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Todavía desnudo, idMaharal se asoma a la ventanita de mi contenedor, como inspeccionando una valiosa adquisición.

—Parece que te las estás apañando bastante bien —las palabras entran a través de un pequeño diafragma, haciendo vibrar el grasiento líquido interior—. Espero que te encuentres cómodo, Albert.

¿Cómo puedo responder? Me encojo de hombros, indefenso.

—Hay un tubo para hablar —explica el golem gris—. Bajo la ventanilla.

Miro hacia abajo, tanteando, y lo encuentro. Un tubo flexible con una máscara para la nariz y la boca. En cuanto me la pongo, empieza la succión, inundando mi garganta de agua, luego de aire, y provocando un ataque de tos espasmódica. A pesar de todo, es un alivio empezar a respirar de nuevo. ¿Cuánto tiempo ha pasado?

También significa que el reloj enzimático vuelve a correr.

—Así que —toso otra vez—, así que su otro gris sacó un recambio del frigorífico y le dijo quién soy antes de expirar. Vaya.

El Maharalduplicado sonríe.

—No hizo falta que me lo dijera. Soy el mismo gris. El que habló con tu arquetipo el martes por la mañana. El que estuvo junto ami propio cadáver a mediodía. El mismo «fantasma» que te disparó el martes por la tarde.

¿Cómo es posible? Entonces recuerdo la máquina de extraño aspecto. Al mirar de nuevo a los parches que fluctúan bajo una tez que brilla como si fuera nueva… creo que lo entiendo.

—Idemrejuvenecimiento. ¿De eso se trata? —Después de una breve pausa, añado—: Y Hornos Universales quiere acabar con su descubrimiento para mantener las ventas.

La sonrisa de idMaharal aumenta.

—Una buena suposición. Si sólo fuera eso, habría disrupciones. Consecuencias económicas. Pero nada que la sociedad no pudiera manejar.

Concentrándome, trato de captar qué está dando a entender. ¿Algo más serio que una disrupción económica?

—¿Cuánto… cuánto tiempo puede seguir un ídem adquiriendo recuerdos antes de que le resulte difícil cargar?

Mi captor asiente.

—La respuesta depende de la personalidad imprintadora original. Pero estás en el buen camino. Con tiempo suficiente, el campo-alma de un golem empieza a divagar, transformándose en algo nuevo.

—Una nueva persona —murmuro—. Algo que puede preocupar a mucha gente.

IdMaharal me está observando, como si evaluara mis reacciones. ¿Pero evaluándome para qué?

Reflexionando sobre mi estado actual, sólo siento calma y aceptación.

—Ha puesto algo en el fluido sostenedor. ¿Un sedante?

—Un agente relajante. Tenemos cosas que hacer, tú y yo. No ayuda que estés inquieto. Tiendes a volverte impredecible cuando estás agitado.

Ja. Clara me dice lo mismo. Lo acepto de ella, pero no de este payaso. Con sedante o no, me «agitaré» cuando me venga en gana. —Habla como si hubiera hecho esto antes.

—Oh, sí. No es que tú lo recuerdes. La primera vez que nos vimos fue hace mucho tiempo y no en este laboratorio. Todas las otras veces… eliminé los recuerdos.

¿Cómo puedo reaccionar a esa noticia, excepto mirándolo con mala cara? Esto implica que no soy el primer Albert Morris que Maharal ha sidcuestrado. Debe de haberse apoderado de otras copias, algunas de esas que desaparecieron misteriosamente a lo largo de los años, para luego eliminarlas una vez hubo terminado…

¿Una vez hubo terminado de hacer qué? Las perversiones habituales no parecen el estilo de Maharal.

Aventuro una suposición.

—Experimentos. Ha estado capturando a mis ids y ha experimentado con ellos. Pero ¿por qué? ¿Por qué yo?

Los ojos de Maharal son vidriosos. Puedo ver mi propio rostro gris reflejado en ellos.

