—¿Y Conroy? ¿Cómo reaccionó?
—Estaba traumatizado. Se dio aún más a la bebida. A la tercera semana le explotó el hígado y murió. Una pena.
—No exagere —dijo Pontiero.
—Dejémoslo, mejor. Se me encargó la dirección temporal de la institución, mientras se buscaba un sustituto adecuado. La archidiócesis no confiaba en mí, supongo que por mis continuas quejas acerca de mi superior. Yo apenas estuve un mes en el cargo, pero lo aproveché lo mejor que pude. Reestructuré la plantilla a toda prisa, contando con personal profesional, y redacté nuevos programas para los internos. Muchos de esos cambios no llegaron a implantarse, pero otros sí, así que mereció la pena el esfuerzo. Envié un conciso informe a un antiguo contacto en el VICAP[12], llamado Kelly Sanders. Se mostró preocupado por el perfil del sospechoso y por el crimen sin castigo del padre Selznick y dispuso un operativo para capturar a Karoski. Nada.
—¿Así, sin más? ¿Desapareció? —Paola estaba asombrada.
—Desapareció sin más. En 2001 se creyó que había reaparecido, ya que hubo un crimen con mutilación parcial en Albany. Pero no era él. Muchos le dieron por muerto, pero por suerte metieron su perfil en el ordenador. Yo, mientras, encontré hueco en un comedor de beneficencia del Harlem hispano, en Nueva York. Trabajé allí unos meses, hasta ayer mismo. Un antiguo jefe me reclamó para el servicio, así que supongo que vuelvo a ser un capellán castrense. Me comunicaron que había indicios de que Karoski había vuelto actuar, después de todo éste tiempo. Y aquí estoy. Les traigo un portafolio con la documentación más pertinente que reuní sobre Karoski en los cinco años que traté con él —dijo Fowler, tendiéndole el grueso expediente, de más de catorce centímetros de grosor—. Hay e-mails relacionados con la hormona de la que les he hablado, transcripciones de sus entrevistas, algún artículo de periódico en el que se le menciona, cartas de psiquiatras, informes... Es todo suyo, dottora Dicanti. Pregúnteme si tiene cualquier duda.
Paola alargó la mano a través de la mesa para coger el grueso legajo, y nada más abrirlo sintió una fuerte inquietud. Sujeta con un clip a la primera página había una fotografía de Karoski. Tenía un color de piel blanquecino, el pelo castaño liso y los ojos marrones. A lo largo de los años que había dedicado a investigar esas cáscaras vacías de sentimiento que eran los asesinos en serie había aprendido a reconocer esa mirada vacua en el fondo de los ojos de los depredadores, de los que matan con la misma naturalidad con la que comen. Sólo hay algo en la naturaleza remotamente parecido a esa mirada, y son los ojos de los tiburones blancos. Miran sin ver, de una forma única y aterradora.
Y allí estaba, reflejada de pleno en las pupilas del padre Karoski.
—¿Impresiona, verdad? —dijo Fowler, estudiando con la mirada a Paola—. Éste hombre tiene algo en su porte, en sus gestos. Algo indefinible. A simple vista pasa desapercibido, pero cuando, digamos, tiene toda su personalidad encendida... es terrible.
—Y cautivador, ¿verdad, padre?
—Si.
Dicanti le pasó la foto a Pontiero y a Boi, quienes se inclinaron a la vez sobre ella para escudriñar el rostro del asesino.
—¿Qué le daba más miedo, padre, el peligro físico o el mirar a aquel hombre directamente a los ojos y sentirse escrutado, desnudo? ¿Como si él fuera un miembro de una raza superior, que había roto todas nuestras convenciones?
Fowler la contempló, boquiabierto.
—Supongo, dottora, que usted ya sabe la respuesta.
—A lo largo de mi carrera he tenido oportunidad de entrevistarme con tres asesinos en serie. Los tres me produjeron esa sensación que le acabo de describir, y otros mucho mejores que usted y que yo la han sentido. Pero es una sensación falsa. No hay que olvidar una cosa, padre. Estas personas son fracasados, no profetas. Basura humana. No merecen ni un ápice de compasión.
Informe acerca de la hormona progesterona
sintética 1789 (depot-gestágeno inyectable).
Nombre comerciaclass="underline" DEPO-Covetan.
Clasificación del informe: Confidencial — Encriptado
Para:
DE:
CC:
Asunto: CONFIDENCIAL — Informe #45 sobre la HPS 1789
Fecha: 17 de marzo de 1997. 11:43 AM
Archivos adjuntos: Inf#45_HPS1789.pdf
Estimado Marcus:
Te adjunto el avance del informe que nos solicitaste.
