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Por último se enjabonó y se duchó, y decidió afeitarse para no tener que hacerlo antes del desayuno. Tras tomarse su tiempo cerró por dentro la puerta de su habitación, apagó la luz del techo y se metió en la cama. Miró a su alrededor en busca de algo para leer, pero descubrió que no había nada. Se irritó por ello, porque era adicto a su vicio por encima de todo lo demás y no deseaba salir de nuevo y asustar a alguien. Bebió un poco y apagó la luz de la cabecera.

No se durmió de inmediato. Su agradable charla con Patty parecía haberle desvelado y relajado. Aún estaba despierto cuando entró Dawn.

—¿Quién anda ahí? —preguntó en voz alta.

—Soy Dawn, Jubal.

—No es posible que ya haya amanecido —murmuró, interpretando mal el nombre de la muchacha[19]—; apenas acabo de meterme en la cama… ¡Oh!

—Sí, Jubal, soy yo.

—Maldita sea, creí que había cerrado esa puerta por dentro. Chiquilla, salga de aquí ahora mismo… ¡Hey! Salga de esta cama. ¡Fuera!

—Sí, Jubal. Lo haré. Pero antes quiero decirle algo.

—¿Qué?

—Hace mucho tiempo que le quiero. Casi tanto como Jill.

—¿Eh, qué demonios…? Déjese de decir tonterías y saque su trasero por esa puerta.

—Lo haré, Jubal —susurró ella con humildad—. Pero antes quiero que escuche algo. Algo sobre las mujeres.

—No quiero oír nada ahora. Dígamelo por la mañana.

—Ahora, Jubal.

Suspiró.

—Está bien, hable. Pero quédese donde está.

—Jubal… mi bienamado hermano. Los hombres se preocupan mucho por la apariencia de las mujeres. Así que tratamos de estar hermosas, y eso es correcto. Como usted sabe, yo me dedicaba al strip-tease. Eso era correcto también, para permitir que los hombres disfrutasen de la hermosura que yo era para ellos. También era correcto para mí saber que ellos necesitaban lo que yo podía ofrecerles.

»Pero, Jubal, las mujeres no somos hombres. A nosotras nos importa lo que un hombre es. Puede tratarse de algo tan tonto como: «es rico». O puede ser: ¿se ocupará de mis hijos y será bueno con ellos? O, a veces, puede ser incluso: ¿es bueno? Usted es bueno, Jubal. Pero la belleza que vemos en usted no es la belleza que usted ve en nosotras. Es usted hermoso, Jubal.

—¡Por el amor de Dios!

—Creo que habla correctamente. Usted es Dios y yo soy Dios…, y le necesito. Le ofrezco el agua. ¿Quiere que la compartamos y nos acerquemos?

—Hum. Mire, jovencita, si entiendo lo que me está ofreciendo…

—Asimila, Jubal. Compartir todo lo que tenemos. Nosotros mismos. Nuestro propio ser.

—Eso pensé. Querida, usted tiene mucho que compartir…, pero yo… Bueno, ha llegado usted con algunos años de retraso. Lo lamento sinceramente, créame. Gracias. Muy profundamente. Ahora márchese y deje dormir a un viejo.

—Dormirá, cuando la espera se haya llenado. Jubal…, yo podría prestarle vigor. Pero asimilo claramente que no es necesario.

Maldita sea…, ¡que no era necesario!

—No, Dawn. Gracias, querida.

Ella se puso de rodillas y se inclinó sobre él.

—Sólo una palabra más, entonces. Jill me aconsejó que, si se resistía, me pusiese a llorar. ¿Debo dejar que mis lágrimas inunden su pecho? ¿Y compartir agua con usted de esa manera?

—Cuando la vea, voy a darle a Jill una buena azotaina…

—Sí, Jubal. Comenzaré a llorar.

No produjo ningún sonido pero, al cabo de tan sólo uno o dos segundos, una gruesa lágrima golpeó contra su pecho…, fue seguida rápidamente por otra…, y por otra…, y muchas más. La muchacha sollozó, casi en silencio.

