Enfila el camino del costado sur de la Fortress Rock, avanza a pie unos 20 pasos y deposita las dos maletas detrás de la roca de tal forma que no puedan verse desde la carretera (procurando hacerlo entre las doce del mediodía y la una) y abandona el lugar inmediatamente”.
Muy bien, con estas tres frases se completan las cuatro. Ahora la clave tendría que empezar con la quinta, ¿no es cierto?
– Exactamente -repuso Culpepper asintiendo enérgicamente con la cabeza-. A partir de la quinta frase anotas la primera letra de cada palabra de la frase y de todas las palabras de las frases siguientes hasta que la cosa deja de tener significado.
– Tomó la nota de rescate y dijo-: Muy bien, voy a leértela lentamente a partir de la quinta frase y tú anotarás la primera letra de cada palabra. ¿Preparado?
– Adelante.
Culpepper empezó a leer.
– “Aparta”, anota A, “realmente”, anota R, “los”, anota L, “impedimentos”, anota I, “no”, anota N,, “ganes”, anota G, “tiempo”, anota T, “ordenando noticias”, anota O y N.
Fin de la frase.
– Se inclinó hacia delante mirando el cuaderno-.
¿Qué dicen estas letras? Trigg le mostró el cuaderno en el que podía leerse “Arlington”.
– ¿Arlington? -preguntó Culpepper-. Bueno, prosigamos y no perdamos el tiempo. -Leyó la siguiente frase de la nota de rescate-. “Así ganarás un adelanto”. -Ladeó la cabeza-. ¿Qué dicen estas letras? Trigg le mostró el cuaderno. Decía “Agua”.
– Muy bien, la siguiente frase. “Mi oportunidad nacerá totalmente este sábado”. Fin de la frase. ¿Qué palabra forman estas letras?
– “Montes”.
– Montes, ¿eh? Muy bien. La siguiente. “Procura que no se entere ni la policía ni la prensa”. ¿Eso qué dice?
– pqnsenlpnlp.
Culpepper soltó un silbido.
– Carece de significado. Creo que el mensaje ya ha terminado.
Está incluido en las frases quinta, sexta y séptima. Dame el cuaderno. Vamos a ver a qué se reduce todo el mensaje. -Estudió cuidadosamente las tres palabras: “Arlington, agua, montes”-. Arlington, agua, montes -repitió en voz alta rascándose la cabeza pensativo-.
Arlington, Arlington… oiga, Neuman, ¿el sargento López no ha nacido en una ciudad que se llama algo así?
– Pues, sí -contestó el sargento Neuman-. López nació en el condado de Riverside y existe una ciudad llamada Arlington que ahora pertenece al municipio de Riverside.
– Claro, claro, qué tonto soy, si la he pasado cientos de veces yendo por la autopista. -Le hizo un gesto a Trigg-. Wilson, dile al sargento López que entre… no, espera, lo había olvidado, le he enviado a entregar las copias de las notas de rescate al FBI.
Mira, vete a uno de los coches patrulla de ahí afuera y tráeme un mapa detallado del sur de California.
Mientras Trigg abandonaba la estancia a toda prisa, Culpepper volvió a leer el mensaje cifrado.
– Agua, montes -repitió en voz alta-. ¡Montes claro! Arlington está rodeada de montañas. ¡Claro que sí! Por aquellos montes hay unos lugares muy poco accesibles, es lógico que la escondieran allí. Pero agua, ¿qué habrá querido decir con eso de agua?
– Supongo que ha pretendido señalarnos el lugar exacto en que se encuentra -dijo el sargento Neuman-.
Intenta decirnos que se encuentra cerca o en todo caso no muy lejos de un río, estanque o lago. Algo donde haya agua.
– Sí. Pero, ¿dónde demonios está Trigg con el mapa? Trigg entró en aquellos momentos en la estancia, desdobló el mapa y se arrodilló para extenderlo sobre el pavimento de la sala de proyecciones mientras Nellie y Zigman lo observaban todo asustados y en silencio.
Culpepper y Neuman se agacharon al lado del mapa.
El lápiz de Culpepper se convirtió en un puntero.
