Bueno, ¿qué se puede esperar de los blancos? El placer es en parte una cuestión de ego. Su clase necesita darse importancia para poder funcionar.
El Estudio Neo ocupa las cuatro plantas del antiguo centro comercial, llenando el gran atrio con una miríada de brillos holográficos. Es un emporio de esfuerzo creativo, iluminado por los chillones logotipos de un centenar de compañías productoras en alza, cada una de ellas aspirando a la posición superior en este hormiguero… un puesto en lo alto de la pirámide, a donde me encamino ahora mismo.
Los productores más ansiosos y ambiciosos colocan idemartículos junto a las escaleras mecánicas, ofreciendo muestras gratis.
—Pruébeme ahora y llévese a casa un recuerdo especial… —Arrulla una forma pálida con una túnica diáfana, sus formas tan realzadas que el tejido real no habría podido contenerlas—. Luego encárguenos un reparto domiciliario. ¡Su rig podría disfrutar de mí en persona mañana!
Mañana, ella será lodo en un tanque. Pero no lo digo. Los modales, heredados. de los días más sencillos de la juventud, me hacen decir «No, gracias», gastando aliento en una criatura que no podría interesarme menos/
— ¿Ha tenido un mal día? —canturrea otra, esta vez exageradamente masculina, flexionando los músculos allí donde ningún hombre natural los flexionaría jamás; a no ser en las páginas de un cómic, claro—. Tal vez su rig lo cargará de todas formas, si lo soborna con algo único para recordar. ¡Pruébeme y verá lo bueno que es!
O lo extraño que es. No hay forma de saber, por supuesto, de qué clase de carne procede el alma imprintada de esta criatura, ya sea cortesano o gigoló. Los más agresivos o complacientes de cada clase tienden a ser cruces, que compensan su falta de educación con deleite.
Esta vez consigo pasar sin hacer ningún comentario, y subo por las escaleras mecánicas hasta zonas mejores.
Alguien de las firmas de la segunda planta me ofrece repuestos golem especializados. Ponga su mente en un reptil dentudo o en una forma de delfín para sumergirse en las profundidades. O vaya de fiesta en un cuerpo con partes a la carta. ¿Quiere manos como navajas del Ejército suizo? A veces compro accesorios a una discreta boutique técnica, eligiendo ampliaciones para los ídems que envío a misiones peligrosas. Pal también compra aquí, experimentando con golems cada vez más pasados. Preferiría que todos sus recuerdos fueran así, y ninguno de lo que queda de su cuerpo natural.
La siguiente que se me acerca no vende sexo. Una gris como yo, vestida con un conservador papel de lino, a la usanza de los médicos televisivos, incluido el endoscopio que cuelga de su esbelto cuello.
—Perdone la intrusión, señor. ¿Puedo preguntarle si ha estado practicando imprintación prudente?
Tengo que parpadear; me resulta familiar.
—Oh, ya. Se refiere a proteger mi yo real de las enfermedades que un ídem…
—Podría traer a casa y transmitir a través de la carga. Sí, señor. ¿Ha pensado alguna vez en lo peligroso que puede ser reclamar un golem que ha estado quién sabe dónde en el transcurso dei? ¿Expuesto a todo, desde virus a toxinas mémicas?
Me ofrece un delgado panfleto y, de repente, recuerdo una historia aparecida en las noticias hace poco, bastante cómica, sobre gente que evidentemente cree que estamos viviendo en los viejos días de plaga de la guerra de las Burbujas.
—Intento permanecer limpio. Si hay alguna duda, cargo sin tocar a mi rig.
—Las toxinas mémicas no requieren contacto físico —insiste la doctora de imitación—. Pueden pasar a través de los recuerdos cargados.
Niego con la cabeza.
—Nos lo habrían dicho si esas cosas fueran…
—Ha habido brotes en más de una docena de ciudades de todo el inundo —su conducta profesional se esfuma y blande el panfleto—. ¡Nos están ocultando la verdad!
¿Quiénes? Una fan de las conspiraciones, entonces. ¡Y habla de toxinas mémicas! ¿Podrían todas las agencias responsables de la seguridad pública (y todos sus empleados) conchabarse para impedir que el público se enterara de la existencia de una nueva epidemia? Ni siquiera eso sería suficiente hoy en día, con tantos aficionados listos sueltos. Luego están los Premios Secuaz, creados para arrancar confesiones a los lugartenientes de más confianza.
