Así que me puse a hacer mis tareas. Visité el mercado, añadiendo algunos artículos frescos al reparto normaclass="underline" frutas y esas cosas, más un plato de gourmet o dos. Debería llegar para cuando Archie se despierte de la siesta. Espero que me guste el arenque. Es danés.
Me pasé por el banco y puse al día mis códigos de nivel tres. Todo el mundo hace una puesta al día mensual en persona, con escaneos biométricos y químicos para verificar que tú eres tú. Pero para las semanales un ídem basta. Nadie puede falsificar una Onda Establecida. Además, han pasado años desde el Gran Golpe. Algunos analistas piensan que el cibercrimen ya está pasado de moda.
Puede ser. Pero la delincuencia todavía preocupa a los ciudadanos. En todas las elecciones aparece como una de las prioridades principales. Debe de haber casi un centenar de polis reales sólo en esta ciudad. Si Yosil Maharal fue asesinado, con éste serán ya doce homicidios en el Estado este año. Y el verano apenas está a la mitad.
No temo quedarme sin empleo pronto.
Oh, el teléfono sonó mientras estaba de compras. Era Pallie, que necesitaba otra vez un poco de atención.
Albert gruñó.
—Tengo tres ids actuando. Uno de ellos se pasará por tu casa, si le da tiempo.
¿Tres ids?
El gris número uno está ocupado con Ritu Maharal y Vic Kaolin; un gran caso, quizás un auténtico filón para ganar dinero. Gineen Wammaker puede entretener al gris número dos todo el día.
¿Te apuestas a que me enviarán a mí a oír la última teoría conspiradora de Pal?
Mierda. ¿Para qué sirve un verde?
Tuve que recoger la cortadora de césped de la tienda de reparaciones. Costó ocho cincuenta, más las tarifas de recargo por el viejo motor de gas. La amarré para asegurarla a la parte trasera de la Vespa, pero eso fastidió el equilibrio de la moto. Me gané una violación de cinco puntos también. Mierda.
Al menos la cortadora arrancó a la primera (Mitch, el tipo de las reparaciones, conoce su oficio. Estaba allí en persona, esta vez). Pronto tuve el césped mejor recortado que ese «jardinero» a rayas naranja que contrata todo el mundo en el barrio. En mi minúsculo trozo de tierra crecen plantas. Rosas. Zanahorias y bayas frescas. Me gusta cultivar cosas, igual que a Clara le gusta oír el agua lamer la quilla de su barco vivienda.
A continuación, la pila de platos del fregadero. Luego, los cuartos de baño. Bien podría limpiar también toda la maldita casa ya que estoy en ello. Excepto pasar la aspiradora. Lord Archie tiene que dormir.
Ejem.
Algunos días sopeso asuntos existenciales. Sencillos, como los que puede comprender un verde. Como, por ejemplo, ¿debería sugerir NO cargar esta noche? Quiero decir, ¿por qué recordar esta banalidad? Albert ya ha experimentado casi un centenar de años subjetivos, contando los recuerdos golem. Algunos expertos ponen un máximo teórico de cinco siglos. ¿Entonces por qué no ahorrar?
He debatido esto conmigo mismo montones de veces, y recuerdo que siempre decidí cargar. Bueno, vale. Sólo los ídems que eligen la continuidad se convierten en parte de la memoria continuada. Pero Nell dice que más de ciento ochenta de mis copias eligieron en cambio el olvido. Abatidos yoes-delegados que soportaron días aburridos que hago mejor en olvidar.
Demonios, hay días que he pasado en persona que borraría si pudiera. Un antiguo problema, supongo. Al menos hoy en día tienes alguna opción en la materia.
Tras detenerme ante la pantalla de trabajo de Archie, miré nuestroscasos en marcha: una docena de investigaciones rutinarias, marcadas por mapas de progresos y prioridades. La mayoría pueden hacerse con la Red por medio de interrogatorios remotos, sacando datos de fuentes públicas o persuadiendo a los propietarios de callecámaras privadas para que compartan sus archivos con una orden judicial. A veces envío mis propias avispas-espía a seguir a sospechosos por la ciudad. No podría permitirme seguir en el negocio si todo tuviera que hacerse en persona, o incluso por duplicado-golem.
