Luther le dirigió una sonrisa orgullosa.
– Una idea excelente, Gracie. Sería bueno que asistieras a la vista previa por si acaso el Juez Gates necesita inspiración.
– Me encantaría.
Bobby Tom arqueó las cejas con indignación.
– Pero vamos a ver, ¿de parte de quién estás tú?
A ella le llevó un momento responder porque estaba imaginando todas las buenas obras que la Fundación Bobby Tom Denton haría en el futuro.
– Ya que voy a formar parte de este pueblo, tengo un deber hacia la comunidad.
De alguna manera, él pareció todavía más indignado.
– ¿Y quién te ha dicho a ti que vamos a vivir aquí?
Ella sonrió mostrando todo el amor que sentía por él, pensando que, para ser un hombre inteligente era realmente obtuso. Se preguntó cuánto tiempo tardaría él en darse cuenta que nunca sería verdaderamente feliz en otra parte.
– ¿Por qué no volvéis con nosotros? -dijo Way.
Bobby Tom estaba justo a punto de aceptar esa sugerencia cuando Terry Jo se adelantó entre la multitud.
– ¡No tan rápido! -La decidida expresión de su cara hizo patente que ella aún no había perdonado a Bobby Tom el daño que le había infligido a su marido-. Necesitas un castigo después de lo que le hiciste a mi Buddy, y que me maten si dejo que esto sea tan fácil para ti.
– ¡Fácil! -exclamó Bobby Tom, manteniendo firmemente el brazo alrededor de Gracie como si todavía temiera que se pudiera marchar sigilosamente-. ¡Pero si casi me mato!
– Bueno, eso está bien, porque casi mataste a Buddy anoche.
– No hizo eso, Terry Jo. -Buddy parecía desconcertado-. Caramba, Bobby Tom y yo sólo tuvimos un desacuerdo.
– Tú te callas. No es lo único. También está el hecho de que Gracie es mi amiga y es demasiado obvio que está tan enferma de amor que no puede cuidar sus intereses, y voy a hacerlo yo por ella.
A Gracie no le gustó el brillo en los ojos de Terry Jo. Le recordó que la mayoría de los habitantes de Telarosa, Texas, podían considerarse rematadamente locos aunque no lo parecieran. También le recordó que consideraban divertidas algunas cosas muy peculiares.
– Está bien, Terry Jo -dijo precipitadamente-. De verdad.
– No, no lo está. Tú no te das cuenta de esto, Gracie, pero la gente ha estado hablando a tus espaldas desde el momento en que Bobby Tom anunció vuestro compromiso y ahora que parece que realmente vais a casaros, va a ir a peor. La cosa es que una gran parte del pueblo se han dado cuenta de que da la impresión de que no sabes demasiado de fútbol y dicen que Bobby Tom nunca te hizo el examen.
Oh, válgame Dios.
– Algunos incluso dicen que hizo trampa, ¿no es cierto, Suzy?
Suzy cruzó las manos remilgadamente por delante.
– Dudo que hiciera trampas. Pero ha habido comentarios.
Gracie clavó los ojos en ella. Hasta ese momento siempre había considerado a Suzy como un modelo de cordura.
Terry Jo plantó las manos en las caderas.
– Gracie, lo cierto es que, incluso la gente que vaya a tu boda va a cuestionar en secreto la legitimidad de tus hijos si no están seguros de que pasaste el examen. Díselo tú, Bobby Tom.
Ella levantó la mirada hacia Bobby Tom sólo para notar con alarma que él se frotaba el dedo sobre la ceja.
– Supongo que tienes algo de razón, Terry Jo.
Cada una de esas personas debían estar en un manicomio, decidió Gracie. Especialmente su futuro marido.
Él apretó los dientes.
– Pero sólo le haré cinco preguntas ya que no es de Texas y no se crió viendo fútbol. ¿Es un problema para alguien?
Unas cuantas mujeres, incluyendo a Connie Cameron, lo miraron como si tuvieran un gran problema con ello, pero nadie protestó en voz alta.
Bobby Tom asintió con satisfacción. Soltó a Gracie y dio un pequeño paso hacia atrás, haciéndola saber que contestaría sin ayuda de nadie.
– Allá vamos. Pregunta número uno. ¿Qué significan las siglas NFL?
