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Pero … —dijo Mary—. ¿Cómo decidís qué tendencias eliminar?

—¿No es obvio? La violencia excesiva. El egoísmo excesivo. La tendencia a maltratar a los niños. El retraso mental. La predisposición a las enfermedades genéricas.

Mary negó con la cabeza; todavía estaba molesta por su conversación abortada sobre aquel tema con Ponter.

—Nosotros creemos que todo el mundo tiene derecho a reproducirse.

—¿Por qué? —dijo Bandra. Mary frunció el ceño.

—Es … es un derecho humano.

—Es un deseo humano, pero ¿un derecho? La evolución la llevan a cabo sólo algunos miembros de una población que se reproducen.

—Supongo que nosotros creemos que superar la brutalidad de la selección natural es el hito de la civilización.

—Pero sin duda la sociedad en su conjunto es más importante que cualquier individuo aislado.

—Fundamentalmente, supongo que mi pueblo no comparte ese punto de vista. Para nosotros tienen un valor enorme los derechos y libertades individuales.

—¿Un valor enorme? ¿O un costo enorme? —Bandra sacudió la cabeza—. He oído hablar de todas las precauciones de seguridad que son necesarias en las terminales de vuestros aeropuertos, de todos los controladores que necesitáis en vuestras ciudades. Dices que no queréis la guerra, pero dedicáis una enorme proporción de vuestros recursos a prepararos para ella y a librarla. Tenéis terroristas y otros que subsisten creando adicciones a productos químicos en los demás, y una plaga de abusos infantiles y … con perdón, una media de inteligencia mucho más baja de lo que tendría que ser.

—Nunca hemos encontrado un modo de medir la inteligencia que no esté sesgado cultural mente.

Bandra parpadeó.

—¿Cómo puede la inteligencia sesgarse culturalmente?

—Bueno —dijo Mary—, si le preguntas a un niño rico de inteligencia normal qué va con taza, dirá «plato»; los platos son lo que ponemos bajo las tazas en las que bebemos café, que es una bebida caliente que tomamos. Pero si se lo preguntas a un niño pobre de inteligencia normal, puede que no sepa la respuesta porque su familia no puede permitirse esos platos.

—La inteligencia no es un juego de preguntas y respuestas —dijo Bandra—. Hay formas mejores de calibrar su vigor. Nosotros miramos el número de conexiones neurales que se han desarrollado en el cerebro; un conteo es un buen indicador objetivo.

—Pero a quienes se les negó el derecho a reproducirse a causa de su falta de inteligencia … no creo que eso les gustara.

—No. Pero, por lo general, no fue difícil convencerlos de lo contrario.

Mary se estremeció. —De todas formas …

—Recuerda cómo se constituyen nuestras democracias: no dejamos que la gente vote hasta que al menos tiene seiscientas lunas … dos tercios del lapso habitual de vida de novecientos meses. Eso son… ¿Delka?

—Cuarenta y ocho años —comentó Delka, el Acompañante de Bandra.

—Eso supera la edad fértil de la mayoría de las hembras, y la edad reproductiva habitual de los hombres. Así que los que votaron sobre el tema ya no tenían que preocuparse por eso.

—No es muy democrático que sólo pueda votar una minoría. Bandra frunció el ceño, como si intentara comprometer el comentario de Mary.

—Todo el mundo vota … pero no en cualquier momento de su vida. Y al contrario que en tu mundo, nunca le hemos negado a nadie de edad suficiente el derecho a votar sólo por cuestiones de género o de coloración de piel.

—Pero sin duda los que votaron se preocupaban por sus hijos adultos en edad de reproducirse, pero que no podían votar.

Bandra vaciló y Mary se preguntó por qué; a esas alturas ya estaba lanzada.

