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—Continúe.

—Pongamos a ese Albert gris que llevó la bomba a Hornos Universales. Creía que estaba buscando tecnologías ocultas. ¡Y allí estaban! Toda una serie de logros del Proyecto Zoroastro. Primero, la recargagolem…

—Que tenía preocupantes efectos secundarios, así que me abstuve de anunciarla. No hay nada siniestro en ello. De hecho…

De hecho, usted mismo usa el proceso.

¿Es obvio? Bueno, tal vez sólo estoy intentando conseguir el máximo de mis caros muñecos brillantes —idKaolin se rió secamente—. ¿No son la mayoría de los ricos un poco avaros?

—Lleva usted semanas reutilizando éste.

— ¿Se nota? —Kaolin fingió mirarse en un espejo cercano—. Muy bien, mi objetivo es poner a prueba el proceso —alzó una mano temblorosa—. Sin duda habrá advertido los temblores.

Lo que yo había advertido (cada vez con más respeto) eran las múltiples capas de su historia. Descubre un nivel, y él rápidamente pasaba a otro.

— ¿Y los lapsus de memoria?

—Otro desagradable efecto secundario que debería tener en cuenta, Morris. Considérelo un último sacrificio por mis clientes.

—Admirable. Y la experimentación podría sostenerse, si la posibilidad de recarga fuera la única tecnología nueva. Pero está la impresión ídem-a-ídem.

Usted es el pionero en ese campo, Albert.

— ¿Lo soy? Sus técnicos esperan aprender de mi peculiar Onda Establecida. Pero la maquinaria para la transferencia de alta fidelidad parece muy avanzada. Farshid Lum piensa que estamos entrando en una era donde ídems de larga duración pasarán sus recuerdos a repuestos frescos sin necesitar un rig, creando su propio sentido de la personalidad…

—¡Y millones, tal vez una mayoría, se resistirá a ese extraño futuro! —idKaolin sacudió tristemente la cabeza—. Veremos un regreso a los tumultos sociales de hace una generación.

—Sin duda. Luego, para empeorarlas cosas, está la idemización remota. Especialistas como Gineen Wammaker ven una oportunidad dorada para ampliar mercados. Los principales expertos en cualquier campo podrán dominar sus profesiones en todo el mundo, no sólo exila ciudad donde viven. ¿Nos relegará eso a los demás al salario púrpura?

Clara estaba sentada en el borde de su silla, claramente deseosa de intervenir en la discusión, pero se reprimió. Buena chica.

IdKaolin se encogió de hombros.

—Muy bien, Morris. Lo admito. Vi esas tendencias, hace más de un año, y no me gustó adónde nos llevaban. Así que me dispuse a regañadientes a ponerlas en el mercado.

—Frustrando al innovador principal…

—Y empujándolo tal vez hacia objetivos místicos. Maldición. Nunca tendría que haber lanzado el Proyecto Zoroastro.

Su suspiro fue tan doloroso y reflexivo… Odié estropear una pose tan elaborada.

—Expresa usted ambivalencia, Vic Kaolin. Sin embargo los trabajadores de Investigación y Desarrollo de Hornos Universales tuvieron pleno apoyo, casi hasta el mismo momento en que las tecnologías estuvieron preparadas. Fue entonces cuando se echó usted atrás. Y, casualmente, alguien contrató a un Albert gris que no sospechaba nada para que investigara los rumores de datos suprimidos…

—Veo adónde quiere ir a parar —respondió él, frunciendo el ceño—. Beta, Wammaker e frene tenían todos ellos motivos para querer las nuevas técnicas. Igual que los fanáticos de la Emancipación de Lum. Ninguno de ellos tenía más motivos que yo para destruir la División de Investigación.

—Menos que usted, señor.

El gesto de preocupación aumentó.

—Está dando a entender que actué según mis temores hacia la nueva era que se avecina. ¿Que preparé la bomba en un acto de conciencia, para proteger a la sociedad de tecnologías desestabilizadoras y probablemente inmorales? —IdKaolin hizo una pausa, bajando la cabeza—. ¿Tiene idea de cuánto sacrificaría? ¿Amistades, riqueza, posición, poder…?

