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Hasta que, de la mañana a la noche, las pasiones se enfriaron. ¿Cómo se suprime una tecnología que permite a la gente hacer cuanto quiere, todo al mismo tiempo?

Mientras nuestra furgoneta entraba en el complejo, vi una última pancarta, empuñada por un hombre barbudo que sonreía feliz mientras caminaba, aunque todos los demás parecían evitarlo y ni siquiera lo miraban. Su mensaje (escrito con bella y fluida caligrafía) era el que yo había visto una hora o dos antes.

NO ENTENDÉIS NADA.

SE APROXIMA FL SIGUIENTE PASO.

El grupo de Gadarene acampaba a un lado, separado de los otros grupos por un abismo de hostilidad mutua. En vez de enviar ídems baratos al lugar cada día, sus seguidores eran gente real. Todos y cada uno de ellos.

Mientras aparcábamos, una docena de hombres v mujeres salieron de grandes remolques, acompañados por hordas de jóvenes. Su ropa tenía aspecto (pintoresco pero barato) de haber sido comprada con el salario púrpura.

Había visto abstencionismo antes, pero nunca en tan gran número. Así que no pude dejar de mirar. Eran personas que se negaban a copiarse a sí mismas. Nunca.

Fue como mirar a gente de otra época, cuando el destino obligaba cruelmente a todos los hombres a vivir vidas miserables. ¡Y estos tipos vivían así deliberadamente!

Al ver a Lum salir del vehículo, los miembros del grupo gruñeron amenazadores. Pero Gadarene los hizo callar con un gesto cortante. Ordenó a dos jóvenes fornidos que sacaran a Pal de la parte trasera. Otros se llevaron el horno portátil mientras lo seguíamos al remolque más grande.

—Todavía no estoy seguro de que deba enseñarles esto--gruño-. Es el trabajo de años.

Pal sofocó un bostezo.

—Tómese su tiempo. Tenernos días y días para decidir.

El sarcasmo puede ser eficaz. Sin embargo, a menudo me preguntaba cómo había conseguido mi amigo vivir tanto tiempo.

— ¿Cómo sabemos que no es ya demasiado tarde?—preguntó hura.

—Lo más lógico es que el enemigo no actúe hasta el anochecer —repuse—. Si es una bomba, querrán sacar el máximo partido a los efectos visuales minimizando las bajas humanas reales.

— ¿Por qué?

—Que se mate a archis suele molestar a la gente —dijo Pal—. Los crímenes contra la propiedad son diferentes. Desregulados. Además, las conspiraciones tienden a descubrirse cuando se llega al asesinato de masas. Los matones se convierten en soplones. No, esperarán hasta el segundo turno, cuando sólo haya ídems trabajando, para producir montones de desmembramientos chillones sin culpabilidad criminal.

»Lo cual significa que todavía estaríamos a tiempo de actuar —concluyó Pal—, si deja de perderlo y nos enseña lo que tiene.

Gadarenc siguió vacilando.

— ¿Por qué no se lo pregunta a Lum primero? También él tiene un túnel.

—Yo usaré ése —asintió Pal—. Pero el pasadizo del señor I.um es demasiado pequeño para Albert aquí presente… quiero decir, Frankie. Su túnel tiene que ser más grande, ¿no, Gadarene? Tamaño humano.

El grandullón conservador se encogió de hombros, cediendo por fin.

—Lo excavamos a mano. Tardamos años.

— ¿Cómo evitaron los detectores sísmicos? —pregunté.

—Con un puente activo. Toda onda sónica o de tierra que golpea un lado de la vaina es rerradiada a la otra. Usamos un molino de cuatro varas en la superficie de excavación que apaga el ruido más allá de unos pocos metros.

Astuto —dije yo—. ¿Y cuánto les falta para terminarlo? Gadarene evitó mirarme a los ojos. Murmuró, en voz casi demasiado baja para poder oírla:

—Lo terminamos… hace un par de años.

Pallie soltó una carcajada.

