plebeyo, plebe. Designaba a todos los ciudadanos romanos que no fuesen patricios, es decir, que pertenecían a la plebe. En los primeros tiempos de la república, ningún plebeyo podía ser sacerdote, magistrado curul ni senador. La situación se mantuvo muy poco tiempo, pues las instituciones patricias fueron cayendo una tras otra ante la presión de la plebe y a finales del período republicano pocas o nulas eran las ventajas de ser patricio, salvo el criterio de superioridad en el seno de la sociedad.
plebeya, asamblea. Véase Asamblea.
población de Roma. Es objeto de una gran controversia que ha hecho correr ríos de tinta entre los eruditos modernos. Yo creo que existe una tendencia a subestimar el número de habitantes de la urbe, que a mí, en los casos en que admiten la cifra de un millón, me parecen pocos. La opinión más generalizada es que tendría medio millón de habitantes. En cualquier caso, se conoce la extensión de la ciudad que circundaban las murallas servianas en tiempos de la república: algo más de un kilómetro de ancho y más de dos kilómetros de largo. Entonces, igual que ahora, Roma era una ciudad con población fija. Debía de haber quizás doscientos cincuenta mil ciudadanos romanos -los varones inscritos en los rollos del censo- más las mujeres, niños y esclavos. Tenían que ser muy pobres los hogares en que no hubiese esclavos, pues hasta los miembros del censo por cabezas los poseían. Luego, habría que tener en cuenta a los no ciudadanos, que en Roma constituían legión: judíos, sirios, griegos, galos y naturales de otros muchos países; con las mujeres, niños y esclavos, la citada cifra de un cuarto de millón debía incrementarse hasta más de un millón. De no ser así, las insulae habrían estado medio vacías y la urbe llena de parques. En mi opinión la cifra más acertada sería dos millones de habitantes.
podex. Palabra obscena que en latín significaba el trasero.
Pólux. El hermano gemelo de Cástor.
pomerium. Límite sacro de la ciudad de Roma, marcado por unos mojones llamados cippi, cuya creación se atribuye al rey Servio Tulio; permaneció intacto hasta la dictadura de Sila. El pomerium no seguía exactamente el perímetro de las murallas servianas y uno de los motivos principales es que es dudoso que dichas murallas las construyera Servio Tulio, quien sin duda habría hecho que éstas siguieran el itinerario del pomerium. Toda la antigua ciudad palatina de Rómulo quedaba dentro del pomerium, pero no el Aventino ni el Capitolio. La tradición decía que el pomerium sólo podía ampliarlo aquel que aumentase considerablemente los territorios que poseía Roma, pues en términos religiosos, Roma sólo existía dentro del pomerium y todo lo que quedaba fuera de él eran posesiones.
pontifex. Palabra latina que significa sacerdote y ha perdurado incorporándose a casi todos los idiomas europeos. Muchos filólogos consideran que en los primeros tiempos de Roma, el pontifex era un constructor de puentes, por considerarlos estructuras mágicas. Sea lo que fuere, en tiempos de la república, el pontifex era un sacerdote especial, colegiado, que servía de asesor a los magistrados romanos en cuestiones religiosas, ya que la religión romana la administraba el Estado. Al principio todo pontifex había de ser patricio, pero en el 300 a. JC. la lex Oguinia dispuso que la mitad de los miembros del colegio fuesen plebeyos. En las épocas en que pontífices y augures eran nombrados por el propio colegio, los nuevos miembros no solían alcanzar la edad senatorial y venían a tener poco más de veinte años; el nombramiento de César a los veintisiete cae dentro de lo normal.
pontífice máximo. Máximo representante de la religión estatal y el sacerdote más antiguo. Parece ser que fue invención de la recién constituida república y es una característica maniobra romana para superar un obstáculo sin herir susceptibilidades, pues el rex sacrorum (título ostentado por el rey de Roma) había sido el sumo sacerdote. En lugar de soliviantar al populacho aboliendo el rex Sacrorum, los nuevos gobernantes, por medio del Senado, crearon un nuevo pontifex, cuyo papel y categoría eran superiores a las del antiguo cargo. Se le llamó pontífice máximo y se le elegía en vez de designársele, para reforzar su posición gubernamental. Al principío, seguramente se le exigía ser patricio, pero ya a mediados de la república es muy probable que fuese plebeyo. Tenía encomendada la supervisión de los diversos colegios sacerdotales -pontífices, augures, flamines, fetiales- de otros sacerdotes menores y de las vírgenes Vestales. El Estado le dotaba de una imponente mansión para residencia, pero en tiempos de la república parece ser que compartía sede con las Vestales en la modesta y reducida Regia del Foro.