La mitad de los casos se refieren a mi especialidad: atrapar a violadores de copyrights. Profesionales como Beta cometen delitos sin tregua. Por fortuna la mayoría de los robos los llevan a cabo aficionados. Lo mismo pasa con los ladrones de rostros, que envían ídems con rasgos ilegalmente forjados, fingiendo haber sido roxados a partir de otra gente. Chicos problemáticos, en su mayoría. Se los pilla. Se los multa.
Se les enseña a comportarse.
Luego están los cónyuges celosos: una especialidad de los detectives privados desde la época del ragtime.
Algunos matrimonios modernos son complejos, y admiten nuevos socios por consentimiento mutuo. La mayoría de la gente prefiere la anticuada monogamia. ¿Pero qué significa eso hoy en día? Si un marido envía a un ídem a tontear mientras está ocupado en el trabajo, ¿constituye eso una fantasía, un flirteo, o una infidelidad declarada? Si una esposa alquila a un blanquito para pasar una tarde solitaria, ¿es prostitución, o un poco de jugueteo inofensivo con un aparato doméstico?
La mayoría de la gente piensa que lo mejor sigue siendo la carne contra la carne. Pero el barro no puede quedarse embarazado ni transmitir enfermedades. Te permite racionalizar, además. Algunas parejas trazan la línea en la carga de recuerdos después de un lío con idsexo. Si no se recuerda, no sucedió. No hay memoria, no hay pecado.
Pero si no puedes recordarlo, ¿para qué sirve?
Todas las complicaciones pueden resultar confusas para criaturas con celos caprichosos que se formaron en la Edad de Piedra. De cualquier forma, los sentimientos heridos no son mi preocupación, sólo son hechos. El caso es que la civilización cae sin responsabilidad. Lo que hace la gente con ella es cosa suya.
Contemplando la pantalla, veo que necesitaré cuatro ids mañana.
Dos sólo para misiones de seguimiento y observación.
El congelador está bien repleto de repuestos, pero nuestras motocicletas son escasas.
En pantalla veo que el gris número dos acaba de solicitar más Turkomens. Yo prefiero las Vespas, ¿pero quién escucha a un verde? Al recorrer la casa, veo más limpieza por hacer. Lápices que afilar y notas que cursar. Más tareas aburridas, para que el yo real pueda pasar su precioso tiempocarne siendo creativo.
Dejaría escapar un largo suspiro… si este cuerpo estuviera equipo, do para eso.
Al demonio con todo esto. ¡Me voy a la playa!
7
El precio de la perfección
La maestra tiene invitados.
Cuatro de ellos son mujeres, idénticas, con pelo rosa rizado y piel rojo tierra tan oscura que es casi parda. Una mira constantemente una pantalla-vid, asintiendo y gruñendo. Una tira de carne con aspecto de babosa parece manar de un lado de su cabeza, conectando un pseudópodo aun pad sensor electrónico.
¡Está enchufada, nada menos!
Envía y recibe directamente de su cerebro de barro a la Red (enlace directo, digital a neuroanalógico), un proceso feo y desagradable que te puede dejar tonto.
El otro invitado es varón, modelado sobre un arquetipo que debe de ser dolorosamente delgado en persona. Siguiendo la moda, este ídem evita los viejos colores estándar que fueron prescritos durante la primera generación de horneados.
Su piel es a cuadros.
¡Uf! Apenas distingo su cara entre el ruido visual. En vez de ropa de papel, lleva prendas de tela lujosa. Y los estampados de su camisa y sus pantalones hacen juego con el tinte de la piel. ¡Moda cara para un ídem!
Gineen Wammaker se adelanta en saboreable persona, su carne real casi tan pálida como la de una de sus roxies de placer. Sólo sus brillantes ojos verdes revelan su naturaleza interna de fiera mujer de negocios que destruye a sus competidores sin piedad. Toma la mano de mi facsímil entre las suyas de verdad.