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– ¿Y por qué de artillería, jefe? Ni las matrículas ni los números lo dicen.

– Ay, Miranda, y yo que creía que te habían educado como a un buen católico -exclamó Bernal, mientras el desconcierto de su inspector aumentaba-. Lo digo por santa Bárbara, hombre, la patrona del arma de artillería -en realidad, Bernal había hecho una pequeña trampa, ya que poco antes de partir del despacho le había comunicado Navarro que el marqués de la Estrella era coronel honorario de un regimiento de artillería y que las dos mayores pasiones de Su Excelencia eran disparar cañones y abatir a tiros la fauna de su cortijo andaluz.

Una vez en Gobernación, Bernal telefoneó al inspector Ibáñez, de Archivos Generales, para invitarle a comer en el Lhardy a las dos. Nada más colgar llegó Ángel Gallardo vestido con mono azul y gorra de trabajador.

– Acabo de entregar en los quioscos de Sol la última edición del periódico -dijo- y pensé que podía traerle esto de parte de Elena -y sacó un abultado sobre de color castaño claro.

– Ten más cuidado, Ángel, no sea que se malogre tu nueva identidad -le recriminó Bernal.

– Ya saben que solía trabajar aquí y a veces incluso entro en la cafetería para saludar a los antiguos compañeros. No me extrañaría que comenzasen a considerarme una especie de membrillo en potencia de la DSE, en caso de que lo necesitasen.

– Es igual, tú no te descuides. ¿Qué es lo que nos manda Elena?

– Fotocopias de la lista de suscriptores. Nuestra amiga hace ya lo que quiere en ese sitio. Dentro de poco, el director la invitará a sentarse en sus rodillas. Y acaso le ofrezca un enchufe mejor.

– Debería andarse con ojo, no vaya a ser que la descubran -dijo Bernal-. Tratamos con gente sin escrúpulos.

– Ella sabe lo que se hace, no se preocupe, jefe. ¿Tiene algo especial que comunicarle?

– Dile que averigüe lo que pueda del marqués de la Estrella y su familia, y que vea si de algún modo están relacionados con La Corneta. En particular, si el hijo menor tenía vínculos con el periódico. Es… bueno, era el capitán José Antonio Lebrija Russell de Villafranca, y esto no es más que la fórmula abreviada del nombre nobiliario. Está prácticamente comprobado que era el cadáver carbonizado que encontramos en La Granja, pero por ahora hay que mantenerlo en el secreto más estricto.

– De acuerdo, jefe. ¿Algo más?

– Averiguad los dos lo que podáis sobre la división central de artillería. Es posible que haya allí un puñado de oficiales que esté tramando algo. Y no vuelvas por aquí. Atente a las normas acordadas, ¿entendido?

Cuando Ángel se fue con su habitual aire desenvuelto, Navarro tendió a Bernal un sobre azul alargado, con un cierre de lacra rosa que llevaba impresos los distintivos reales.

– El secretario del Rey nos lo ha enviado mediante un recadero especial.

Bernal abrió el sobre y leyó el contenido con interés:

secreto

DIVISIÓN DE INFORMACIÓN DEL EJÉRCITO:

SECCIÓN DE CONTRAINFORMACIÓN

Primera Región Militar: Estado Mayor

Período de observación: de 19 de noviembre a 2 de diciembre

Fecha del informe: 4 de diciembre

Codificación: Grupo 2

N.° 53. Clasificación-. A-l

1. Opiniones y actitudes de oficiales, suboficiales y tropa

1.1 Oficiales

En términos generales, dominan obediencia y disciplina absolutas ante las órdenes del Estado Mayor. Hay preocupación constante, sin embargo, por la aparente incapacidad del Gobierno a la hora de tomar medidas más eficaces o una política más enérgica en relación con los temas siguientes:

Trasferencia de poderes a las regiones; actitudes separatistas.

Ofensas a la bandera nacional.

Terrorismo y apología de éste.

Ataques a las fuerzas armadas en conjunto y a sus miembros en los medios de información social. Elevado índice de delincuencia y empeoramiento de las costumbres sociales.

Agudización de la crisis económica, ayudada por las huelgas.

Injurias a la dignidad de la familia.

Pérdida del prestigio nacional en el extranjero.

Es sabido que algunos de estos males son fenómenos que sufre nuestra época a escala internacional, pero los mandos están seriamente preocupados por la falta de firmeza en las soluciones del brazo civil. Pese a todo, no es deseo del Ejército emprender ningún tipo de acción que rebase la estricta actividad castrense ni ponga en entredicho la competencia de la autoridad civil; antes bien, se observa y seguirá observándose obediencia y respeto absolutos en este apartado.

1.2 Suboficiales

Sus opiniones son idénticas a las de los oficiales.

1.3 Tropa

Los soldados han mantenido disciplina y obediencia absolutas a las órdenes. Los que gozan de permiso para pernoctar en su domicilio civil manifiestan en contados casos la influencia izquierdista de la familia o los medios de información social, aunque los mandos se esfuerzan al máximo por combatir estas tendencias.

Bernal vio que el resto era más o menos igual que lo precedente, y que el meollo del mensaje era que todo estaba tranquilo en los ámbitos castrenses, de la primera región militar por lo menos, y que no había indicios de ninguna conspiración anticonstitucional o contra el Gobierno.

Entregó el parte a Navarro.

– Échale una ojeada, Paco, y fíjate en lo pacífico que está todo.

El doctor Peláez entró en aquel momento radiante de satisfacción.

– Con las fotos que me has conseguido -dijo a Bernal- he vuelto a probar el método de las superposiciones y la verdad es que el retrato ampliado de la víctima y las radiografías del cráneo coinciden hasta el último detalle.

– ¿Se sostendría ante un tribunal una identificación de esta especie?

– Es posible. Podría citar casos parecidos de países en que se ha admitido este tipo de prueba, si es que al juez le pica la curiosidad.

– Tal vez no lleguemos a tanto. Tendré que pedir consejo a nuestra autoridad suprema.

– Entiendo. Pero supongo que querrás un parte médico forense como siempre se hace, ¿no?

– Sí, desde luego, pero no creo que vaya a parar al juez de instrucción, al menos por ahora.

Una vez que Peláez se hubo ido, Bernal pidió a Navarro que llamase a Miranda y a Lista para que entre todos evaluasen la situación.

– Tenemos que averiguar el último paradero conocido del capitán Lebrija -les dijo Bernal-, pero evitando a todo trance poner en guardia a los conspiradores Magos. Tienen que estar al tanto de su muerte y de las circunstancias en que murió; lo sabrán todo por el cómplice que estuvo con él en La Granja el domingo y que huyó tras la explosión, aunque no hay indicios de que nadie haya informado a la familia ni a la academia en que Lebrija era instructor. No nos entrometamos sin ser invitados.

– Pero, jefe -objetó Lista-, sin duda esperan que más pronto o más tarde se abra una investigación sobre él. La familia denunciará su desaparición.

– No estoy tan seguro de que se trate de esa clase de familia -replicó Bernal-. Sus miembros viven repartidos en tres puntos residenciales de la geografía española, aparte de un chalé en París y un piso neoyorquino. Pasará algún tiempo antes de que se advierta la desaparición del hijo soltero.