Durante este viaje tuve siempre el espíritu absorto por las maravillas del que acababa de hacer. Yo comencé a escribir las Memorias de aquellos tiempos, y cuando he acabado la tarea las he ordenado con todo el cuidado que me ha consentido poner en este trabajo la enfermedad que en la cama me detiene. Pero pensando que ya dará ella fin a mis estudios y a mis trabajos para cumplir la palabra que di al consejo del mundo de la Luna, he rogado al señor Lebret, mi más querido e inolvidable amigo, que las dé al público, con la Historia de la República del Sol y la de La Centella y algunas otras obras de este jaez si logra que se las devuelvan quienes nos las han robado, cosa a que yo les conjuro y les pido que hagan de todo corazón.
[1] Dominicus González es este español. El autor hace alusión a una traducción del inglés Godwin, hecha por Jean Baudoin con este título: L'Homme dans la Lune, ou le Voyage chimérique fait au monde de la Lune nouvellement découvert par Dominique González, aventurier espagnol (París, F. Piot, 1648, in. 8.°).
[2] Juan Hevelius, Celenografía, Dantzig, 1647.
[3] Horacio, Epist., lib. I.
[4] Horacio, de Arte poét.
[5] Juvenal, Sat., VI.
[6] Poeta, n. en 1628 y m. en 1704.
[7] Hoy se llama Clamart-sous-Meudon. Fue feudataria de los señores de Cuigy desde fines del siglo xvi.
[8] El famoso tratado De Subtilitate, cuyo libro XVIII trata de lo maravilloso y el XIX de los demonios o genios. Jerónimo Cardan, médico, físico, astrólogo, se jactaba de magia. Murió en Roma en 1576.
[9] Nombre con el cual se designaba en esta época al director de Sanidad.
[10] La Nueva Francia o Canadá, que pertenecía a Francia desde el reinado de Francisco I, empezaba a ser colonizada desde hacía cuarenta años.
[11] Los puntos suspensivos que hay en esta página y en otras muchas indican lagunas del texto. Seguramente Cyrano no tuvo tiempo para terminar enteramente su obra, y dejó bastantes vacíos en sus dos viajes; otros son debidos a la pérdida de algunos trozos de sus manuscritos. Aunque no pueda tenerse por cierta ninguna interpretación de estos huecos, puede pensarse que en esta frase cortada Cyrano afirmaba que Adán y el paraíso habían estado en la Luna.
[12] Jerónimo Cardan escribió De rerum varietate. Aquí dice: Ego certe nullum daemonen aut genium mihi adesse cognosco.
[13] Agripa de Nettesheim, médico, a quien Cyrano ya aludió en sus Lettres diverses(XIII).
[14] Autor de Veterum sophorum sigilla et imagines magicas.
[15] Juan Fausto. Era conocido en tiempo de Cyrano su Histoire prodigieuse et lamentable.
[16] No se sabe quién puede ser este La Brosse. En el siglo xvii había un mago de nombre parecido, que escribió algunos tratados -perdidos- sobre filosofía oculta. Otro La Brosse figura en un proceso de hechiceros de tiempo de Luis XIII. Fue condenado a la horca.
[17] César Cesariano, profundo estudioso de Vitrubio y filósofo y matemático.
[18] Secta alemana fundada hacia el año 1604, extendida luego por toda Europa con el nombre de Caballeros Iluminados. Confróntese Instructi sur la vérité de l'histoire des Frères de la Roçe-Croix, por Gabr. Naudé (París, 1623).
[19] Cyrano alude aquí a la célebre Civitas solis seu idea reipublicae, de Campanella.
[20] Así en el texto. Cyrano en todo este pasaje se burla un poco de los españoles, que eran populares en Francia en tiempos de Ana de Austria.
[21] Quiere decir: doctores diplomados. Alude a la costumbre universitaria según la cual el aspirante al título de doctor entregaba un pedazo de paño al profesor que había de juzgar su tesis.
[22] Cyrano alude aquí al proceso de Galileo.
[23] Alusión irónica a los versos de Ovidio (Metamorfosis): Os homine sublimi dedit coelumque tuer jussit et erectos ad sidera tollere vultus.
[24] En otras ediciones de Cyrano esta notación está sustituida por puntos suspensivos. En la edición sobre la cual hemos hecho esta versión aparece el nombre del rey como aquí lo transcribimos.
[25] Hay aquí una laguna del manuscrito. Seguramente se ha perdido la respuesta del demonio al hijo del huésped.
[26] Cyrano, que sabía seguramente algo de música, como los matemáticos de su tiempo, y como Gassendi, acostumbraba a valerse de notaciones musicales para designar los nombres propios de sus personajes.