– Era popular entre los demás niños. Les gustaba porque no trataba de intimidarles. Incluso en la escuela primaria, las chicas inventaban excusas para venir a casa. Él lo odiaba, claro está, especialmente en cuarto grado; fue cuando realmente hicieron que su vida fuera un desastre. Le enviaban notitas amorosas y lo seguían por el campo de entrenamiento. Los otros niños se burlaron de él sin piedad.
Sostuvo el pequeño azadón entre sus manos y continuó hablando de una manera lenta y medida como si tuviera dificultad para elegir las palabras.
– Terry Jo Driscoll, ahora Terry Jo Baines, pintó un día con tiza un enorme corazón rojo en el camino de nuestra casa donde se leía “Terry Jo ama a Bobby Tom”. Estaba decorándolo con flores cuando llegó él con tres de sus amigos. Cuando Bobby Tom vio lo que ella estaba haciendo, recorrió el patio delantero a toda prisa y se avalanzó sobre ella.
Gracie no había estado en contacto con muchos niños de nueve años, pero podía suponer lo avergonzado que se podía haber sentido.
Suzy siguió arrancando las malas hierbas cerca de unas hermosas flores.
– Si los demás niños no hubieran estado observando, no hubiera pasado nada. Pero a esas alturas ya todos habían visto lo que ella había escrito y empezaron a reirse. Ella comenzó a reirse también y a decirles que Bobby Tom quería besarla. Entonces perdió el control y comenzó a darle puñetazos en el brazo.
– Supongo que esa es una reacción comprensible para un niño de nueve años.
– No para su padre. Hoyt oyó la conmoción y llegó a la puerta justo a tiempo de ver como Bobby Tom la golpeaba. Salió disparado, cogió a Bobby Tom por el cuello y lo abofeteó allí mismo, delante de todos sus amigos. Bobby Tom lo pasó mal, sus amigos también se avergonzaron. Fue la única vez que Hoyt le pegó, pero mi marido pensaba que ningún hombre podía caer tan bajo como para golpear a una mujer y se negó a ser indulgente por el simple hecho de que su hijo tuviera nueve años.
Se sentó sobre sus talones, mirándola preocupada.
– Bobby Tom y su padre tenían una relación muy estrecha y nunca olvidó esa lección. Puede que suene tonto, pero algunas veces creo que le quedó marcado a fuego.
– ¿El qué?
– No te haces una idea de con cuantas mujeres ha salido y dejado estos años. Pero aún así, nunca lo he oído ser maleducado con ninguna de ellas. Ni con sus admiradoras, ni con las casadas o las cazafortunas que lo acosaban. Por lo que yo sé, simplemente guarda las distancias antes de pronunciar una mala palabra. ¿No te parece extraño?
– Ha desarrollado otras estrategias más sofisticadas que la simple rudeza para deshacerse de las mujeres. -Gracie se preguntó si Suzy sabría algo del examen de fútbol.
– Exactamente. Y se ha vuelto tan autómata todos estos años que no estoy segura de si se percata de lo grueso que es el muro que ha creado a su alrededor.
Gracie meditó sobre ello.
– Él es increíble. Sonríe a las mujeres, las halaga escandalosamente, les dice exactamente lo que quieren oír. Hace que cada una de ellas se sienta como una reina. Y luego hace exactamente lo que le da la gana.
Suzy asintió con la cabeza, con una triste expresión.
– En este momento pienso que hubiera sido mejor que Hoyt hubiera visto más allá cuando pasó eso con Terry Jo. Cuando Bobby Tom le dio ese puñetazo, fue solamente una franca declaración de sus sentimientos y nunca había sido un niño cruel, asi que no lo hubiera tomado por costumbre. Lo cierto es que Terry Jo se recuperó. Fue su primera novia seria. -Apretó la boca en una sonrisa sombría-. Lo más irónico de todo es que cuando le mencioné el incidente hace poco, dijo que su padre había hecho lo correcto. No parece saber el precio que pagó a cambio.
Gracie no tenía la certeza de que hubiera pagado nada. Bobby Tom poseía abundante encanto, talento, belleza e inteligencia. ¿No sería cualquiera de esas cosas la que había hecho crecer su ego de tal manera? Él no creía que hubiera ninguna hembra en el planeta lo suficientemente buena para él. Y con toda seguridad no sería una de treinta años de New Grundy, Ohio, con escaso pecho y un pelo horroroso.
