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– ¿Es allí donde trabaja Waters?

Nancy asintió.

– No creo. Pero puedo mirar nuestros recibos y la chequera para ver si ella alguna vez pidió algo de esa florería. Estoy seguro de que yo nunca lo hice.

Llegó la cena y comieron en silencio durante unos minutos. Los spaghetti que comía Nancy estaban deliciosos, pero ella notó que Lake simplemente tomaba su comida de a trocitos.

– ¿Desea hablar de Sandy? -preguntó Nancy-. Estamos tratando de entrecruzar los antecedentes de las actividades de las víctimas. Ver si ellas pertenecían a los mismos clubes, estaban suscritas a las mismas revistas. Cualquier cosa que nos ofrezca un común denominador.

– Frank me pidió que hiciera eso en la noche del asesinato. Estuve trabajando en ello. Éramos socios del club de campo Delmar, del club atlético de Hunter's Point, del Racket Club. Tengo una lista de nuestras tarjetas de crédito, suscripciones, todo lo que me vino a la mente. Para el fin de la semana lo tendré listo. ¿Es Waters el único sospechoso que tienen?

– Hay otros, pero no es nada concreto. Yo hablo de abusadores sexuales conocidos, no de ninguno que hayamos vinculado con cualquiera de los crímenes. -Nancy hizo una pausa-. Al pedirle que me acompañara a comer, tuve otro motivo. Seré absolutamente honesta con usted. Usted no debería mezclarse en esta investigación. Ha presionado con el intendente, es por ese motivo que está aquí, pero todos los del equipo se sienten resentidos por la forma en que usted presionó para estar con nosotros.

– ¿Eso la incluye?

– No. Pero eso es sólo porque yo comprendo lo que lo lleva a esto. Lo que usted no comprende es lo autodestructiva que resulta su conducta. Está obsesionado con este caso porque cree que colocándose en el trabajo de detective se ayudará a escapar de la realidad. Pero usted está atrapado en el mundo real. Finalmente deberá aceptarlo, y cuanto más pronto lo haga mejor será. Usted tiene una buena posición. Puede construir una nueva vida. No posponga el aceptar lo que sucedió, continuando en el esclarecimiento de estos asesinatos.

Mientras hablaba, Nancy observaba a Lake. Él no desvió en ningún momento su mirada. Cuando terminó de hablar, Peter se inclinó hacia adelante.

– Gracias por su honestidad. Sé que mi intromisión en el equipo de investigación no es bienvenida y estoy complacido de que me diga cómo se sienten los otros por eso. No estoy preocupado por mi trabajo. Mis socios seguirán sin mí y yo he hecho tanto dinero que podría vivir muy bien sin trabajar. Lo que me importa a mí es atrapar a este asesino antes de que vuelva a lastimar a otros.

Lake extendió la mano sobre la mesa y le cubrió la mano a Nancy.

– También me importa que usted esté preocupada. Yo aprecio eso.

Lake le acarició la mano mientras hablaba. Fue un contacto sensual, un claro acercamiento, y Nancy se sintió impactada por lo inadecuado de su acción, aun cuando Lake no lo estaba.

– Estoy preocupada por usted como una persona que es víctima de un crimen horrendo -le dijo Nancy con firmeza, mientras retiraba su mano de abajo de las de Lake.- También estoy preocupada de que pueda llegar a hacer algo que arruine nuestra investigación. Por favor, Peter, reflexione acerca de lo que le dije.

– Lo haré -le aseguró Lake.

Nancy comenzó a abrir su bolso, pero Lake la detuvo.

– Yo me hago cargo de la cena -sonrió.

– Yo siempre pago mi parte-le contestó Nancy, dejando la suma exacta sobre la cuenta que estaba sobre la mesa, además de dejar un dólar de propina debajo de la taza de café. Se puso de pie y caminó hacia la puerta.

Peter colocó su dinero junto al de ella y la siguió hasta afuera.

– ¿Puedo llevarla a su casa? -le preguntó.

– Mi automóvil está en el estacionamiento del cuartel.

– El mío también. La acompañaré hasta allí.

