Cuando entré, la reunión ya había comenzado. La gente se alineaba junto a las paredes provisionales y alrededor de mesas portátiles que habían sido juntadas en el centro de la «sala». Las lámparas fluorescentes, colgadas del techo con alambres, arrojaban una luz azulada sobre los rostros tensos y pálidos. Me deslicé hacia la parte posterior y me senté.
El investigador del NTSB, Magnus Jackson, estaba acabando su exposición acerca del Sistema de Mando de Incidencias. El IIC, como llamaban a Jackson, era delgado y duro como un dóberman, con la piel casi tan oscura como la de esos perros. Llevaba gafas ovaladas con una fina montura metálica y el pelo gris muy corto.
Jackson estaba describiendo el sistema de «equipo en acción» empleado por el NTSB. Uno por uno fue presentando a quienes encabezaban los grupos de investigación bajo su mando: estructuras, sistemas, plantas generadoras de energía, actuación humana, incendios y explosiones, meteorología, datos del radar, registro de sucesos y declaraciones de testigos. Los investigadores se levantaban de sus asientos o alzaban la mano a medida que Jackson repasaba la lista, cada uno de ellos con una gorra y una chaqueta con las letras «NTSB» en letras mayúsculas de color amarillo.
Aunque yo sabía que estos hombres y mujeres determinarían la causa que había provocado que el vuelo 228 de la Trans-South Air cayera del cielo, la sensación de profundo vacío que tenía en el pecho no desaparecía, me resultaba muy difícil concentrarme en otra cosa que no fuera la lista de pasajeros del avión.
Una pregunta me devolvió a la realidad.
– ¿Se han encontrado la CVR y la FDR?
– Aún no.
La grabadora de voz de la cabina, CVR, registra las transmisiones de radio y los sonidos en la cabina de los pilotos, incluyendo las voces de los pilotos y el ruido de los motores. La grabadora de datos de vuelo, FDR, controla la condiciones operativas del vuelo, como altitud, velocidad del aire y dirección. Cada una de ellas tendría una importancia fundamental en la determinación de la causa probable del accidente.
Cuando Jackson acabó su intervención, un especialista en asistencia familiar del NTSB procedió a explicar el Plan Federal de Asistencia Familiar para Desastres Aéreos. Dijo que el NTSB actuaría como enlace entre la compañía TransSouth Air y las familias de las víctimas. En el Sleep Inn de Bryson City se estaba instalando un centro de asistencia familiar para que actuase como central de información para la identificación de las víctimas, datos que los miembros de la familia podrían aportar para ayudar a identificar los restos de un hijo o una hija. No pude evitar sentir un estremecimiento.
El siguiente orador fue Charles Hanover. Tenía un aspecto de lo más corriente, más parecido a un farmacéutico y miembro de los Elks que al presidente de una compañía aérea regional. Su rostro era grisáceo y no podía controlar el temblor de las manos. En el ojo izquierdo tenía un tic permanente, otro alteraba las comisuras de los labios y un lado de la cara parecía brincar cuando ambos tics actuaban al unísono. Había algo triste y afable en ese hombre y me pregunté cómo era posible que Crowe lo hubiese encontrado ofensivo.
Hanover informó de que la TransSouth Air había establecido un número gratuito para atender las consultas públicas. En el centro de asistencia familiar se estaban instalando teléfonos y se había asignado personal para que atendiese regularmente a los miembros de la familia que estaban presentes y para que mantuviesen contacto con los que no habían venido. También se había dispuesto lo necesario para brindarles apoyo espiritual y psicológico.
Mi agitación crecía a medida que la reunión avanzaba. Yo ya había oído muchas veces todas esas cosas y sólo quería ver la lista de pasajeros.
Un representante de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias analizó la cuestión de las comunicaciones. El cuartel general del NTSB, el centro de mando en el lugar del accidente y el depósito provisional estaban ahora unidos, y el FEMA colaboraría con el NTSB en la difusión de información pública.
