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»Ni siquiera la identtecnología cambió este delirio romántico. Sólo añadió múltiples ramificaciones y afluentes al río, fluyendo aún como una sola alma, una entidad que cada persona arrogantemente decide llamar “yo”.

»¡Pero un río no es nada en sí mismo! Es amorfo. Un espejismo. Una masa siempre cambiante de moléculas y momentos individuales. Incluso los místicos antiguos sabían que entrar dos veces en una corriente, exactamente desde el mismo punto, te sumergirá en “ríos” completamente diferentes. En líquidos diferentes que fueron orinados en la corriente por elefantes diferentes, en diferentes momentos y lugares corriente arriba.

—Haces de la filosofía algo refrescante y terrenal —murmuré, tendido allí indefenso a su monólogo.

—Gracias. De hecho, esa metáfora en concreto es tuya. Otro golem de Albert Morris la expresó, hace años. Lo cual viene a demostrar mi argumento, querido amigo. La Onda Establecida es mucho más que sólo la continuidad de la memoria. ¡Tiene que serlo! Debe de haber algún tipo de conexión con un nivel superior… o inferior.

Yo conocía su juego. Maharal estaba intentando distraerme, para que mi furia no interfiriera con el proceso de imprintación. Sin embargo en su voz había algo sincero. Le preocupaban las ahorradas que estaba murmurando.

De todas maneras, las raras sensaciones hicieron que yo quisiera distraerme de aquellos extrañamente poderosos ecos vibrantes. Aunque tenía la cabeza sujeta por las sondas, volví los ojos hacia Maharal.

—Estás hablando de Dios, ¿no?

—Bueno… sí. En cierto modo.

—¿No es un poco raro, profesor? Te has pasado la vida yendo contra la religión, contribuyendo a que cualquiera pueda duplicar el campo-alma, como una fotografía barata. Apenas hay nadie a quien odien más que a ti los viejos conservadores eclesiásticos.

—No estoy hablando de religión —respondió él, mordaz—. Todo lo que yo y otros hemos hecho, al introducir esta tecnología, es dar otro paso en una larga campaña y levantar un confuso telón de supersticiones contradictorias para dejar entrar más luz. Primero Galileo y Copérnico batallaron para liberar la astronomía de los sacerdotes que declararon que el cosmos entero estaba fuera de los límites de la comprensión humana. Luego Newton, Boltzmann y Einstein liberaron la física. Durante un tiempo, las religiones sostuvieron que la vida era demasiado misteriosa para que la comprendiera alguien más aparte del Creador mismo… hasta que analizamos el genoma y comenzamos a diseñar nuevas especies en el laboratorio. Hoy, la mayoría de los bebés reciben algún tipo de terapia genética de mejora, antes o después de la concepción, y nadie pone reparos.

—¿Por qué iban a hacerlo? —pregunté, momentáneamente sorprendido—. No importa. Déjame adivinar. Estás a punto de extender esta tendencia histórica a la conciencia…

—Y el alma humana, sí. Era el último baluarte de la religión del siglo XX. ! Que la ciencia explique las leyes de la naturaleza, desde los quásares hasta los quarks! ¡De la geología ala biología! ¿Y qué? ¡Esas leyes no eran sino recetas, un escenario de fondo, producidas hace mucho por un Creador que se preocupa más por los asuntos del espíritu! Es lo que dijeron.

»Pero entonces Jefty Annonas descubrió la esencia vibratoria del alma, la pesó, la midió…

—A algunos todavía no les gusta el término que escogió —apunté—. Dicen que hay un alma verdadera, más allá de la Onda Establecida. Intangible…

—E inefable, sí. Algo que los mortales nunca podrán detectar; que no puede ser reducido a leyes y fuerzas que interactúan —Maharal soltó una carcajada—. Y así la retirada en lucha continúa. Cada vez que la ciencia avanza, se forma un nuevo bastión… una nueva línea que define un territorio que queda por conservar siempre santo, místico y vago. A salvo de manos profanas. Hasta el siguiente avance científico, claro está.

