambiamos en el mismo acantilado. Para las fotos.

Como el vídeo de la sala de estar se ha estropeado, están viendo los vídeos de skateboard de Steve en el televisor del dormitorio, y Juliette dice:

– La primera vez que vi sus vídeos de skateboard se me llenaron los ojos de lágrimas. En primer lugar, la música es preciosa, fue él quien eligió personalmente la música y el piano. Me resulta increíblemente estética la forma en que flota y salta y desafía el universo físico. Porque se supone que eso no se puede hacer. No se puede coger un objeto con ruedas y saltar desde una estructura. Es un desafío. Fue la primera vez que una pareja mía me dejaba así de sobrecogida.

En el piso de arriba, mirando una foto enmarcada de Marilyn Monroe, Juliette dice:

– La gente ha reducido a Marilyn a un símbolo sexual, pero la razón de que tuviera tanto poder fue que alegraba a la gente. Estaba llena de gozo. Cuando sonreía en una foto era como una mezcla de varias cosas. Tenía cuerpo de mujer, una hermosa forma de mujer, pero también tenía aquel resplandor de amor infantil, aquella especie de luz infantil que hacía que la gente también se iluminara. Creo que eso era lo que tenía de especial.

»En la cienciología hay una palabra para eso. Lo que es común a todos los niños es que emiten… que son capaces de alegrar, de transmitir su gozo, eso se llama “theta”. Es lo que es innato a un espíritu. Por eso en cienciología el espíritu se llama “thetán”, y lo que emite es el theta. Es lo que yo llamaría magia.

Leyendo la lista de preguntas que le queda de un romance acabado hace tiempo, me dice:

– «¿Crees que todos somos potencialmente afines a Jesucristo?».

Y dice:

– «¿Tienes esperanzas para la humanidad? Y en caso de que no, ¿cómo eres capaz de seguir honestamente con tu vida siendo consciente de esa falta de esperanza?».

Y hace hincapié:

– Para estas preguntas no hay una respuesta correcta.

posdata: A medio camino de casa de Juliette, el hombre que me estaba llevando en coche recibió una llamada. Al parecer, la tarjeta de crédito de la revista no autorizaba el pago y la persona encargada de avisar al chófer le dijo que «obtuviera el pago del pasajero». La cuenta por medio día de ser llevado en coche eran unos setecientos dólares. La semana anterior, un hotel me había contado la misma historia sobre la tarjeta de crédito de otra revista y habían acabado cargándolo tanto a mi tarjeta de crédito como a la de la revista. Yo estaba muy receloso de que intentaran cobrarme en los dos sitios y dije que ni hablar. El chófer me llamó ladrón. Yo le dije que me dejara bajarme en el siguiente semáforo. Él bloqueó las portezuelas y dijo que no, y además mi bolsa seguía en el maletero. Me puse a llamar a la revista de Nueva York, pero para entonces todo el mundo se había ido a su casa. Nos pasamos las dos horas siguientes conduciendo por Hollywood Hills con las portezuelas bloqueadas y el conductor gritándome que yo era el responsable. Que era un ladrón y que no debería usar un servicio que no podía pagar.