Выбрать главу

Sin embargo, no era cruel, y el sufrimiento en la cara de Gracie lo hizo acercarse. Dio un paso para envolverla entre sus brazos. Ella soltó un suspiro largo y penetrante, y moldeó su cuerpo al de él como si hubieran sido fusionados por el calor.

Sintió algo en su interior similar a un cohete del cuatro de julio. Ella olía dulce y anticuada como a lavanda y lilas. Su feo pelo era suave bajo su barbilla, la piel tersa de su espalda era como seda bajo sus dedos. Dejó vagar sus manos a lo largo de su columna vertebral, hasta su cintura y luego las deslizó hacia más abajo todavía. Se sorprendió de lo pequeña que se sentía contra él. Por su naturaleza autoritaria, parecía una mujer mucho más grande.

Ella le echó los brazos al cuello.

– ¿Vamos a mantener relaciones sexuales ahora?

A pesar de su ingle palpitante, le divirtió notar que ella parecía casi tan aprensiva como ansiosa. Con las puntas de los dedos tocó el borde de sus bragas e introdujo dentro sus manos. El agarró su trasero desnudo con las palmas de sus manos y la apretó contra él, vagamente avergonzado de estar buscando una sensación barata con una joven demasiado borracha para defenderse. Por otra parte, hacía mucho tiempo para él y su reacción tenía sentido.

– Todavía no, cariño.

– Ah, ¿y podemos besarnos?

– Supongo que podríamos. -Miró su cara manchada por las lágrimas. Ella tenía una boca bonita, ancha y voluptuosa, con un tentador arco de cupido en el medio de su labio superior. Inclinando la cabeza, la cubrió con su boca.

Ella besaba como una adolescente en su primera cita, y su inocencia y excitación lo molestaron. No estaba bien que una mujer de treinta años no tuviera más experiencia con los hombres. Él comenzó a mover su lengua sobre su boca, sólo un poco, para mostrarle como usarla.

Ella aprendió rapidamente, y Bobby Tom no tardó mucho en intentar abrir del todo sus labios. Con un suave suspiro, lo dejó entrar.

Ella sabía a fruta y lágrimas. Él la acarició con su lengua, al tiempo que sus manos continuaban disfrutando el puro placer de acariciar unas caderas femeninas que no fueran tan musculosas como las suyas. Mientras disfrutaba de su pequeño cuerpo suave, se olvidó de su naturaleza autoritaria y de sus modales irritantes. Lo hacía recordar exactamente cuantos años habian pasado desde que él habia estado con una virgen.

Bobby Tom sintió sus gemidos contra su boca, y la lengua de Gracie emprendió su propio viaje. Su cuerpo reaccionó violentamente. Sacando las manos de sus bragas, la levantó cogiéndola por la parte posterior de sus muslos. Ella abrió automáticamente las piernas y las envolvió alrededor de sus caderas. Cuando lo agarró por los hombros, él se percató de que había comenzado a transpirar. Si no se detenía en ese momento, se iba a olvidar de quién era ella y la tomaría allí mismo, en el suelo de la sala de estar de su madre. Una habitación, se recordó a sí mismo, con unas puertas sin cerrojo y con el retrato de un niño observándolos.

– Gracie… -Puso las manos en sus caderas para bajarla, luego las subió para soltar sus brazos.

– Cariño, vamos a tener que ir un poco más despacio.

– No quiero. Quiero que me enseñes que pasa después.

– Eso ya lo veo. Pero lo cierto es, que no estás preparada para nada más que besos ahora mismo. -La apartó firmemente de él y se agachó para recoger sus ropas, dándole la espalda después de facilitárselas porque no quería ponerla nerviosa.

Le dijo que se vistiera y no habia pasado un segundo desde que terminó de cerrarse la falda hasta que las puertas se abrieron y entró su madre.

– ¿Cómo está ahora?

Antes de que él pudiera contestar, Gracie dio un fuerte suspiro y dijo:

– Tu hijo no es un caballero. Se negó a mantener relaciones sexuales conmigo.

Suzy palmeó su brazo, con los ojos bailando de diversión.

– Las palabras apropiadas para calentar el corazón de una madre.