—Que tú pareces ansioso por proporcionar. Pero entonces, ¿por qué hablar de religión…?

—De religión no, querido amigo. Hablamos de comunicarnos con Dios.

—Uh, la diferencia…

—¡Debela estar bastante clara! Aunque siempre me cuesta trabajo explicártela.

—Bueno… lo siento.

—No, no importa. Estoy acostumbrado a tu obstinada lentitud. Los dones raros no siempre se corresponden con la inteligencia.

Sentí un retortijón en la Onda Establecida, que ahora vibraba a toda marcha entre el nuevo goleen y yo. Una cosa era segura. Iba a odiar a este tipo tanto como yo.

—Continúa —murmuré—. Entre mí y Dios.

Pero se detuvo allí.

Una campanita sonó y sentí que el cribador de almas soltaba su invasora tenaza. Los últimos tentáculos salieron de mi nariz. De inmediato me encontré de nuevo solo dentro de mi cabeza de barro, desplomándome pesadamente.

Las máquinas zumbaron cuando el nuevo golem entró en un horno para ser cocido rápidamente. Poco después vi que se levantaba v daba esos primeros pasos inseguros.

Rojo oscuro, como el suelo de Texarkana. Y pequeño, como un niño. Parecía débil, también. Para que Maharal lo controlara más fácilmente. A pesar de todo, el alto fantasma gris del profesor le puso cautelosamente unas esposas de energía en las muñecas, incluso antes de que el brillo de la cocción se apagara.

!Tantas precauciones! Debí de haberle causado un montón de problemas en otras ocasiones. Eso me consoló un poquito.

—Volveremos pronto —me dijo idYosil—. Quiero someter a este nuevo ídem a diversas pruebas controladas, y luego veré cómo cargas los recuerdos.

—¡Oh, no veo el momento de hacerlo!

Normalmente, evito mirar a los ojos a las copias frescas que hago. Es incómodo, ¿y para qué sirve? Pero esta vez, después de todas aquellas extrañas sensaciones experimentadas durante la imprintación, me pareció necesario mirar a los ojos al pequeño. ¿No son la ventana al alma de un golem? Tal vez no, pero sentí algo intenso en el momento en que su oscura mirada se encontró con la mía. Una afinidad. No tengo que esperar a cargar para saber qué pensamientos pasaron por aquel cuerpo marrón.

«Busca tu oportunidad», le insté en silencio.

Mi otro yo respondió con un breve gesto. Luego, arrastrado por las esposas de Maharal, se volvió y siguió a nuestro amo a otra parte de aquel inicuo cubil.

Así que esperé, tendido donde me dejaron. Preguntándome y preocupándome por lo que me tenía reservado mi captor.

Treinta días está empezando a parecer mucho tiempo. Debo encontrar un modo de resolver esto mucho antes, resulte al final o no que Dios sea uno de los amiguetes personales de Yosil Maharal.

Y sin embargo, aunque se me presente la ocasión, debo tener cuidado con lo que hago. Por ejemplo, ¿y si deja un teléfono fácilmente a ini alcance? ¿Debería llamar a lapolicía? En algunas situaciones, es suficiente con que una víctima pida ayuda y espere a que los pieles azules profesionales vengan al rescate. Simple.

Pero no en este caso.

Devanándome los sesos, no veo que Maharal haya cometido un solo delito. Al menos, no que yo sepa. Sólo una larga serie de robos de equipo, sidcuestros, violaciones de copyright y experimentos sin licencia… el tipo de cosas que se zanjan hoy en día con litigios civiles y multas automáticas. A la policía no le importa mucho este tipo concreto de villano, no desde la Desregulación.

¡No tanto como a mí!

Por lo que a mí respecta, ninguna multa compensará nada de esto.

El mundo real tiene sus reglas, y yo tengo las mías.

De id a id, voy a hacer que ese loco y maligno montón de barro lo pague.

25

Barro apasionado

…donde Frankie visita de nuevo un lugar en el que nunca ha estado…