Jubal maldijo, tendió las manos hacia ella…, y colaboró con lo inevitable.

36

Jubal se despertó alerta, descansado y feliz. Se dio cuenta de que se sentía mucho mejor antes del desayuno de lo que se había sentido en años. Desde hacía mucho, mucho tiempo, pasaba el negro período entre el instante de abrir los ojos y la primera taza de café consolándose a sí mismo con el pensamiento de que a la mañana siguiente la cosa resultaría un poco más fácil.

Esta mañana se sorprendió a sí mismo al descubrirse silbando. Al darse cuenta se interrumpió, lo olvidó y empezó de nuevo.

Se vio a sí mismo en el espejo, esbozó una sonrisa sesgada, luego sonrió más ampliamente.

—Eres un viejo chivo incorregible. En cualquier momento vendrán a buscarte.

Observó un pelo blanco de su pecho, lo arrancó, sin preocuparse de los muchos más que había allí tan blancos como el primero, y siguió preparándose para hacer frente al mundo.

Cuando salió, Jill estaba junto a su puerta. ¿Accidentalmente? No, ya no creía en las «coincidencias» en aquel lugar; todo estaba organizado como un ordenador. La muchacha se arrojó directamente a sus brazos.

—¡Oh, le queremos tanto! Usted es Dios.

Jubal devolvió el beso con el mismo calor con que lo había recibido, mientras asimilaba que sería hipócrita no hacerlo así…, y descubrió que besar a Jill difería de besar a Dawn de una manera inconfundible, pero que estaba más allá de toda posible descripción.

Finalmente la apartó, sin dejarla marchar.

—Mesalina en pañales… Me preparó usted una trampa.

—Jubal, querido… ¡estuvo usted maravilloso!

—Hum. ¿Cómo diablos supo que yo aún era capaz?

Jill le lanzó una mirada que rezumaba franca inocencia.

—Oh, vamos, Jubal, he estado segura de ello desde el primer día que Mike y yo llegamos a su casa. Verá, incluso entonces, mientras estaba dormido en trance, Mike podía ver a su alrededor, en un radio bastante amplio, y a veces miraba en el interior de usted, en busca de la respuesta a una pregunta o algo, para comprobar si estaba usted dormido.

—¡Pero yo dormía solo! Siempre.

—Sí, querido. Pero no es eso lo que quería decir. Siempre he tenido que explicarle a Mike cosas que no entendía.

—Uf —Jubal decidió no seguir ahondando en el tema—. Bueno, no importa. No tuvo que prepararme esa trampa.

—Asimilo que, en el fondo de su corazón, no siente lo que está diciendo, Jubal…, y usted asimila que hablo correctamente. Hubiéramos debido tenerle en el Nido desde un principio. Le necesitamos. Puesto que es tan tímido y tan humilde en su corrección, hicimos lo que debía hacerse para darle la bienvenida sin lastimar sus sentimientos. Y no los hemos lastimado, como usted mismo asimila.

—¿Qué significa ese «nosotros»?

—Fue un Compartir el Agua del Nido en pleno, como usted seguro que asimila: estaba allí. Mike interrumpió lo que estaba haciendo y se despertó para asistir también, y asimiló con usted y nos mantuvo a todos juntos.

Jubal se apresuró a abandonar también aquel tema.

—Así que Mike se ha despertado por fin, ¿eh? Por eso brillan tanto esos ojos.

—Sólo en parte. Por supuesto, siempre nos sentimos contentos cuando Mike no se halla retraído, es una alegría. Pero de todos modos nunca se encuentra lejos. Jubal, asimilo que no ha asimilado usted la plenitud de nuestra forma de Compartir el Agua. Pero la espera se llenará. Al principio ni el propio Mike lo asimilaba; pensaba que sólo era un medio para la aceleración ovípara, como en Marte.

—Bueno…, ése es el propósito primario, el más evidente: bebés. Lo cual hace que sea un comportamiento más bien estúpido por parte de una persona como yo, por ejemplo, que a mi edad no alberga la menor intención ni deseo de promover tal incremento.

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19

Dawn en inglés significa amanecer. (N. del Rev.)