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Alguien hizo un día el comentario siguiente: "Se piensa generalmente que nada es más difícil que ser ronin; que cuando este destino golpea a un hombre, se pierde confianza en él y se le abandona. En verdad, ser ronin es algo muy diferente de lo que yo me había imaginado y es un estado menos desagradable de lo que parece. Me gustaría, en verdad, volver a ser un ronin cierto." Coincido con esta opinión. La misma actitud puede prevalecer en lo que concierne a la muerte. Si un Samurai se acostumbra, día a día, a la idea de la muerte, será capaz de morir con toda tranquilidad cuando llegue el momento. Como todos los desastres son difícilmente tan terribles como uno se los había imaginado, es totalmente ridículo lamentarse por adelantado y sin cesar. Más vale prepararse desde el principio a la idea de que el destino final del Samurai dedicado al servicio de un Señor es hacerse sepukku o terminar ronin.

Éxito y fracaso

La bondad o la maldad del carácter de un individuo no se reflejan en el éxito momentáneo o en el fracaso, aquí abajo. El éxito o el fracaso no son, a fin de cuentas, más que manifestaciones de la Naturaleza. El bien y el mal son, sin embargo, naturalezas humanas. No obstante, es cómodo, por razones didácticas, expresarse como si el éxito o el fracaso en el mundo fueran el resultado directo de un buen o mal carácter.

Quien calcula es un cobarde

Un hombre que no para de calcular es un cobarde. Digo esto porque las suposiciones siempre tienen una relación con las ideas de provecho y de pérdida; el individuo que las hace está siempre preocupado por las nociones de ganancia o pérdida. Morir es una pérdida, vivir una ganancia y es así que se decide a menudo no morir. Esto es cobardía. Del mismo modo, un hombre que ha recibido una buena educación puede camuflar, con su inteligencia y su elocuencia, su pusilanimidad o su estupidez, que son su verdadera naturaleza. Mucha gente no se da cuenta

La Vía del Samurai

El Señor Naoshige tenía por costumbre decir: "La vía del Samurai es la pasión de la muerte. Incluso diez hombres son incapaces de desviar a un hombre animado de tal convicción." No se pueden llevar a cabo grandes hazañas cuando se está en una disposición anímica normal. Hay que volverse fanático y desarrollar la pasión de la muerte. Si uno cuenta sobre el tiempo para acrecentar su poder de discernimiento, corre el riesgo de que sea demasiado tarde para ponerlo en práctica. La lealtad y la piedad filial son algo suplementario en la Vía del Samurai; Lo que uno necesita es la pasión por la muerte. Todo el resto vendrá por añadidura de esta pasión.

El famoso Samurai Kirano Suke Shida ha dicho: "Si sois totalmente desconocido, entre morir o vivir, más vale escoger vivir". Shida era un Samurai fuera de lo corriente. Los jóvenes han interpretado frecuentemente mal lo que ha dicho, pensando equivocadamente que se hacía el abogado de una conducta deshonrosa. En un post-scriptum, escribió: "Si uno duda entre comer y no comer, más vale abstenerse. Cuando uno no puede decidirse entre vivir o morir, entonces más vale morir."

Hay una manera de educar a los hijos de Samuráis. En su infancia se ha de favorecer su bravura y evitar darles miedo frívolamente o burlarse de ellos. Si una persona se ve afectada por la cobardía cuando niño, queda una cicatriz para toda la vida. Es un error de los padres que, sin reflexionar, hagan temer a los niños los relámpagos, los sitios oscuros, o contarles cosas terroríficas para provocar sus lloros. Más aún, si un niño es reñido severamente se volverá tímido. No debe tolerarse que se formen malos hábitos. Después que se ha formado un mal hábito, aunque se reprenda al niño, ya no mejorará. Para cosas tales como el hablar correctamente o tener un buen comportamiento hay que volver gradualmente al niño consciente de ello. No dejéis que el niño conozca la avaricia. Otra cosa más, si tiene una naturaleza normal, se desarrollará siguiendo el camino que se le marque. Otro punto más a tener en cuenta es que si los padres tienen una mala relación, el niño no tendrá sentimientos filiales. Esto es natural. Incluso los pájaros y las bestias se sienten afectados por lo que ven en el momento de nacer. Por lo tanto, las relaciones entre padre e hijo se pueden deteriorar debido a la inconsciencia de la madre. Una madre quiere a su hijo por encima de todas las cosas y será imparcial con él cuando es corregido por el padre. Si se vuelve una aliada del niño, tal cosa sembrará la discordia entre el padre y el hijo. Debido a la estrechez de su mente, una mujer ve a su hijo como el sostén de su vejez.