Suzy deslizó el pequeño azadón en su caja de plástico verde y se levantó. Por un momento contempló el agradable jardín. El olor a lavanda llenaba de frescura el aire.
– Me encanta trabajar aquí. Es el único lugar donde me siento completamente tranquila. -Pareció sentirse avergonzada, como si acabara de hacer una declaración profundamente personal, que no había deseado hacer.
– Sé que no es asunto mio, Gracie, pero no creo que debas dejar que lo que sucedió influya en tu decisión de aceptar o no el trabajo. -Recogió su caja de herramientas-. Me dijiste que no querías regresar a Ohio, y no tienes otra opción. Bobby Tom está acostumbrado a que las mujeres pierdan la cabeza por él. Estoy segura que lo que pasó anoche significó más para ti que para él -con una sonrisa alentadora, Suzy desapareció dentro.
Gracie sabía que Suzy trataba de confortarla, pero las palabras dolieron, especialmente porque sabía que eran verdad. Ella no significaba nada para Bobby Tom, mientras que él significaba todo para ella. Había perdido la cabeza por él, e incluso yendo más allá, temía haber perdido su corazón.
Cerró los ojos con fuerza ante el sentimiento al que no quería enfrentarse, pero no sirvió de nada. Nunca se mentía a sí misma y no podía empezar ahora. Envolviendo las rodillas con los brazos, aceptó que en algún momento, durante la pasada semana, se había enamorado de Bobby Tom Denton. El que se hubiera enamorado profunda y desesperadamente de un hombre que estaba más allá de su alcance hubiera sido cómico si no fuera tan pero que tan amargo. Esas copas de vino sólo habían aflorado la verdad escondida en su interior desde el momento en que lo había visto.
Lo deseaba. Él era salvaje e imprudente, fuera de lo corriente, más de lo que ella podría ser en toda su vida y lo amaba con toda la pasión que había ocultado en su interior durante tantos años. Como un pajaro que muda sus plumas pensando en ser un cisne hermoso y poderoso, se veía atraída por su belleza. Al mismo tiempo, su confianza en sí mismo y su encanto casual la hacían sentirse frívola y joven otra vez.
Sintió como si hubiera vivido toda una vida en los pasados seis días, y, acercando las rodillas más a su pecho, se forzó a enfrentarse a la cruda verdad. Sus sueños de desarrollar una fascinante carrera en Hollywood, era justo eso, sueños poco prácticos que la hacían desesperarse, tan lejos de la realidad de su vida como el espacio. Había estado luchando contra sí misma y ahora se enfrentaba a la dolorosa realidad: no existía ninguna vida mágica para ella en Hollywood. Ese absurdo trabajo en Windmill no iba a ser el comienzo de una excitante carrera. Eso era una fantasía. Lo que haría, cuando todo eso terminara, sería volver a New Grundy para regresar al asilo. Donde estaba su sitio.
Admitir la verdad le dejó un extraño sentimiento de paz. No era el asilo lo que había estado mal en su vida, se percató; Había sido su vida lo que estaba mal. Le había encantado vivir en el asilo, pero había usado su trabajo para aislarse entre personas mayores, porque siempre se había considerado rara. Se había escondido en el asilo, lo había convertido en su vida en lugar de ser sólo un trabajo.
Cuando los aromas tranquilizadores la envolvieron, sintió una peculiar excitación. Tenía treinta años, pero era lo suficientemente joven para llevar a cabo algunos cambios. No los que había imaginado. No iba a escaparse. Iba simplemente a vivir su vida sin temor. Dejaría de protegerse, de ser considerada objeto de burla o rechazo, nada de eso la mataría, e iba a permitirse amar a Bobby Tom con cada célula de su cuerpo.
Su corazón comenzó a latir a toda velocidad. ¿Tendría valor? Cuando esto hubiera terminado, tenía que volver a casa, eso tenía que aceptarlo. Pero mientras tanto… ¿tendría el valor de lanzarse en picado sabiendo que el aterrizaje la podría matar? ¿Tendría el valor de asir ese corto tiempo para estar con él y disfrutar de cada precioso segundo a su lado?