Выбрать главу

– Así es -sonrió Stallard y le explicó todo-: Se fue antes de que tuviera seis meses de edad, pero crecí con la certeza de que se casó con mi padre sólo por dinero.

– Me dijiste que tu padre se casó cuando ya no era muy joven -recordó Farran, con voz ronca.

– Casi tenía cincuenta años -confirmó Stallard-. Siempre lamenté mucho que, después de trabajar tanto para hacerse rico, la única alegría que le redituó su trabajo fue el casarse con una mujer que sólo buscaba su riqueza.

– Pero te tuvo a ti como hijo -comentó Farran y Stallard la abrazó con ternura.

– Hace un año, me dio mucho gusto saber que Nona era su amiga -prosiguió Stallard.

– Ella… me mencionó un día que era muy amiga de tu padre -susurró Farran.

– Más que eso. Antes de que se casara, Nona fue su amante y lo siguió siendo durante años.

– Pero no supiste nada de eso hasta hace un año, ¿verdad?

– Nada. Siempre lamenté mucho que mi padre fracasara en su matrimonio, pero hace un año recibí una carta inesperada de Nona en donde ella, alegando que era amiga de mi padre, decía que no tenía a quién recurrir para arreglar sus finanzas ahora que mi padre había muerto.

– Claro que fuiste a verla -sonrió Farran.

– Sí, y nunca me he alegrado tanto de haber tomado una decisión -reveló Stallard.

– Te diste cuenta de que tu padre sí pudo ser feliz en su vida.

– Al principio no, pues sólo me concentré en sus finanzas. Cuando le dije que unas acciones que debió vender ya no valían nada ahora, replicó con dignidad: "No podía venderlas, pues Murdoch me las regaló". Así que, a juzgar por la cantidad invertida, me percaté de que debió ser una amistad muy especial.

– ¿Nona te lo confirmó?

– Al principio, no quiso hacerlo. Pero vi unas fotos de ellos juntos, riendo, y leí unas cartas en donde mi padre habla muy bien de ella. Luego de dos horas, supe que, después de haberse peleado, se separaron. Pero mi padre tuvo veinte años de felicidad por haber conocido a Nona.

– Yo también me alegro de eso -sonrió Farran y lo besó con suavidad-. ¿Acaso nunca pensaron en casarse en esos veinte años?

– Al principio, ambos eran demasiado ambiciosos para sentar cabeza. Cuando mi padre tuvo éxito y Nona no, ella no quiso casarse con él. Fue algo raro, pero cuando se separaron ambos se casaron con personas diferentes.

– ¿Nona estuvo casada?

– Su matrimonio tampoco funcionó. Años después, mi padre y Nona se encontraron de nuevo y cultivaron una hermosa amistad hasta que él murió. Lo que más gusto me dio fue ver la última carta que mi padre le escribió y en donde le dijo: "Si alguna vez estás en aprietos y no estoy a tu lado… comunícate con mi hijo".

– ¡Amor! -exclamó Farran y supo que fue una recompensa enorme para Stallard leer eso, además de saber que su padre logró ser feliz en su vida-. Así que después la visitaste tanto como te fue posible.

– Así es, y con frecuencia la llevé a que visitara a su amiga enferma, con quien jugaba a las cartas -explicó Stallard.

– Y fue así que conociste a la tía Hetty -murmuró Farran.

– Y, más tarde, que me topé con mi futura esposa -afirmó Stallard-. ¿Te vas a casar conmigo, verdad? -Farran se sorprendió mucho de que todavía lo dudara.

– Claro -y añadió al verlo sonreír-: Fue así que me di cuenta de que te amaba.

– ¿De qué hablas? -Farran se rió al verlo intrigado.

– La primera vez que me besaste, comentaste algo acerca de lo afortunado que sería el hombre con quien me casara -por su expresión de ternura, se percató de que recordaba esa conversación, y se apresuró a añadir-: De cualquier forma dos días después, cuando intentaba descubrir por qué demonios no te podía sacar de mis pensamientos, me di cuenta de que, al pensar en el hombre con quien quería casarme, deseaba que fueras tú porque… estaba enamorada de ti.

Durante algunos segundos, Stallard le miró los hermosos ojos cafés y exclamó:

– Mi encantadora y maravillosa Farran -jadeó. Y una vez más la abrazó con ternura, acercándola a su corazón.

Jessica Steele

***