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Los clientes ricos también vienen aquí para concertar cosas extravagantes. Una vez, alguien contrató a los miembros del pelotón de infantería de reserva de Clara, que estaban fuera de servicio, para actuar como extras en una sangrienta recreación de la última orgía-masacre de Calígula. Ella me coló para ver la actuación desde detrás de una cortina púrpura. La recreación fue realista, espeluznante, y tal vez incluso educativa por su fidelidad a los detalles históricos. Las luchas a espada fueron soberbias. El golem de Clara murió espectacularmente bien.

Con todo, no me gustó el espectáculo.

—Me alegro de que pienses así —reconoció ella. De hecho, ningún miembro de su equipo cargó recuerdos de la brutal masacre de esa tarde. Es algo que hace que te sientas orgulloso de nuestros chicos y chicas de caqui.

Faltan todavía más de veinte metros hasta el elegante pórtico de la oficina de Wammaker cuando una figura encapuchada llama mi atención, haciendo gestos desde las sombras.

—Señor Morris. Me alegro de que haya venido.

Acercándome un paso más, reconozco a la ídem cubierta con la capucha. La ayudante ejecutiva de la maestra, con el rostro de un conservador tono gris que combina perfectamente con su atuendo.

— ¿Quiere seguirme, por favor?

Me llama y yo la sigo… apartándome de la oficina de Wammaker.

—En nuestra reunión trataremos asuntos delicados que será mejor discutir en otra parte —explica, tendiéndome una túnica con capucha como la suya—. Por favor, póngase esto.

Si yo fuera real, me preocuparía. ¿Podría estar la maestra planeando alguna rebuscada venganza por mi pasada actitud con ella? Pero bueno, ¿y qué? No soy más que un ídem.

Me pongo la túnica y la sigo.

Un pequeño ascensor de servicio nos lleva hacia abajo, hacia las plantas de renta inferior del viejo centro comercial. Las puertas se abren y mi guía se encamina directamente hacia una tienda vulgar de ventanas opacas que lleva el nombre de ASOCIADOS RENOVACIÓN. La sigo aun reino de tejidos colgantes que titilan con piezoluminiscencia, llenos de brisas preparadas. Incluso han dedicado esfuerzos a cultivar plantas de interior que proporcionan una atmósfera de bienvenida. Principalmente ficus y abetos sencillos. Pero la atención se ve atraída hacia otra parte, hacia los holopósters de Gineen y sus mejores afiliados, hombres y mujeres cuyas copias ofrecen placeres sibaríticos a los que están cansados del mero sexo.

Ante la sala de espera hay cabinas oscuras donde los clientes pueden consultar en privado con sus consejeros especiales. A pesar de todo, no es tan elegante como la oficina de Wammaker. La maestra debe de estar ampliando el negocio; pasando al mercado de masas.

—Por favor, espere —dice la ayudante, señalando una silla de madera de respaldo plano… sin duda una preciosa antigüedad, e incómoda también. Me vuelvo a poner de pie en cuanto se marcha. Mis repuestos golem tienen articulaciones de relax. Sentarse es redundante.

Naturalmente me harán esperar, así que saco una placa lectora barata y marco el Diario de Tendencias Antisociales. Como Ritu Maharal asegura que su padre fue asesinado, me dispongo a buscar sobre homicidios (me pregunto cómo le irá al gris número uno. ¿He llegado ya a alguna conclusión?). Pero después de pasar por el Estudio Neo, mis pensamientos se dirigen a otro problema. La decadencia.

¿Tienen razón los nuevos puritanos? ¿Está endureciendo nuestros corazones la golemtecnología?

Clara llama a este lugar un «callo-de-almas».

—Hoy podemos hundirnos en la depravación sin pagar por ello con enfermedades o resacas —dijo la semana pasada, sin ir más lejos—. La profesión más antigua del mundo ha sido puesta al día para una nueva era, sin prisiones, discreción ni ninguna necesidad de empatía. Vaya avance.

Yo soy normalmente menos cínico. La vida es mejor de un montón de formas. Más sana. Más tolerante. A nadie le importa qué tono de marrón tiene tu piel real.

Pero mis grises varían un poco de unos a otros y éste siente el amargo recelo de que Clara pueda tener razón.

Parpadeando, advierto que la placa de lectura ya brilla con un artículo seleccionado. Debo de haber hecho un escaneo de interés de dilatación de iris mientras reflexionaba sobre mis sombríos pensamientos (¿quién dice que los ídems no tienen subconsciente?).

SUBLIMACIÓN DEL IMPULSO DE INMORTALIDAD:
¿UN RETORNO A LA NECROMANCIA?

¡Uf! ¡Vaya título para un artículo científico! No es mi plato habitual. Sin embargo me resulta intrigante. Me pregunto…

—¿Señor Morris?

Es el ayudante. Esperaba tener que aguardar más tiempo. Tal vez Wammaker está realmente preocupada por algo esta vez.

Al alzar la cabeza, veo que el idcuerpo gris de la ayudante tiene los azules.

—La maestra lo verá ahora.

6

No es fácil ser verde

…o de cómo el tercer ídem del martes descubre la rivalidad entre hermanos…

Odio levantarme de la bandeja, ponerme sobre los miembros ropa de papel que aún brilla con enzimas de ignición.

No sólo soy una copia hoy, soy la verde. ¡Maldición!

Después de un millar de veces, me sigue pareciendo que me están castigando. Me dan una larga lista de tareas desagradables. Me envían a correr todo tipo de riesgos por los que nunca pasaría Lord Protocuerpo.

Empiezo esta pseudovida lleno de oscuros sentimientos. ¡Uf! Qué ánimos.

Archie debe de estar realmente cansado para ponerme en marcha con una Onda Establecida tan sombría como ésta. Un poco peor y podría haber sido un frankie…

¡Bueno, espabila! Hoy eres una hormiga.

Y verde, además. Deja la filosofía para tus superiores.

Bueno, anoche otro verde se enfrentó a los idmatones de Beta, v venció. Un héroe-duplicado, que se arrastró por un infierno para traer noticias vitales. ¡Así que un verde puede importar! Aunque el trabajo de hoy sea hacer la compra, limpiar retretes, cortar el césped y otros horrores.

Los grises tienen bonitos grabadores en tiemporreal. Pero yo tengo que hacer rápidos vaciados en un viejo anillo de microcintas. Post hoc. No sé por qué me molesto. Si Archie quiere saber qué he hecho hoy, puede cargar y averiguarlo.

Me dirigí a la ciudad haciendo de paquete del gris número uno, manteniendo los dos ojos bien cerrados mientras él conducía como un maníaco, arriesgando nuestras carcasas y a punto de estropear nuestra última Vespa. Capullo.

Lo dejé en un parque, esperando que lo recogiera la limusina de HU que iban a enviarle. Él verá pronto a la hermosa Ritu y hablará con Vic Kaolin y posiblemente investigue un asesinato.

Y más tarde, quizás esta noche, realAlbert se sentirá solo. Irá a descongelar a la sibarita que Clara dejó para nosotros en el congelador. Sentí una oleada de celos irracionales al respecto. ¡La tentación de llegarme al barco vivienda y usarla yo mismo!

Naturalmente, no lo hice. La id me echaría un vistazo y se negaría a desperdiciarse con los burdos sentidos de un verde. De todas formas, ¿qué sentido tiene? Si cargo, me reuniré con Albert y 10 compartiré todo en carnerreal. Y cuando Clara regrese del frente, compartiré también esa reunión.