La distracción

Seréis confundidos por la gente cuando vuestra resolución sea débil. Más aún, si en una reunión estáis distraído cuando otra persona esté hablando, por vuestro descuido podéis pensar que coincidís con su opinión y le vais a seguir diciendo: "De acuerdo, de acuerdo", incluso cuando esté diciendo algo contrario a vuestros propios sentimientos, y los demás pensarán que estáis de acuerdo con ellos. Por esto, nunca debéis distraeros ni un instante cuando tengáis una reunión con otras personas. Cuando estéis escuchando una historia o estén hablando con vosotros, deberéis ser cuidadosos para evitar veros confundidos; y si hay algo con lo que no estéis de acuerdo, exponed vuestra opinión, mostradle su error a vuestro oponente, esforzaos en resolver la situación. Incluso en asuntos poco importantes los malentendidos provienen de cosas pequeñas. Uno debe ser cauteloso en este aspecto. Más aún, es mejor no colaborar con gente de la que ya habéis tenido dudas anteriormente. No importa lo que hagáis, será gente que siempre os confundirá o absorberá. Para estar seguro en este tipo de asuntos debéis tener mucha experiencia.

La desgracia

No es suficiente evitar simplemente sentirse desanimado cuando llega una prueba. Cuando llega una desgracia, el Samurai debe alegrarse y coger la suerte que le es ofrecida por poder emplear así su energía y su valentía. Tal actitud difiere radicalmente de la simple resignación. Cuando la marea sube, el barco flota…

Cuando se ha oído hablar de las hazañas de un Maestro, pensar que cualquier cosa que uno haga no podrá jamás igualarlo, es señal de un alma mezquina. Se debe pensar, al contrario, que "si el Maestro es un hombre como yo, ¿por qué yo he de ser inferior?" En cuanto un Samurai se decide contestar a este desafío contra sí mismo, ya está en camino de la mejoría. Ittei Ishida ha dicho: "Un hombre reconocido como sabio por los otros, sólo adquiere esta reputación porque ha comenzado a profundizar sus conocimientos desde su más tierna edad. Nunca es el resultado de un aprendizaje tardío, incluso si éste es difícil." En otras palabras, en cuanto un ser toma la resolución de llegar a la perfección, puede esperar un día experimentar la iluminación. Un Samurai debe prestar atención a sus hechos y gestos para evitar cometer errores de conducta, no importa lo pequeños que aquellos sean. Ocurre que, por descuido, un Samurai no controla su mente y llega a pensar reflexiones de este tipo: "Decididamente, soy un cobarde" o "Si esto ocurre, corramos para preservar nuestras vidas" o "Cuán terrorífico es esto", "¡Ay!", Etcétera. Tales exclamaciones no deben ser jamás proferidas por un Samurai aunque sea para mofarse o reírse, ni por descuido, ni siquiera soñando, ni en ninguna otra situación. Un ser perspicaz adivinaría rápidamente la naturaleza verdadera de la persona que hubiera pronunciado tales palabras. Uno debe estar siempre en guardia. Se ha dicho que un hombre que acaba de ser decapitado todavía puede hacer algunos gestos. Esta historia ha sido transmitida por Nitta Yoshisada y Ono Moken. ¿Cómo un hombre puede ser inferior a otro hombre? Mitani Joyku decía: "Incluso cuando un hombre enferma mortalmente, puede sobrevivir dos o tres días más."