Errores
Según una historia de Ryutaji, había un experto en el I-Ching en la región de Kamigata. Habría dicho que, incluso tratándose de un sacerdote, es inútil dar una posición a un hombre antes de los cuarenta años, por la buena razón de que hasta entonces comete numerosos errores. Confucio no fue el único que tuvo el espíritu sereno después de los cuarenta años. Hasta esa edad, tanto el sabio como el insensato han acumulado numerosas experiencias formadoras y luego cesan de estar indecisos frente a la existencia.
En lo que concierne al valor marcial, es más meritorio morir por su amo que matar a un enemigo. Es en este sentido que se puede comprender la devoción de Sato Tsugunobu.
Cuando yo era joven, tenía un "diario de lamentaciones" en el cual mencionaba día tras día mis errores. Pero no pasaba un solo día sin que yo tuviera que abrirlo veinte o treinta veces. Es así como acabé realizando que siempre sería así y decidí abandonarlo. Hoy en día, cuando medito, antes de irme a dormir, sobre la jornada transcurrida, no hay un día en el cual yo no haya cometido algún fallo de palabra o de acción. Vivir sin cometer errores es casi imposible, pero "los intelectuales" distan mucho de admitirlo.
Cuando se lee un texto en voz alta, hay que hacerlo con el vientre. Cuando se lee con la boca y la garganta, uno se cansa deprisa. Esto es una enseñanza de Nakamo Shikibu.
Lo que se llama generosidad es realmente compasión. En el "Shin´ei" está escrito: "Mirando con el ojo de la compasión, no hay nadie que no merezca ser amado. El que ha pecado debe despertar todavía más nuestra piedad". No hay límite para la anchura y profundidad de nuestro corazón. Hay espacio para todo. Por esto todavía adoramos a los sabios de los tres antiguos reinos (India, China y Japón) debido a que su compasión todavía nos alcanza a nosotros actualmente. Cualquier cosa que hagáis, tenéis que hacerlo para el bien de vuestro amo, vuestros parientes, la gente en general y la posteridad. Esto es la gran compasión. El amor y la sabiduría que vienen de esto son el real amor y la real sabiduría. Cuando uno castiga o lucha con el corazón compasivo, todo lo que haga será sin límites en la fuerza y la corrección. Hacer una cosa sólo en el propio beneficio es superficial y se vuelve negativo. Yo comprendí hace tiempo los temas de la sabiduría y la bravura. Ahora estoy justamente empezando a entender el tema de la compasión. El Señor Ieyasu decía: "El fundamento para gobernar un país en paz es la compasión; cuando uno considera al pueblo como a su propio hijo, el pueblo lo considera como su propio padre." Además ¿no ha de pensarse que los nombres del "padre del grupo" y "niño del grupo" (es decir jefe del grupo y miembro) provienen de lso armoniosos corazones de una relación padre-hijo? Es de esta manera que ha de comprenderse que la frase del Señor Naoshige: "Un buscador de faltas vendrá para ser castigado por los otros" viene de su compasión. Su sentencia: "El principio está más allá de la razón" también tiene que ser considerado compasión. Él afirmó con entusiasmo que uno tiene que probar lo ilimitado.
Caligrafía
El Maestro Ittei decía: "El progreso en caligrafía consiste en crear la armonía entre el pergamino, el pincel y la tinta."¡Tienen tanta tendencia a estar desunidas!
El Monje Tannen decía: "Podría ocurrir que un servidor inteligente no ascendiera. Pero tampoco hay casos en donde un servidor estúpido haya podido salir del montón."
Aceptar el sufrimiento
El Maestro Ittei decía también: "Para actuar correctamente, en una sola palabra: es necesario soportar el sufrimiento." No aceptar sufrir es malo. Es un sufrimiento que no tiene ninguna excepción.
