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Saturnino. Lucio Apuleyo Saturnino, tribuno de la plebe en 103, 100 y 99 a. JC., nació hacia el 135 a. JC. en el seno de una familia muy vinculada a Picenum (su hermana estaba casada con Tito Labieno, colega en su último tribunado de la plebe). El principio de su carrera política se vio ensombrecido por una supuesta malversación de grano en Ostia cuando él era cuestor; durante su primer tribunado de la plebe se alió con Cayo Mario y le consiguió tierras en Africa para el asentamiento de sus excombatientes. A él se debe la legislación sobre el delito de traición denominado maiestas minuta o «pequeña traición» y la creación de un tribunal especial para juzgarla. En su segundo mandato como tribuno de la plebe se alió también con Mario, consiguiéndole tierras para los excombatientes de las campañas contra los germanos; pero, finalmente, fue más un estorbo que una ayuda para Mario y, al repudiarle éste en público, Saturnino se hizo enemigo suyo. A finales de 100 a. JC., Saturnino comenzó a ganarse a los estratos humildes del cap ite censi, prometiéndoles trigo en un momento de escasez en que los desposeídos sufrían hambre; logró que se aprobase una ley frumentaria que no pudo llevar a la práctica pues no había trigo para el abastecimiento. Al celebrarse las elecciones de la plebe en el 99 a. JC., Saturnino volvió a ser candidato y, como esta vez no obtuvo el cargo, su inseparable amigo Cayo Servilio Glaucia organizó el homicidio de uno de los candidatos elegidos y Saturnino ocupó el tribunado en sustitución del asesinado. Era por tercera vez tribuno de la plebe en un momento en que las multitudes del Foro, acuciadas por el hambre y enardecidas por su oratoria, pusieron en delicada situación al gobierno de Roma, que se enfrentaba a una situación prerrevolucionaria. La situación propició una alianza entre Mario y Escauro de la que siguió un decreto inapelable del Senado cuya última consecuencia fue la detención de Saturnino y sus partidarios, después de que Mario cortase el suministro de agua al Capitolio, en donde la facción había buscado refugio. Los detenidos fueron confinados en el Senado, donde fueron lapidados con las tejas de la techumbre. Acto seguido, quedaron anuladas todas las leyes de Saturnino. A partir de entonces se dijo que Saturnino había querido proclamarse rey de Roma; su hija Apuleya estaba casada con el patricio Marco Emilio Lépido. En La corona de hierba figura una explicación más amplia de la vida de Saturnino.

seleúcida. Era una rama dinástica de la casa real de Siria, cuyos soberanos descendían de Seleuco Nicator, compañero de Alejandro Magno, aunque no era general suyo. Tras la muerte de Alejandro instituyó un reino que llegó a extenderse desde Siria y Cilicia hasta Media y Babilonia; contaba con dos capitales, Antioquía y Seleucis del Tigris. Seleuco Nicator tenía dos esposas, la macedonia Estratónice y la bactriana Apama. En el siglo a. JC., el reino parto había usurpado la región oriental y Roma la mayor parte de la Cilicia, por lo que el reino de los seleúcidas quedó estrictamente reducido a Siria.

Senado. Senatus en latín. El primitivo Senado era un organismo constituido por cien patricios; posteriormente llegaría a alcanzar trescientos. Debido a su antigüedad, la definición legal de sus poderes, derechos y obligaciones era imprecisa; el cargo de senador era vitalicio (salvo casos de expulsión por parte de los censores por mala conducta o empobrecimiento), lo que propició que se creara en seguida una oligarquía y que, a lo largo de la historia, sus miembros lucharan denodadamente por conservar su privilegiada posición. Hasta que Sila impidió el acceso al Senado sin un cuestorado previo, se ingresaba por los datos del censo, aunque a partir de la mitad de la época republicana el cuestorado previo solía ir seguido del ingreso en el Senado. La lex Atinia establecía que los tribunos de la plebe ingresaran automáticamente en el Senado tras su elección. Sin ser una ley formal, el requisito para ser senador era tener una renta anual de un millón de sestercios.

Sólo los senadores podían vestir la latus clavus o laticlavia con una ancha franja púrpura; llevaban también zapatos de cuero marrón y un anillo (en su origen, de hierro y después de oro). La vestimenta de luto de los senadores consistía en ponerse en la túnica la franja estrecha de caballero; sólo los que desempeñaban magistratura curul llevaban toga bordada en púrpura, y la de los senadores era una simple toga blanca.