¡Bueno, el colmo! Tanta pasión, cavando como topos para llegar al odiado enemigo. ¡Y luego nada! ¿Qué pasó? ¿Perdieron el valor?

Si las miradas mataran… Pero Pal ya había sobrevivido a cosas peores.

—No pudimos ponernos de acuerdo en qué acción sería… la adecuada.

Lo comprendí.

Una cosa es trabajar con un vago/distante objetivo para castigar a los malvados. Otra cosa es hacerlo de manera que enseñe algo al mundo, obtener el apoyo público y, ala vez, mantenga tu precioso pellejo fuera de la cárcel. Los tipos de Liberación Gaia lo aprendieron por la tremenda, durante su larga guerra contra los genetecnos.

— ¿Fue ése también su problema? —le pregunté a Lum. El líder manci negó con la cabeza.

—Nuestro túnel se desvió, y acabamos de construirlo. De todas formas, nuestros objetivos son diferentes. Querernos liberar esclavos, no sabotear su lugar de nacimiento.

Pal se encogió de hombros.

—Bien, eso explica lo que está sucediendo ahora mismo. Ustedes tienen, ambos, filtraciones o han sido espiados. O detectaron sus excavaciones, después de todo. Sea lo que sea, alguien lo sabe. Usarán sus túneles para desviar la culpa por lo que va a suceder. La charada de ano-che, enviar idMorris falsos a visitarlos, era sólo la guinda del pastel en el que los están cociendo.

No añadí que Albert, mi hacedor, parecía estar destinado a ser cocido en el mayor pastel de todos.

Un silencio triste se apoderó de todos, hasta que Lum habló. —Estoy confuso. ¿No quieren ustedes usar nuestros túneles para entrar y buscar al gris desaparecido?

—Así es.

—Pero si el enemigo ya sabe de la existencia de los túneles, ¿no habrá trampas esperándolos?

Ira mueca sanguínea de Pal es la más infecciosa que conozco. Puede convencerte realmente de que sabe lo que está haciendo.

—Confíen en mí —dijo, volviendo ambas palmas hacia arriba—. Están en buenas manos.

Diez minutos más tarde su ídem irradiaba el mismo aire de confiado aplomo, mientras yo contemplaba un estrecho agujero en el suelo y reflexionaba sobre lo rápidamente que terminaría mi corta vida en un lugar semejante.

—No te apures, Frank —dijo el minigolem con voz aguda, imitando perfectamente la forma de hablar de Pal—. Yo me encargaré de ir delante. Tú sigue mi brillante culo.

La criatura parecía un hurón grande, con una cabeza alargada y semihumana. Pero lo más extraño de todo era su piel, brillante, con bultos diminutos que se movían por todas partes, como si estuviera infestada de parásitos o algo parecido.

— ¿Y si hay una trampa ahí dentro?

—Oh, apuesto a que la habrá —respondió el Pequeño Pallie—. Deja que yo me preocupe por eso. ¡Estoy preparado para todo!

Y eso lo decía alguien cuyos ídems casi nunca volvían a casa de una pieza. Deseé que realPal estuviera aún presente, para poder replicarle una última vez. Pero había ido al campamento de los Emancipadores con su horno portátil, preparado para lanzar más copias suyas por su estrecho túnel especializado, diseñado astutamente para parecer una red de inofensivos agujeros hechos por animales que se abrían paso de manera casi aleatoria hacia el gigantesco complejo industrial. La providencia es amable con los medio locos, supongo. Pallie podría enviar felizmente una docena o más de ídems kamikazes, cada uno de ellos encantado de tomar parte en una misión suicida. Todo era diversión para él-y-ellos. Si mi cuerpo hubiera sido construido para algún placer decente, me habría dado la vuelta y habría salido por piernas, en aquel mismo instante, dejando aquel lugar atrás. 0 tal vez no.

—Vamos, Gumbv —me dijo el pseudohurón con una sonrisa dentuda—, no te cabrees conmigo. Además, ya está decidido. ¿Adónde podrías ir con ese color?