—Por muchos motivos. Uno es tu profesión. Pierdes regularmente golems de alta calidad sin preocuparte mucho al respecto. Mientras tu misión salga bien, los villanos sean capturados y el cliente pague, aceptas unas cuantas pérdidas inexplicadas aquí y allá como parte del oficio. Ni siquiera informas a las compañías de seguros.

—Pero…

—Naturalmente, hay más.

Lo dice de una forma que indica que sabe lo que voy a decir y está harto, como si me hubiera dado la misma explicación muchas veces ya. Es una idea queme deja helado.

El silencio se prolonga. ¿Está esperando? ¿Me pone a prueba? ¿Se supone que he de deducir algo a partir de las pruebas que tengo ante los ojos?

El rubor inicial de la cocción ha desaparecido. Maharal está ante mí con su tono gris estándar, con aspecto moderadamente fresco… pero no del todo. Algunas de aquellas manchas bajo la piel no han desaparecido. El proceso que usa para restaurar el élan vital debe de ser irregular. Imperfecto, como una actriz de cinc con su último lifting facial. Debajo hay signos de irreversible desgaste y deterioro.

—Tiene… que haber un límite. Un límite al número de veces que se pueden renovar las células.

Él asiente.

—Siempre ha sido un error buscar la salvación solamente por la continuidad del cuerpo. Incluso los antiguos lo sabían, cuando el espíritu humano sólo tenía un hogar.

»Incluso ellos sabían que la perpetuidad no se consigue con el cuerpo, sino con el alma.

A pesar del tono profético, me doy cuenta de que lo dice en sentido tecnológico y espiritual.

—Con el alma… Se refiere de un cuerpo a otro —parpadeo—. ¿De un ídem a algún otro cuerpo distinto del original? —Entonces comprendo—. Ha hecho otro logro. Algo aún más trascendental que ampliar el límite de expiración de un golem.

—Continúa —dice él.

Me siento reacio a pronunciar las palabras.

—Piensa… piensa que puede continuar indefinidamente, sin su yo real.

Una sonrisa se extiende por el rostro gris acero, mostrando placer por mi deducción, como un maestro que contempla a su alumno favorito. Sin embargo, hay algo gélido en su mueca de goleo].

—La realidad es cuestión de opinión. Yo soy el verdadero Yosil Maharal.

22

Mímica es la palabra

…donde el verde del martes adquiere otro tono más…

Esta es mi primera oportunidad para recitar un informe desde que escapé por los pelos de ese jaleo en Hornos Universales.

Hablar a un anticuado autoscriba parece un uso pobre de un tiempo precioso, sobre todo cuando estoy huyendo. ¡Cuánto más fácil lo tienen los grises modelos especial didtective de Albert, que están equipados con adecuados grabadores subvocálicos y compulsiones insertadas para describir todo lo que ven o piensan, en tiemporreal presente! Pero yo sólo soy un verde utilitario, incluso después de haberme teñido varias veces. Un producto barato. Si tiene que haber una explicación de mi miserable participación en todo esto, debo darla por la tremenda.

Lo cual trae a colación la pregunta del millón. ¿Una explicación para quién? No para realAlbert, mi hacedor, que seguramente está muerto. Ni para los polis, queme diseccionarían nada más ponerme la vista encima. En cuanto a mis hermanos grises… Demonios, me da escalofríos tan sólo de pensar en ellos.

Entonces, ¿por qué molestarme en recitar nada? ¿A quién le importará?

Puede que sea un frankie, pero no puedo dejar de imaginar a Clara librando su guerra en el desierto, sin saber que su amante real ha sido eliminado por un misil. Se merece el consuelo moderno: oírlo de boca de su fantasma. Eso quiere decir yo, ya que soy el único ídem que queda. Aunque en realidad no me siento para nada como Albert Monis. Así que aquí está, querida Clara. Una carta escrita por un fantasma para ayudarte a pasar la primera etapa de dolor. El pobre Albert tenía sus defectos, pero al menos te quería. Y tenía un trabajo.