Earl Bliss habló acerca del DMORT. Era un hombre alto, de rasgos angulosos, con el pelo fino y castaño peinado con raya en el medio. Cuando estudiaba en el instituto, Bliss había trabajado a tiempo parcial recogiendo cadáveres los fines de semana. Diez años más tarde tenía su propia funeraria. Llamado Early debido a su prematura llegada al mundo [2], Earl había vivido sus cuarenta y nueve años en Nashville, Tennessee. Cuando no se encontraba en el escenario de accidentes con numerosas víctimas, se ponía una pajarita y tocaba el banjo en una banda que interpretaba música country.
Earl les recordó a los representantes de las otras agencias que cada equipo del DMORT estaba compuesto por ciudadanos que tenían una experiencia específica en un determinado campo, incluyendo a patólogos, antropólogos, odontólogos, especialistas en huellas dactilares, encargados de pompas fúnebres, técnicos y transcriptores de historias médicas, técnicos en rayos X, especialistas en salud mental y personal de seguridad, administrativo y de apoyo.
Uno de los diez equipos regionales del DMORT había sido activado a petición de los oficiales locales para desastres naturales, accidentes aéreos y de otros medios de transporte, incendios, atentados con bombas, ataques terroristas e incidentes de asesinatos y suicidios masivos. Earl mencionó las actuaciones recientes del DMORT. El atentado con explosivos contra el Edificio Federal Murrah, Oklahoma City, 1995. El descarrilamiento del tren Amtrak, Bourbonnais, Illinois, 1999. Accidentes aéreos, Quincy, Illinois, 1996, y Monroe, Michigan, 1997. Vuelo 801 de Korean Air, Guam, 1997; Vuelo 990 de Egypt Air, Rhode Island, 1999 y vuelo 261 de Alaska Airlines, California, 2000.
Escuché mientras Earl describía el diseño modular del depósito provisional y explicaba cómo se tratarían los restos en su interior. Todas las víctimas y los efectos personales serían clasificados, codificados, fotografiados y sometidos a la acción de los rayos X en la sección de identificación de restos. Se crearían paquetes de víctimas del desastre, PVD, y los cadáveres, las partes del cuerpo y los tejidos serían enviados a la sección de recolección de datos posmortem para su autopsia, incluyendo los exámenes antropológicos, dentales y dactilares.
Todos los hallazgos postmortem serían informatizados en la sección de identificación. Los datos suministrados por los familiares de las víctimas también serían incorporados a la base de datos informáticos y se procedería a comparar toda la información anterior y posterior a la muerte. Después de realizados los análisis correspondientes, los restos serían enviados a una área de mantenimiento hasta el momento de su envío.
Larke Tyrrel fue el último en ocupar la tribuna de oradores. El forense agradeció la intervención de Earl, inspiró profundamente y recorrió con la mirada la improvisada sala.
– Damas y caballeros, ahí fuera tenemos a un montón de familias angustiadas que buscan un poco de paz y consuelo. Magnus y sus muchachos las ayudarán imaginando qué pudo haber derribado a ese avión. Nosotros también contribuiremos a ese proceso, pero nuestra principal tarea aquí estará relacionada con la identificación de los cadáveres. Tener algo que se pueda enterrar acelera la curación, y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para enviar un ataúd a casa a todas y a cada una de las familias.
En ese momento recordé mi caminata a través del bosque y sabía perfectamente lo que contendrían muchos de esos ataúdes. En las próximas semanas, el personal del DMORT y el personal local y estatal desarrollarían una titánica tarea para identificar cada fragmento de tejido asociado al accidente. Huellas dactilares, registros médicos y dentales, ADN, tatuajes y fotos familiares serían las principales fuentes de información y los antropólogos del equipo estarían estrechamente comprometidos en el proceso de identificación de las víctimas. A pesar de todos nuestros esfuerzos, quedaría muy poco para meter dentro de algunos ataúdes. Un miembro amputado. Una corona molar carbonizada. Un fragmento craneal. En muchos casos, lo que viajaría dentro del ataúd pesaría sólo unos gramos.