Caminaron en silencio hasta que llegaron al departamento de policía. El estacionamiento tenía una iluminación tenue. Las plantas estaban en sombras. El automóvil de Nancy se encontraba en la parte posterior del destacamento donde no se veían luces en las ventanas.

– Podría haber sucedido en un lugar como este -murmuró Lake mientras caminaban.

– ¿Qué?

– Las mujeres -dijo Lake-. Caminando a solas en un estacionamiento desierto. Sería muy fácil acercarse a ellas. ¿No hizo eso Bundy? Con un yeso falso para provocar lástima. En un minuto estarían en el baúl del automóvil del asesino y todo habría acabado para ellas.

Nancy sintió un escalofrío. No había nadie en el estacionamiento, sólo ellos dos. Llegaron a un lugar sin iluminación. Volvió la cabeza para ver a Lake. Éste la observaba, pensativo. Nancy se detuvo en su coche.

– Ésa es la razón por la que deseaba acompañarla -continuó Lake-. Ninguna mujer está segura hasta que lo atrapen.

– Piense en lo que le dije, Peter.

– Buenas noches, Nancy. Creo que juntos trabajamos bien. Gracias de nuevo por preocuparse.

Nancy dio marcha atrás con su Ford y se marchó. Pudo ver que Lake la observaba por su espejo retrovisor.

6

Nancy se paró en la oscuridad y levantó pesas, siguiendo la rutina que ella y Ed habían creado. Ahora hacía curvas, con el peso máximo que podía soportar. Su antebrazo se arqueó hacia el hombro, lentamente, sin detenerse, mientras ella levantaba la pesa de la derecha y luego la izquierda. El sudor manchaba su camiseta. Las venas se hinchaban en el cuello.

Algo definitivamente malo estaba sucediendo. Lake había estado llenando sus pensamientos. Cuando Ed murió, había perdido el interés por el sexo durante meses. Le había dolido ver a las parejas caminar tomadas de la mano. Pero, cuando Lake le tomó la mano a ella, se la había acariciado, de la forma en que se hace cuando se acaricia la mano de un amante. Cuando le dijo que trabajaban bien juntos, resultó definitivamente una proposición.

Nancy terminó su rutina. Bajó las pesas al suelo e hizo varias inspiraciones profundas. Eran casi las seis. Había estado levantada desde ías cuatro y treinta, ya que una pesadilla la había despertado sin lograr dormirse.

Frank consideró a Lake un sospechoso y ella no había estado de acuerdo. Ahora comenzaba a dudar. Recordó lo que el doctor Klien había dicho. Lake era inteligente y personal. Habría sido fácil para él ganar la confianza de sus víctimas. Ellas eran el tipo de mujeres con las que se encontraba todos los días en sus clubes, y él era el tipo de hombre que las víctimas encontraban en los de ellas.

El organizado no social era un psicópata que no podía sentir lástima ni preocupación por el prójimo. El tipo de persona que debería falsear emociones. ¿Fue Lake atrapado con la guardia baja, en el café, entre el recuerdo de su primer encuentro con Sandra Lake y el combinar la reacción adecuada a aquel recuerdo? Hubo un breve instante en que los rasgos de Lake habían estado complemente vacíos de toda emoción.

Klien también dijo que esos asesinos tenían interés en el trabajo de la policía. Lake, un abogado criminalista de experiencia, conocería todo lo relacionado con el trabajo policial. Nancy se tendió en el suelo y realizó cincuenta abdominales. Lo que normalmente era algo fácil resultó ser difícil. No podía concentrarse. Su cabeza estaba llena con la presencia de Lake, solo en las sombras del estacionamiento, esperando. ¿Cómo sabía él lo del yeso falso de Bundy? El doctor Klien no lo había mencionado.

Después de las pesas, ella y Ed corrían ocho kilómetros por el barrio. Ed era más fuerte que Nancy, pero ella corría más rápidamente. Los domingos también corrían. El perdedor preparaba el desayuno. El ganador decidía cuándo y cómo hacer el amor. Nancy no pudo durante dos meses tocar ni las pesas ni correr después del asesinato de Ed.