—Naturalmente que nuestros hijos tengan un futuro feliz es de gran importancia —dijo por fin—. Pero esa votación se llevó a cabo antes de realizar los tests de inteligencia. ¿Ves? La intención era impedir que el cinco por ciento inferior de la población se reprodujera durante diez generaciones consecutivas. Intenta encontrar un padre que piense que su hijo o su hija forma parte de ese cinco por ciento inferior … no hay ninguno! Los votantes estaban convencidos de que sus hijos no se verían afectados.

—Pero a algunos les tocó.

—Sí. A algunos les tocó. —Bandra se encogió levemente de hombros—. Fue por el bien de la sociedad, ¿sabes?

Mary negó con la cabeza.

—Mi pueblo nunca se plantearía algo así.

—Nosotros ya no tenemos que preocupamos por nuestro patrimonio genético, aunque hay algunas excepciones. Tras diez generaciones de reproducción restringida, relajamos las reglas. La mayoría de las enfermedades genéticas desaparecieron para siempre, la mayor parte de la violencia desapareció, y la inteligencia media es mucho más alta. Sigue encajando en una curva de campana, naturalmente, pero acabamos con … ¿cómo lo llamáis? Es un término estadístico: la raíz cuadrada del promedio de los cuadrados de las desviaciones de la media.

—La desviación típica —dijo Mary.

—Ah. Bien, al cabo de diez generaciones, el promedio de inteligencia se ha desviado a la izquierda.

Mary estuvo a punto de decir «a la derecha, dirás», pero recordó que los neanderthales leían de derecha a izquierda, no de izquierda a derecha.

—¿De verdad? —dijo de todas formas—. ¿Implica un cambio grande?

—Sí. Nuestras personas estúpidas son ahora tan inteligentes como solían serio nuestras personas medias.

Mary sacudió la cabeza.

—No me parece posible que a mi pueblo deje algún día de incomodarle la idea de limitar el derecho a reproducirse.

—Yo no defiendo nuestro estilo de vida —dijo Bandra—. Como reza uno de vuestros mejores dichos: «A cada uno lo suyo.» —Mostró su cálida y amplia sonrisa—. Pero, vamos, Mare, ya basta de temas serios. ¡Hace una tarde preciosa! Vamos a dar un paseo. Luego puedes hablarme de ti.

—¿Qué te gustaría saber?

—Todo. De pe a pa. De arriba a abajo. De principio a fin. Toda la pesca. La …

Mary se echó a reír.

—Capto la idea —dijo, poniéndose en pie.

17

¿Cómo pudo suceder? ¿Cómo pudimos renunciar al más noble de los esfuerzos que nos hizo llegar desde la sima de Olduvai a los cráteres lunares? La respuesta, naturalmente, es que nos contentamos. El siglo que hemos dejado recientemente atrás fue testigo de mayores avances en la riqueza y prosperidad humanas, en la salud y la longevidad humanas, en la tecnología y el bienestar material humanos, que los cuarenta milenios precedentes…

Mary Vaughan se acostumbraba a la rutina: pasaba los días estudiando genérica neanderthal con Lurt u otras expertas, y las noches conversando en casa de Bandra.

Mary siempre había considerado que tenia las caderas demasiado anchas, pero la pelvis neanderthal media era aún más ancha. De hecho, recordó la antigua sugerencia de Erik Trinkaus de que los neanderthales pudieran tener un periodo de gestación de once o dore meses, ya que sus caderas podrían haber acomodado a un bebé mayor. Pero esa teoría fue abandonada cuando trabajos posteriores demostraron que la forma diferente de la pelvis neanderthal estaba relacionada solamente con su manera de caminar. Se había sugerido que caminaban meciéndose de un lado a otro, como los viejos pistoleros del Oeste … un hecho que ahora Mary confirmaba por observación.

De todas formas, las sillas de horcajadas neanderthales le resultaban incómodas y, como la mayoría de los neanderthales tenían mas cortas las piernas que los muslos, las sillas tipo banco barasts estaban demasiado cerca del suelo para su gusto. Así que le pidió a la amiga carpintera de Lurt que le hiciera un sillón nuevo: un entramado de pino nudoso con generosos cojines en el respaldo y el asiento.