Estaba con el hombre que amaba y parecía que todo se había encauzado como ella deseaba. ¡Tantas cosas habían cambiado desde el principio del verano!
Unos detectives llegaron a la mansión para hacerle unas preguntas sobre los secuestradores. Los tenían arrestados y, al interrogarlos, habían descubierto que, efectivamente, pertenecían al grupo Diciembre Radical. Tenían intención de canjear a Karina por algunos de sus presos más importantes.
Karina respondió con seguridad a todas sus preguntas, mientras Jack permanecía a su lado.
Después de que los oficiales se marcharan, llamaron al hospital para preguntar por Greg y el señor Barbera. Ambos estaban fuera de peligro y prácticamente recuperados.
La cena fue particularmente alegre y, después de terminar, Jack y Karina salieron a pasear al jardín.
Él la tomó en sus brazos y la miró a los ojos.
– ¿Recuerdas que cuando me pediste que me casara contigo te dije que no?
– Sí, lo recuerdo demasiado bien -dijo ella con una picara sonrisa en los ojos.
– Me preguntaba si podría reconsiderar la oferta.
A Karina se le aceleró el corazón, pero frunció los labios.
– No sé. Tendré que pensármelo -dijo ella con fingida reticencia.
Él suspiró.
– Bueno, después de todo, ahora que soy caballero seguro que habrá un montón de princesas que se quieran casar conmigo.
– ¡Jack!
El se rio y la abrazó con más fuerza.
– Te amo, mi princesa, y ya no puedo luchar contra mis sentimientos.
– Yo también te amo -respondió ella satisfecha-. ¿Será verdad que, finalmente, vamos a conseguir ser felices para siempre?
– Sí, es verdad -la besó y la miró lleno de amor-. Por fin voy a poder enseñarte a besar, tal y como querías.
– ¿Podemos empezar ahora mismo?
– Su Majestad, sus deseos son órdenes para mí -dijo él y procedió a cumplir con su obligación.
Morgan Raye