Las reuniones del Senado debían celebrarse en lugares debidamente consagrados, ya que no siempre tenían lugar en su sede, la Curia Hostilia. Las ceremonias y la sesión del día de Año Nuevo, por ejemplo, se celebraban en el templo de Júpiter Optimus Maximus, mientras que las sesiones para tratar de la guerra, se llevaban a cabo en el templo de Belona, fuera del pomerium. Estas sesiones sólo se celebraban desde el amanecer hasta el ocaso, y se suspendían en los días reservados a las reuniones de los comitia siempre que éstas se celebrasen.

Hasta que Sila lo reorganizó, como hizo con tantas cosas, existía en el Senado una estricta jerarquía entre los que tenían voz en las sesiones, siendo el príncipe del Senado y los consulares quienes tenían preferencia a tomarla antes que los elegidos para un cargo del que no hubieran tomado posesión; después de la reforma de Sila, éstos -cónsules y pretores electos- la tomaban antes que aquéllos. En cualquier caso, los patricios siempre precedían en el uso de la palabra a los plebeyos de similar condición, y no todos los senadores tenían voz en la cámara; los senatores pedarii, que se sentaban detrás de los que tomaban la palabra, sólo podían votar. No había limitaciones en cuanto al tiempo o contenido de la oratio (discurso) y de ahí la popularidad de la maniobra actualmente denominada obstruccionismo. Si el asunto no era importante o la respuesta totalmente unánime, el voto podía ser verbal o a mano alzada, pero se recurría al voto formal cuando existían discrepancias entre los senadores, que se levantaban para situarse a un lado u otro del estrado curul, según diesen el «sí» o el «no», y así efectuar el recuento. El Senado era un organismo asesor más que legislativo y promulgaba sus consulta o decretos a petición de las distintas asambleas. Si el asunto era grave, se requería un quorum para llegar a la votación, aunque no se sabe qué proporción determinaba tal quorum. ¿Quizás un cuarto? Desde luego, la mayoría de las sesiones no contaban con una nutrida asistencia, al no existir un reglamento que especificase la obligación de asistir a todas las sesiones.

Por tradición, el Senado tenía potestad suprema en ciertas cosas, pese a su carencia de poder legislativo; así era el caso en cuestiones fiscales porque controlaba el Erario (fiscus) y el tesoro; en asuntos exteriores y en cuestiones bélicas; en administración de las provincias y en el nombramiento de sus gobernadores.

senatus consultum de re publica defendenda. Era un decreto inapelable del Senado, así denominado porque Cicerón abrevió su definición a senatus consultum ultimum. Desde 121 a. JC. en que Cayo Graco recurrió a la violencia para impedir que se derogasen sus leyes, en los casos de excepción el Senado asumía prioridad sobre todos los organismos legislativos promulgando un senatus consultum de re publica defendenda que venía a ser una especie de ley marcial y como un mecanismo para evitar el nombramiento de un dictador.

servianas, murallas. Eran los muros Servii Tullii o Tulli. Los romanos creían que las murallas que rodeaban la ciudad republicana habían sido levantadas en tiempos del rey Servio Tulio, pero la evidencia invita a pensar que fueron construidas después del saqueo de Roma por los galos de Breno el 390 a. JC. Hasta tiempos de la dictadura de César estuvieron perfectamente conservadas.

servidores públicos (funcionarios). Cuanto más amplío mis investigaciones, más convencida estoy de que en Roma había servidores públicos. No obstante, el Senado y las asambleas, que eran los organismos gubernamentales, solían detestar a esta clase de servidores, y muchas de las transacciones públicas de Roma las realizaban empresas y/o individuos particulares del sector de los negocios; esta privatización perduraba en tiempos de la república y se regulaba por medio de los censores, pretores, ediles y cuestores. Las contratas se efectuaban sobre un precio estipulado por el servicio, pero a pesar de todo, había muchos servidores públicos: oficinistas, escribas, secretarios, contables, factotums, ayudantes religiosos, esclavos públicos, oficiales electorales, oficiales de los comicios, lictores… aparte de las legiones. La caballería puede decirse que era «de alquiler». La paga y las condiciones de trabajo no serían muy buenas, pero, aparte de los esclavos públicos, todos los servidores públicos eran probablemente ciudadanos romanos. Un gran contingente de los servidores del sector de la administración eran libertos griegos.