La multitud gimió ante una pregunta tan ridículamente fácil, pero él los silenció con una mirada.
– Ah, Nacional Football League -contestó ella, preguntándose a dónde quería llegar sabiendo, como sin duda sabía, que él pretendía que ella aprobara ese ridículo examen.
– Muy bien. Pregunta número dos. -Arrugó la frente con concentración-. En el mes de enero, los dos mejores equipos del país, el ganador de cada liga, juegan el partido de fútbol más importante del año. El mismo donde el ganador recibe un anillo grande, muy grande -agregó él por si acaso ella necesitaba alguna pista-. ¿Cómo se llama ese partido?
Más gemidos del público.
Gracie los ignoró.
– Es la Super Bowl.
– Excelente. Lo estás haciendo muy bien, cariño. -Hizo una pausa y se acercó para besarle la punta de la nariz y luego se alejó otra vez-. Ahora una pregunta un poco más díficil, así que espero que estés lista. ¿Cuántos postes verticales -también llamados uprights- tiene la portería que hay en cada extremo del campo de juego?
– ¡Dos! -exclamó ella, inexplicablemente contenta consigo misma-. Y hay unos listones encima de cada poste, aunque no recuerdo exactamente cuánto miden.
Él chasqueó con la lengua admirativamente.
– Lo que midan no importa; Eso también cuenta como una cuarta pregunta, sólo porque supiste que tienen esos listones. No todo el mundo lo sabe, ¿sabes? Eso significa que te quedan sólo una pregunta más. Concéntrate cariño.
– Estoy concentrada.
– Para tener posibilidad de ser la Sra. Gracie Snow Denton… -Él hizo una pausa-. Si no te importa, apreciaría que reconsideraras lo del guión.
– ¡Yo nunca dije nada de que usaría guión! Fuiste tú el que…
– Este no es el sitio apropiado para discutirlo, cariño. Nada de guión y punto. Tu quinta y última pregunta… -Él vaciló y por primera vez pareció preocupado-. ¿Podrías decirme el nombre de algún quarterback?
– Conozco a Troy Aikman.
– Ese no vale, Bobby Tom -gritó Toolee-. Gracie estuvo bailando con él ayer por la noche.
– Me suena un tal Joe Namath -añadió Gracie con triunfo.
– ¿Veis? -apostilló él-. Está bien, cariño. Aquí va tu última pregunta, y es realmente difícil, así que no dejes que te distraigan todas esas mujeres celosas. Para asegurar la legitimidad de nuestros doce hijos… ¿En qué equipo de la ciudad de New York jugó Joe Namath?
Gracie palideció. Señor. Todo el mundo debería saber la respuesta a eso. New York. ¿Cuál era el equipo de la ciudad de New York? Su expresion se iluminó.
– ¡Los New York City Yankees!
La multitud estalló en risas, gritos y unos cuantos silbidos. Bobby Tom los silenció a todos con una mirada. Al mismo tiempo, el destello de sus ojos desafiaba a cualquier a que la contradijera y aclarara que los Yankees era un equipo de beisbol.
Lo cierto es que cada uno de los presentes entendió su mensaje. Él se acercó a Gracie y la envolvió entre sus brazos. Con una tierna mirada y un sueve roce de labios, dijo-: Muy bien, cariño. Correcto. No tenía ni idea de que supieras tanto de fútbol.
Y así fue cómo cada persona de Telarosa, Texas, se dio cuenta de que Bobby Tom Denton, finalmente y para siempre, se había enamorado.
agradecimientos
Me gustaría expresar mi agradecimiento a las siguientes personas que compartieron su sabiduría conmigo cuando escribí Heaven, Texas: Mary Lynn Baxter (y también a Len, por dejarme robar unas cuantas líneas), Katherine Johnson, Pamela Litton, John Roscich, Glenda Sanders y Ron Struxness. También agradezco su colaboración a la National Collegiate Athletic Association por contestar a mis preguntas. Gracias a mis chicos, Bill, Ty y Zach; Siempre estáis ahí cuando os necesito. Un abrazo especial para mi editora Carrie Feron y mi agente Steven Axelrod. Y mi mayor agradecimiento es para mis lectores que comparten mis libros con sus amigos y me escriben cartas maravillosas. Para todos ustedes, que Dios os bendiga.