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"El tiempo subjetivo transcurrido, en consecuencia, es el mismo. Un hombre puede viajar al pasado desde aquí, y emerger durante la última mitad de 1989. Puede pasar seis meses allí, y a la vuelta descubrir que han pasado seis meses aquí.

—¿Cómo me vi envuelto en esto? —dijo Wentik, más para sus adentros que para el otro hombre. Un humor melancólico se había fijado en él. Quizá fuera la bebida.

Jexon lo miró, y por un momento Wentik creyó captar un destello de simpatía en su expresión.

—Sucedió —dijo Jexon— que aproximadamente al mismo tiempo que los primeros experimentos con el campo de desplazamiento se estaban realizando, nos topamos con la referencia de su trabajo. Se sugirió entonces que alguien retrocediera en el tiempo para pedirle a usted que viniera y corrigiera el daño que había causado sin saberlo, pero costó varios años que el progreso del tiempo transcurrido nos llevara a una fecha doscientos años después de una época en la que pudiéramos rastrearlo. En cuanto supimos dónde se hallaba (los únicos datos que teníamos afirmaban que usted había empezado a trabajar para la Genex Chemical Corporation en octubre de 1988), enviamos un hombre a buscarlo. Ese hombre fue Musgrove.

Wentik alzó los ojos vivamente.

—¿Musgrove trabaja para ustedes? Creía que tenía alguna relación con Astourde.

—No, Musgrove lleva varios años como ayudante mío. Ha hecho un gran trabajo de recopilación de datos esenciales sobre los efectos del gas perturbador en nuestra sociedad, y yo pensé que sería el hombre ideal para la tarea.

—Pero él nunca me contó esto —dijo Wentik.

—No... Hubo varios factores que yo no consideré. El primero fue el extremado efecto que el gas perturbador causó en Musgrove, y el segundo fue su encuentro con Astourde.

"Musgrove salió de Sao Paulo hace diez meses. Sus instrucciones eran simples: volver a 1988 mediante el uso del campo de desplazamiento, abordar al doctor Wentik y explicarle lo ocurrido, y volver aquí con él. Entonces usted tendría la opción, cuando hubiera completado su trabajo, de quedarse aquí o regresar a su época. Nuestra esperanza y convicción era que usted se quedaría, cuando lo que iba a ser su futuro inmediato, es decir, la guerra inminente, le fuera revelado.

"Sin embargo, las cosas empezaron a ir mal.

"Musgrove voló hasta la cárcel del distrito Planalto con un generador de campo de desplazamiento. El traslado tenía que hacerse desde allí porque el generador sólo iba a funcionar en regiones donde existiera poca ondulación superficial y un mínimo de árboles y maleza. Además, por obvias razones sociales, el área debía estar deshabitada. Zonas así son bastante escasas en Brasil, como usted seguramente pensará.

"El generador de campo, que para el caso también estaba capacitado para servir de transmisor de Poder Directo, fue instalado según el plan, y el piloto del avión regresó a Sao Paulo.

"Durante este tiempo Musgrove quedó expuesto accidentalmente al gas perturbador. Tal como usted ha observado, el gas es particularmente denso en el distrito Planalto. A partir de ese momento, la conducta de Musgrove siguió una pauta azarosa. Debió usar correctamente el campo de desplazamiento, y volvió a la cárcel y sus cercanías en 1988. Sus instrucciones a partir de ahí eran ir a la Genex Corporation de Minneápolis. Pero en lugar de eso fue a Washington, donde apareció algunos meses después. Desconozco lo que le sucedió en el intertanto. Esta mañana, cuando hablé con él, todo era muy confuso. Sólo puedo suponer que erró algún tiempo por la jungla antes de encontrar una avanzada de la civilización, desde la que se dirigió a Norteamérica.

"En Washington conoció a Astourde.

"Ahora, trate de imaginar cómo estaban estos dos hombres en el momento de conocerse. Normalmente, Musgrove es un hombre estable. Pero los efectos del gas perturbador duran varias semanas. Durante un período considerable había estado solo en un ambiente selvático de suma incomodidad. Es lógico suponer que cuando conoció a Astourde, Musgrove sufría esquizofrenia aguda.