popa. Era un sirviente público adscrito a tareas religiosas y su cometido concreto parece que fue descargar sobre la víctima la maza sacrificial, ya que quien la degollaba era el cultarius (véase el término).
porticus. Columnata cubierta, simplemente longitudinal o en forma rectangular, rodeando un patio (peristilo). Eran lugares en que solían realizarse negocios y había comercios; el Porticus Margaritaria dominando el Foro, debía su nombre a los mercaderes de perlas que allí tenían sus tiendas; el Porticus Aemilia en el puerto de Roma era un gran edificio que albergaba las oficinas de los que se dedicaban a la exportación e importación.
praefectus fabrum. «El que supervisaba el obraje.» Uno de los personajes de mayor importancia en el ejército romano, aunque no formase parte de él; era un civil nombrado por el general, cuyo cometido como praefectus fabrum consistía en el equipamiento e intendencia del ejército en todos sus aspectos, desde los animales y el forraje hasta la tropa y el rancho. Como subarrendaba a particulares la contrata de pertrechos y abastecimientos, era muy influyente y se hallaba, de no ser un hombre íntegro, en una posición ideal para enriquecerse. Elocuente ejemplo de ellos es el caso del banquero gadetano Lucio Cornelio Balbo, praefectus fabrum de César.
praenomen, praenomina. El nombre de los romanos, equivalente al nuestro de pila. Había pocos nombres, quizás un máximo de veinte, la mitad de los cuales no eran muy comunes. Cada gens o familia tenía preferencia por ciertos praenomina, lo que a su vez reducía el número. Los eruditos actuales suelen ser capaces de saber por el praenomen si el interesado era o no miembro de la gens; los Julios, por ejemplo, mostraban preferencia por Sexto, Cayo y Lucio, por lo que alguien llamado Marco Julio difícilmente sería un auténtico Julio de la gens patricia; los Licínios tenían preferencia por Publio, Marco y Lucio; los Pompeyos, por Cneo, Quinto y Sexto; los Cornelios, por Publio, Lucio y Cneo; los Servilios de gens patricia, por Quinto y Cneo. Uno de los rompecabezas para los eruditos actuales lo constituye aquel Lucio Claudio que fue rex sacrorum en los últimos tiempos de la república, porque Lucio no es un praenomen de los Claudios, pero, dada la seguridad de que era patricio, sí que debió de ser un Claudio; yo he sugerido que posiblemente existiera una rama de la gens Claudia con el praenomen Lucio, que tradicionalmente ocupara el cargo de rex sacrorum.
praetor. El pretorado era el penúltimo peldaño en la jerarquía romana del cursus honorum. En los inicios de la república, los dos magistrados de mayor categoría se llamaban pretores, pero a finales del siglo IV a. JC. comenzó a emplearse la palabra «cónsul» para referirse a tales magistrados. Un pretor fue el único representante de esta alta magistratura durante muchas décadas; a partir de entonces, el praetor urbanus, pues su potestad se circunscribía a la ciudad de Roma (dejando así libres a los cónsules para actuar en la guerra). En el 242 a. JC. se creó el cargo de segundo pretor, el praetor peregrinus. A ello siguió la adquisición de posesiones en el extranjero que requerían gobernación, y en el 227 a. JC. se crearon otros dos cargos de praetor para gobernar Sicilia y Cerdeña. En el 197 a. JC. aumentaron de cuatro a seis para hacer frente al gobierno de las dos Hispanias. A finales de la república había años en que se nombraban seis, ocho en otros, según las necesidades del Estado. Fue Sila quien aumentó a ocho el número de pretores durante su dictadura.