– ¡5.ª Compañía, media vuelta, derecha!
El Viejo y Barcelona comprobaron la alineación.
Hinka se balanceó sobre sus rodillas.
– ¡Firmes! ¡En columna de marcha, media vuelta, derecha! ¡Compañía, alto! ¡El músico de la Compañía, en el flanco derecho!
Kleber salió precipitadamente de la última fila y se situó, a la derecha, tres pasos por delante del que iba en cabeza. Levantó por tres veces la trompeta. Después, tocó la fanfarria de despedida, mientras toda la Compañía guardaba silencio.
Adiós, viejo cuartel,
adiós, dormitorios pestilentes.
Kleber apoyó la trompeta en su cadera izquierda.
Sonriente, Hinka ordenó:
– ¡Armas al hombro! ¡De frente, marchen!
Kleber volvió a tocar. Las notas resonaron entre las paredes grises.
Porta asintió con la cabeza y pegó un codazo al legionario.
– Volvemos a tener un verdadero músico, ¿eh?
Lentamente, el largo tren de mercancías abandonó la estación de Hamburgo. Estuvimos a punto de marcharnos sin Porta. Había ido a despedirse de tres muchachas sobre un montón de paja. Cuando le encaramamos en el vagón de ganado, llevaba las bragas azules de una de ellas alrededor del cuello.
En aquel momento, en el vagón de Estado Mayor, el coronel Hinka abrió el sobre cerrado. Lo alargó a su adjunto, el teniente Wegener.
Éste lo leyó en silencio:
GEKADOS
El 27° Regimiento Blindado en misión especial. El regimiento se pondrá a las órdenes directas del alto mando de la Werhmacht, como reserva para el grupo de asalto blindado de MONTE CASSINO.
Sven Hassel