Bobby Tom definitivamente había tenido suficientes mujeres alrededor por una noche. Miró a Gracie.

– Escúchame, cariño. Dormirás aquí esta noche y no quiero que te preocupes de nada. Willow vendrá a verte a primera hora de la mañana.

Otra vez, Gracie desplazó su mirada de él a Suzy.

– ¿No tendrás alguna peli porno en casa?

Suzy dirigió a su hijo una mirada desaprobadora, luego enlazó su brazo con el de Gracie.

– Lo que vamos hacer es irnos arriba ahora mismo.

Para su alivio, Gracie fue con ella sin protestar.

Él las siguió al vestíbulo y cogió su sombrero de la percha. Cuando comenzaron a subir las escaleras, él miró a su madre.

– ¿Cuántas copas de vino tomó?

– Tres -contestó Suzy.

¡Tres! Bobby Tom no se lo podía creer. Después de sólo tres copas de vino, ella se había quitado la ropa y le había propuesto mantener relaciones sexuales con ella.

– ¿Mamá? -Se puso el sombrero.

– Si, cariño.

– De ninguna manera la dejes cerca de un pack de cerveza.

*****

La aspirina ardía en el estómago de Gracie y el sol de última hora de la mañana hirió sus ojos cuando se obligó a salir por la puerta trasera de Suzy Denton. La buganvilla crecía en el patio de la casa y la madreselva subía por la valla que cerraba el patio, oculto a medias por un magnolio. El patio era un lugar lleno de colorido: petunias rosas y blancas, geranios y margaritas, que invitaba a tomar el sol. Un aspersor siseaba cerca de una zona de arbustos bajos, y olía a limpio y fresco.

Su anfitriona, con unos pantalones cortos caquis y una camiseta con un loro de brillantes colores estampado en el frente estaba arrodillada en la tierra arrancado malas hierbas. Levantó la mirada y sonrió.

– ¿Se marchó ya la señorita Craig?

Gracie saludó con la cabeza e inmediatamente lamento haber realizado un movimiento tan brusco con la cabeza. Se recuperó y luego caminó lentamente hasta el fondo del patio donde Suzy estaba trabajando.

– Willow quiere volver a contratarme -con mucho cuidado se sentó sobre el último escalón para conversar.

– ¿Oh?

– Pero no como ayudante de producción. Sino como ayudante de Bobby Tom.

– Ah.

– Le dije que me lo pensaría. -Gracie plegó la falda de su apagado traje azul marino alrededor de sus piernas, lo único que tenía para ponerse ya que su maleta seguía en el maletero del Thunderbird. Tragó saliva-. Suzy, no puedo decirte cuanto siento lo que pasó anoche. Después de todo lo que has hecho por mí, deprecié tu hospitalidad y te avergonzé en tu casa. Mi comportamiento fue inaceptable, lo más inaceptable que he hecho en mi vida.

Suzy sonrió.

– Estabas muy alterada, ¿no es cierto?

– No es excusa.

– Ayer tuviste un mal día -dijo Suzy amablemente-. Cualquiera hubiera actuado igual.

– Me rebajé delante de él.

– Está acostubrado, querida. Estoy segura que ya lo ha olvidado.

El orgullo de Gracie se rebeló ante la idea de que ella fuera simplemente otra en la larga lista de mujeres que se habían puesto en ridículo delante de Bobby Tom, pero no podía negar la verdad.

– ¿Siempre ha tenido ese efecto en las mujeres?

– Ha tenido ese efecto en casi todo el mundo. -Suzy tomó un pequeño azadón de la caja que tenía al lado y comenzó a aflojar la tierra en la parte del jardín que estaba arreglando-. De muchas maneras, la vida siempre ha sido fácil para Bobby Tom. Desde niño, fue el mejor deportista y siempre ha sido un excelente estudiante.

Gracie se avergonzó interiormente, recordando la oferta de ayudarle a aprender a leer. Suzy aplastó una ramita de lavanda entre sus dedos y el olor que la envolvió la hizo dejar de pensar esas cosas. Gracie asumió que no le iba a contar nada más y se sorprendió cuando Suzy se limpió la manos y siguió.