Los análisis realizados en estudios de campo en zonas ALFA[13] han registrado irregularidades graves en el flujo menstrual, trastornos del sueño, vértigo y posibles hemorragias internas. Se han descrito casos graves de hipertensión, trombosis, enfermedades cardíacas. Ha surgido algún pequeño problema: el 1,3% de las pacientes ha desarrollado fibromialgia[14], un efecto secundario no contemplado en la versión anterior.
Si contrastas el informe con el de la versión 1786, la que estamos comercializando actualmente en Estados Unidos y Europa, los efectos secundarios se han reducido un 3,9%. Si los analistas de riesgos no se equivocan, podemos cifrar en un máximo de 53 millones de dólares el gasto en daños y perjuicios. Por tanto lo mantenemos en la norma, es decir, inferior al 7% de los beneficios. No, no me des las gracias... ¡mándame una bonificación!
Por cierto, han llegado indicios hasta el laboratorio del uso de la 1789 en pacientes masculinos, con el objetivo de reprimir o eliminar su respuesta sexual. En la práctica, dosis suficientes han llegado a ejercer de castrador químico. De los informes y análisis examinados por éste laboratorio se deducen aumentos en la agresividad del sujeto en casos concretos, así como determinadas anomalías en la actividad cerebral. Recomendamos ampliar el marco investigador para dilucidar el porcentaje en que dicho efecto secundario podría presentarse. Sería interesante iniciar pruebas con sujetos Omega[15], como pacientes psiquiátricamente desahuciados o presos en el corredor de la muerte.
Estaré encantada de dirigir personalmente dichas pruebas.
¿Comemos el viernes? He encontrado un sitio encantador cerca del Village. Tienen un pescado al vapor realmente divino.
Saludos,
Dra. Lorna Berr
Directora de Investigaciones
CONFIDENCIAL — CONTIENE INFORMACIÓN RESERVADA SOLO A MIEMBROS DEL PERSONAL CON CLASIFICACIÓN A1. SI VD. HA TENIDO ACCESO A ESTE INFORME Y SU CLASIFICACIÓN NO SE CORRESPONDE CON EL MISMO SEPA QUE ESTÁ EN LA OBLIGACIÓN DE COMUNICAR DICHA VIOLACIÓN DE SEGURIDAD A SU INMEDIATO SUPERIOR SIN REVELAR EN NINGÚN CASO LA INFORMACIÓN CONTENIDA EN LOS PÁRRAFOS PRECEDENTES. EL INCUMPLIMIENTO PODRÍA ACARREARLE SEVERAS DEMANDAS LEGALES Y HASTA 35 AÑOS DE PRISIÓN O EL EQUIVALENTE MÁXIMO QUE ADMITA LA LEGISLACIÓN VIGENTE EN EEUU.
Sede central de la UACV
Via Lamarmora, 3
Miércoles, 6 de abril de 2005. 01:25
La sala se quedó en silencio ante las duras palabras de Paola. Sin embargo nadie dijo nada. Se notaba el peso del día sobre los cuerpos y de la madrugada sobre los ojos y las mentes. Al fin fue el director Boi quien habló.
—Usted dirá qué hacemos, Dicanti.
Paola se tomó medio minuto antes de contestar.
[12] VICAP son las siglas en inglés del Programa de Captura de Criminales Violentos, una división del FBI que trata con los delincuentes más extremos.
[13] Determinadas multinacionales farmacéuticas han saldado sus excedentes de stock de anticonceptivos a organizaciones internacionales que trabajan en zonas del tercer mundo como Kenia y Tanzania. En muchos casos, los médicos que veían impotentes como pacientes morían en sus manos por falta de cloroquinina tenían, por el contrario, sus botiquines a rebosar de anticonceptivos. Las empresas encuentran de ese modo miles de testadores involuntarios de sus productos, con pocas opciones de emprender demandas legales. A ésta práctica se refiere la doctora Berr como Programa Alfa.
[14] Enfermedad incurable en la que el paciente presenta dolores generalizados en los tejidos blandos. Es causada por trastornos del sueño o por desordenes bioquímicos inducidos por agentes externos.
[15] La dra. Berr se refiere a individuos sin nada que perder, a ser posible con pasado violento. La letra Omega, la última del alfabeto griego, se ha asociado siempre con sustantivos como “muerte” o “final”.