—Una hipótesis interesante —murmuro, retrocediendo—. Pero entonces, por qué las redes libres no…
—Los diseñadores de toxinas son listos. ¡Los síntomas varían de una ciudad a otra! Las redes libres correlacionan incidentes, rumores, anécdotas. Sin embargo…
Sigo apartándome y, agradecido, dejo que la escalera me pille el talón, subiéndome a bordo de los escalones móviles mientras finjo una amable sonrisa de disculpa. La «doctora» se me queda mirando un momento, y luego se da media vuelta para acercarse a otro viandante.
Tal vez más tarde le pida a Nell que haga una búsqueda de «epidemias mémicas». Hasta entonces, considéralo otro entretenimiento aberrante servido por Estudio Neo.
. Ahora estoy pasando por los establecimientos con verdadera clase. «Escenarios Ilimitados» te enviará a un experto entrevistador, un ébano, dedicado exclusivamente a crear un guión que encaje con tu presupuesto y tu fantasía favorita. Luego regresará con los escenarios y un reparto completo de personajes para representar cualquier escena, desde alta literatura a tus más oscuros sueños.
«Aventuras Proxy» llevará a tu copia imprintada-pero-sin-cocer a algún lejano rincón del planeta donde la hornoactivarán y le harán pasar un día de frenéticas huidas. Luego devolverán el cráneo rápido-congelado en perfecto estado, para que lo recuerdes todo. Una aventura de veinticuatro horas, lista para servir.
También hay especialistas que ofrecen servicios inimaginables antes de la golemtecnología. Casi todo lo que para un humano en carne Y hueso es ilegal se puede hacer con un ídem… aunque a menudo acarrea multas y el pago de un impuesto por perversión.
No es extraño que el inspector Blane odie este lugar. Una cosa es crear a tus duplicados para un trabajo honrado. Los sindicatos lucha, ron y perdieron, y ahora millones se ganan la vida en varios lugares a la vez, haciendo aquello para lo que son buenos, desde servicio de porteros a mantenimiento de reactores nucleares. Un mercado justo ofrece máxima experiencia para todos, a precios asequibles.
Pero ¿experiencia en entretenimiento? Arrancada de la pantalla plateada, liberada de la caja tonta, saltando de las páginas de las novelas románticas y rocambolescas, convertida en algo que se puede tocar… Dicen que cuando empezó la Red, se empleaba principalmente para el porno. Lo mismo aquí. Sólo que ahora anda y te responde. Puede hacer lo que tú quieras.
Espera un momento… Es el teléfono. Lo atiendo a tiempo de escuchar a Nell pasar la llamada a mi yo real.
La cara medio paralizada de Pal llena la pantallita, rodeado de sus sensores de deseo para controlar su silla de ruedas mágica. Quiere que me pase a verlo.
Mi rig parece malhumorado y cansado. No hará otra imprintación.
—Tengo tres ids actuando —le dice a Pal—. Uno de ellos se pasará por tu casa, si le da tiempo.
¿Tres? El verde no estará preparado para tratar con Pal. Y el gris número uno tiene que ver a Ritu Maharal para hablar de su padre asesinado. Existe la posibilidad de que incluso pueda ver e interrogar al Vic Kaolin real… algo que merecerá la pena contarle a Clara, cuando regrese de su guerra.
Así que es cosa mía. Si Wammaker me deja escapar temprano, iré a escuchar a Pal largar sobre su última teoría o plan conspiratorio. Mierda. Ya casi puedo sentir que mi corta «vida» se está agotando.
Piso superior, donde los helipuertos del tejado dan rápido acceso a los clientes ricos. Donde los selectos productores sirven buen café y sabrosos entremeses, ¡incluso a los grises visitantes! Aquí, las tiendas elegantes te dejan contratar a actores de primera fila para interpretar papeles convincentes en cuerpos moldeados para parecerse a cualquiera de todos los tiempos. Hay una penalización cuando un ídem no se parece a su rig, pero es pequeña cuando no hay por medio ningún fraude. No es que los productores se nieguen a un pequeño fraude, de vez en cuando.