Arlington está aquí. ¿Y estas Gavilán Hills que se encuentran a unos quince kilómetros al sur? Agua… Dios mío, en mi vida he visto tanta agua.
Hasta en el mismo centro de Riverside hay un laguito, el lago Evans. Vamos a ver. Volvamos a estos montes.
Aquí está la presa Mockingbird pero se encuentra demasiado cerca de la ciudad. ¿Y el lago Mathews? -Miró a los demás-También es una presa. ¿Llamarían ustedes "agua" a una presa?
– Yo, sí -dijo Trigg.
– Muy bien. Esos dos están un poco lejos, el lago Perris y el lago Elsinore. -Miró perplejo a los demás-. ¿Qué les parece?
El sargento Neuman posó en el suelo el cuaderno amarillo y señaló las palabras del mensaje: “Arlington, agua, montes”.
– Creo que intenta decirnos que se encuentra en las colinas no lejos de una extensión de agua cercana a la ciudad de Arlington.
– Muy bien -dijo Culpepper mostrándose de acuerdo-, eso ya limita más las cosas.
Si lo interpretamos bien, ello significaría que se encuentra por estos montes en proximidad de la presa Mockingbird o más probablemente del lago Mathews. -Culpepper soltó el lápiz y se puso en pie-.
Nos basta para poder actuar. Neuman, póngase en contacto con las oficinas del sheriff de Riverside y dígales que nos preparen un cuartel general de urgencia en algún lugar de Arlington.
Dígales que desplacen allí a la mayor brevedad posible su unidad móvil. No tenemos ni un minuto que perder.
Trigg, ponte en comunicación con el jefe superior y ordena que se traslade a Arlington todo el equipo de urgencia. Yo pediré ahora mismo por teléfono dos o tres helicópteros para trasladarnos allí. En su atolondramiento, se había olvidado de Nellie y Zigman pero ahora se percató de la presencia y de los temores de éstos.
Procuró tranquilizarles con una sonrisa pero no lo consiguió.
– No sé qué decirles -les dijo-. Dentro de media hora estaremos recorriendo todo Arlington, todos aquellos montes y todos los lagos.
Esta chica es muy lista y valiente y nos ha dado la posibilidad de que la salvemos. -Tragó saliva-. No sé si podremos hacerlo.
Pero podemos intentarlo, es lo único que puedo decirles, podemos intentarlo.
A punto de marcharse, Culpepper se volvió hacia Nellie Wright y esta vez consiguió esbozar una leve sonrisa.
– Esta película que hemos estado viendo, algún día me gustaría ver el final. Quisiera saber si logró sus propósitos.
En el mismo centro de la zona comercial de Arlington, en medio del aparcamiento vacío de la tienda de muebles McMahan, se había instalado la unidad móvil del “sheriff” del condado con todo su equipo de operaciones.
En el interior del moderno vehículo, el capitán Chester Culpepper se encontraba de pie frente a toda una serie de planchas de corcho fijadas a las paredes.
Sobre cada plancha había un mapa geológico de los Estados Unidos a escala 1:24,000 con la topografía detallada de distintos sectores montañosos de las cercanías de Arlington y de otras zonas del condado de Riverside.
En cada mapa se especificaban las distintas categorías de carreteras con distintos colores y símbolos según se tratara de carreteras para vehículos pesados, medianos o ligeros o bien de caminos no asfaltados.
El capitán Culpepper estaba estudiando con todo detalle estas carreteras. En determinado momento le dijo en voz baja al teniente Trigg:
– Como es natural, es posible que llegaran con su vehículo a su lugar de destino sin utilizar carretera alguna.
El teniente Wilson Trigg se hallaba inclinado sobre el escritorio de la unidad móvil en ausencia del “sheriff” de Riverside, Bruce Varney, que dirigía las operaciones exteriores.
Trigg aparecía rodeado del más moderno y sofisticado equipo de comunicaciones y laboratorio que imaginar se pueda.
Aparte los tres teléfonos que había encima del escritorio, disponía de una radio que le ponía en comunicación con los coches patrulla y de las otras cinco radios que había en el vehículo. A su lado había un teletipo portátil y detrás un aparato de "videotape".