"Y a su vez Astourde, por su relato, da la impresión de que padecía paranoia. Era poco atractivo en lo físico, tenía un trabajo nada atrayente en Washington y es probable que fuera impopular entre sus colegas. Su matrimonio estaba acabando. Una persona así suele sufrir los delirios que constituyen la raíz del comportamiento paranoico, y Astourde no podía ser una excepción.

"Ya había estado envuelto en la investigación del gobierno estadounidense sobre nuestro campo de desplazamiento, agazapado toscamente en medio de la jungla brasileña, e inevitablemente Musgrove se había puesto en contacto con él.

"Astourde era un ego pomposo y altanero, y el pobre Musgrove, que todavía padecía los efectos del gas perturbador, cayó claramente bajo su influencia.

"A partir de entonces se desarrolló el espectáculo de Astourde.

—Cuando los conocí —dijo Wentik—, me impresionó Musgrove pero Astourde dominaba. Imagino el porqué de ello.

—La siguiente parte de la historia le es conocida —dijo Jexon—. Astourde hizo uso de su influencia y organizó el equivalente de un ejército particular. Al llevarlo a usted a la cárcel creyó que podría investigar el fenómeno que le habían encargado explicar, y al mismo tiempo la misión de Musgrove, en la forma superficial que se le había explicado, sería cumplida.

"Entonces un tercer factor imprevisto hizo aparición. Es decir, el efecto del gas perturbador en Astourde y los demás hombres.

"Astourde creía que tenía cierto poder sobre usted; el síndrome del Disturbio tradujo esto a certidumbre y comenzó con el interrogatorio. Los mismos hombres creyeron estar al mando de Astourde, y se convirtieron en sus virtuales esclavos. Astourde, convencido de que usted estaba detrás de todo el asunto de algún modo, lo culpó del nuevo apuro e intentó incitar sentimientos contrarios a usted en los hombres. Musgrove, desesperadamente confundido, se retiró a las celdas.

"En medio de todo esto, usted conservó la cordura y la razón, pero desorientado por lo que sucedía, sólo atinaba a observar.

—Astourde sabía —dijo Wentik— que todo el mundo menos yo experimentaba lo que él denominaba fantasías violentas.

—Al parecer usted es inmune al gas perturbador. ¿Tiene alguna noción del porqué?

—No, realmente —dijo Wentik—. Sólo que las cantidades que ingerí en la Concentración pueden haber robustecido mi resistencia al gas. ¿Encuentran casos de inmunidad al gas en gente expuesta a él en más de una ocasión?

Jexon negó con la cabeza.

—No hay un solo antecedente. Si existiera alguna protección encontraríamos un medio de usarla.

—Yo me inyectaba —observó Wentik.

—¿Sí?

—Podría ser importante —dijo Wentik.

—¿Sería capaz de reproducir la sustancia aquí en el laboratorio?

—Espero que sí. Lleva su tiempo, sin embargo.

—No importa —dijo Jexon—. En fin, por razones que no puedo determinar, Musgrove abandonó repentinamente la cárcel a pie e hizo lo que se suponía debía hacer primero: pedir ayuda por radio. Hay varias casetas de vigilancia no usadas, y todas tienen un equipo de onda corta. Un avión fue enviado para recogerlo, y hace cuatro días regresó a Sao Paulo. Sin usted.

—Hace cuatro días yo continuaba en la cárcel.

—Naturalmente. No me di cuenta del estado de Musgrove, y cuando él dijo que lo había llevado a la cárcel y que usted seguía allí, lo hice volver al momento. Recuérdelo, yo había estado esperando diez meses sin noticias o explicación. Por fortuna, los dos tripulantes del avión debieron comprender lo que pasaba al llegar a la cárcel, y pusieron camisas de fuerza a ambos, Musgrove y usted. Es la norma empleada en los casos de personas afectadas por el Disturbio.