Clara asintió.

—Sí. Aunque incluso sus enemigos le reconocerían el valor de sus fuertes convicciones…

—Si algo de todo eso fuera verdad.

«Ahora viene lo difícil. Un nido de ratas de fibras en el tejado, rodeando la cúpula reflectora.

»Debo extender mis zarpas, mucho más que ninguna bestia natural, usándolas como zancos para pasar cuidadosamente por encima de los filamentos de detección. Mi vientre los roza, suavemente, corno una brisa.

»La misma brisa que impulsa la corneta de Albert, un hermoso cebo para los ojos, muy por encima del prado…

»¡Presta atención ahora! Con el cuerpo tan arqueado, la piel pixelada de mi espalda no puede con el truco de la invisibilidad. No en todas direcciones a la vez.

»Se me está haciendo tarde. Pero la prisa está descartada. No debo sobrecalentarme.

»Pal no podría hacer esto. No es cuestión de cerebro (no hay mucho en este cráneo) ni de valor (Pal tiene más que nadie), ni siquiera de alma. Paciencia es lo que recibo de Albert.

»Firme ahora… ¡y después rápido, hacia la cúpula plateada!»

Al otro lado de un prado rodeado de lomas, Pal y realAlbert maniobraban su corneta roja y dorada, haciendo revolotear el exquisito juguete contra las nubes blancas. Una bonita distracción.

¿Mi preocupación real? ¡El pequeño golemespía que enviamos a escalar por la pared de la mansión llegaba tarde con su informe! Todo aquello podría acabar siendo un gran farol.

— ¿Por qué es usted tan pocos? —le pregunté a nuestro anfitrión—. Solía haber docenas de platinos por aquí. Pero ahora los empleados de HU lo ven principalmente por telepresencia. ¿Qué sucedió con la dirección personal?

El temblor de idKaolin llegó hasta su voz, que tartamudeó furiosa.

—¡Basta! Los he estado so-soportando a ustedes d-dos… pero esta descarada acusación ha llegado demasiado…

Se detuvo cuando unos rayos de luz brotaron de una mesa cercana. Los rayos giraron hasta convertirse en la figura de un elegante hombre de pelo gris de unos setenta años, robusto, con una túnica blanca y suelta. La cara, de un marrón sonrosado, encajaba con la del platino, pero los detalles de arrugas y marcas estaban más finamente grabados. Perfectamente imperfecto, hasta los poros.

—Les debo una disculpa, mayor Gonzales e ídem Morris, por asignar a este golem corno su anfitrión. Es tan viejo y ha sido recargado tantas veces, que el pobre no piensa con claridad.

El brillante ídem empezó a protestar… y luego cerró la boca y se quedó inmóvil. Para todos los propósitos, ya no estaba allí.

—Naturalmente, veo adónde quiere ir a parar con esta serie de preguntas, didtective. Ha demostrado que tenía en realidad un motivo para sabotear HU: mis preocupaciones éticas y sociales sobre la nueva golemtecnología. Preocupaciones surgidas de acontecimientos recientes.

»No es que esté admitiendo nada. Pero, establecido un posible motivo, los accionistas actuarán para proteger sus intereses. Mi retiro no será voluntario. Pueden ver por qué podría haber actuado clandestinamente…

— ¡Colocando a otros para que cargaran con las culpas! —lo acusó Clara.

—De nuevo sin confesar nada, dígame quién resultó perjudicado.

¿El archicriminal Beta? Es un productq de la imaginación de una joven enferma. En cuanto a esa extraña persona, la Reina frene, es una lástima lo que le sucedió. Pero ella escogió su propio camino. Un camino sin salida.

Acercándome a la holoimagen, me pregunté si era artificial o no.

Entre todas las promesas de la llamada Era Digital, una de las más conseguidas fue la simulación de la vida en 3-D. Los ordenadores de alto nivel pueden engañarte en una conversación, sobre todo si un golem suministra apoyo en las preguntas difíciles.

Teníamos un plan para comprobar eso.