Hacer demasiado
Según los antiguos, un Samurai debe notarse por su excesiva tenacidad. Una cosa hecha con moderación puede ser juzgada insuficiente. Es necesario "hacer demasiado" para no cometer errores. Es el tipo de principio que no es necesario olvidar. Cuando uno ha decidido matar a alguien, incluso si la empresa parece difícil de realizar, sin duda no sirve de nada intentarlo hacer con medios desviados. El corazón puede flaquear, la ocasión puede faltar y, a fin de cuentas, todo puede fracasar. La Vía del Samurai es la de la acción inmediata y por ello es preferible "lanzarse la cabeza primero". Una vez, un hombre iba de camino para ir a escuchar los Sutras en el Jissoin en Kawakami. Uno de sus pajes se emborrachó y buscó pelea con uno de los marinos. Cuando se acercaron, el paje desenvainó su sable y el marino, cogiendo una percha, lo golpeó en la cabeza. En el mismo momento, los otros marinos cogieron remos y ya iban a golpear al paje cuando el amo llegó. Hizo ver que no se daba cuenta de nada y entonces otro paje fue a pedir excusas a los marinos. Calmó a su compañero y lo acompañó hasta su casa, pero entonces se dio cuenta de que le habían robado su sable. La lección que es necesario extraer es la siguiente: en primer lugar, no haber desaprobado y sancionado al paje en el barco es una negligencia del amo; luego, incluso si el paje había actuado sin consideración, en cuanto fue golpeado en la cabeza ya no había lugar para excusarse. El Amo debería haber ido hacia el paje borracho y el marino, como si fuera a excusarse y luego haberlos matado a los dos. Es evidente que este amo no tenía "Espíritu".
El Señor Naoshige decía: "El valor de un antepasado se mide por el comportamiento de sus hijos. Un hijo debe actuar de modo que honre a su antepasado y no de modo que lo deshonre. Esto es realmente la piedad filial."
Cuando Nakano Shogen hizo Seppuku, los miembros de su clan, reunidos en casa de Oki Hyobu, hicieron comentarios críticos sobre él. Hyobu les dijo: "No se debe hablar mal de alguien que ha muerto y el que ha sido condenado debe despertar particularmente nuestra piedad. Es deber del Samurai elogiarle, aunque sólo fuera un poco. No hay duda de que dentro de veinte años se dirá de Shogen que era un servidor fiel." Estoso comentarios son los de un hombre maduro.
Cuando uno conoce a alguien, debería captar rápidamente su carácter y reaccionar de manera adecuada para cada una. Cuando uno se encuentra con alguien a quien le gusta argumentar, es necesario enfrentarse a él y ganarlo por la superioridad de la lógica, pero sin ser demasiado severo, para evitar que quede un resentimiento. Es a la vez algo del corazón y algo de palabras. Este consejo fue dado por un sacerdote.
La condición del samurai
Si se debiera resumir en pocas palabras la condición del Samurai, yo diría que en primer lugar es devoción en cuerpo y alma a un amo. En segundo lugar yo diría que es necesario cultivar la inteligencia, la compasión y la valentía. La posición de estas tres virtudes reunidas puede parecer imposible al ser común, pero es fácil. La inteligencia no es más que saber conversar de unas cosas y otras con los demás, consiguiendo con ello una sabiduría infinita. La compasión cosiste en actuar en bien de los demás comparándose con ellos y dándoles la preferencia. La valentía es saber apretar los dientes. Es suficiente hacer esto en cualquier circunstancia. Todo lo que está más allá de estas tres virtudes no es útil conocerlo. En tercer lugar, en lo que concierne al aspecto exterior, es necesario cuidar su apariencia, su manera de expresarse y perfeccionarse en caligrafía. Esto no es más que un asunto corriente que es necesario mejorar con una práctica constante. En la base de todo esto hace falta sentir en nosotros la presencia de una fuerza tranquila. Cuando ella haya realizado todo esto, será necesario aprender la historia de nuestra tierra y de sus costumbres. Luego podremos estudiar algunas artes recreativas. Ser un Samurai es, a fin de cuentas, muy simple. Si miráis los que hoy en día son de alguna utilidad, os daréis cuenta que han reunido estas tres condiciones.