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– ¿Había algo extraño con la rosa?

– Sí, señor. Un informe del laboratorio indica que había sido teñida de negro.

– ¿Qué decía la nota?

– "Jamás me olvidarán".

Page le dio un documento y una fotografía al empleado del juez.

– Ésta es una fotografía de la nota de Farrar y de la rosa, Su Señoría. Los originales todavía están en el laboratorio. Hablé acerca de esto con la señora Tannenbaum y ella desea estipular la introducción de estas y otras copias, sólo a efectos de esta audiencia.

– ¿Es así? -le preguntó Norwood a Betsy. Ella asintió.

– Se recibirán estas pruebas.

– ¿Le anunció a usted el detective de personas desaparecidas acerca de una segunda desaparición producida a mediados de septiembre?

– Sí, señor. Wendy Reiser, la esposa de Thomas Reiser, se registró como desaparecida, según informe de su marido, en circunstancias idénticas.

– ¿En la casa, nada fuera de lugar o que faltara?

– Correcto.

– ¿Encontró el señor Reiser una rosa negra y una nota, sobre la almohada de su mujer?

– Sí.

Page introdujo una fotocopia de la nota de Reiser y también una fotografía de la rosa.

– ¿Qué dijo el laboratorio sobre la segunda nota y la rosa?

– Son idénticas a la nota y la rosa encontradas en la casa de Farrar.

– Por último, detective, ¿se enteró usted de una tercera y reciente desaparición?

– Sí, señor. Russell Miller informó que su esposa, Victoria, desapareció en circunstancias que fueron idénticas a las de los otros casos. La nota y la rosa sobre la almohada. Nada fuera de lugar ni que faltara en la casa.

– Hace varios días, ¿se enteró usted de dónde se encontraban las mujeres?

Barrow asintió con seriedad.

– Las tres mujeres y un hombre no identificado se encontraban enterrados en una obra en construcción perteneciente a la empresa Construcciones Darius.

– ¿Quién es el dueño de Construcciones Darius?

– Martin Darius, el acusado.

– ¿Estaba la entrada al obrador cerrada con llave?

– Sí, señor.

– ¿Había un agujero abierto en la cerca que estaba cerca del lugar donde se encontraron los cuerpos?

– Sí, señor.

– ¿Había huellas de neumáticos cerca de ese agujero?

– Sí.

– La noche en que usted arrestó al señor Darius, ¿hizo efectiva una orden de allanamiento de su residencia?

– Sí, señor.

– ¿Encontró usted, durante ese allanamiento, algún vehículo?

– Encontramos una camioneta, un BMW y un Ferrari de color negro.

– Procedo a introducir las pruebas número diez a la veintitrés, que son fotografías de la obra en construcción, el agujero en la cerca, las huellas de los neumáticos, el lugar de entierro y los cuerpos que se retiraron de allí, y de los vehículos.

– No hay objeción -dijo Betsy.

– Recibido.

– ¿Se hizo un molde de las huellas de neumáticos?

– Sí. Las huellas que había en la obra en construcción coincidían con el BMW que se encontró en la casa de Darius.

– ¿Se examinó el baúl del BMW para ver si había rastros de la evidencia, como cabellos o fibras, que hayan pertenecido a cualquiera de las víctimas?

– Sí, señor. No se encontró nada.

– ¿Explicó el informe de laboratorio la razón?

– El baúl había sido aspirado y limpiado recientemente.

– ¿Cuántos años tiene el BMW?

– Un año.

– ¿No era un automóvil nuevo?

– No, señor.

– Detective Barrow, ¿tiene usted conocimiento de alguna conexión entre el acusado y las mujeres asesinadas?

– Así es. Sí. El señor Reiser trabaja para el estudio jurídico que representa a Construcciones Darius. Él y su esposa estuvieron con el acusado en una fiesta que el señor Darius ofreció este verano para celebrar la inauguración de un nuevo centro comercial.

– ¿Cuándo se produjo la desaparición de la primera mujer, Laura Farrar, después de la fiesta?

– Aproximadamente a las tres semanas.

– ¿Estaban el señor y la señora Farrar en esa fiesta?

– Sí. El señor Farrar trabaja para el estudio contable que presta servicios para el señor Darius.

– ¿Y Russell y Victoria Miller?

– Ellos también estaban en la fiesta, pero tienen vínculos más cercanos con el acusado. El señor Miller fue puesto recientemente a cargo de la cuenta de Construcciones Darius en Brand, Gates y Valcroft, la agencia de publicidad. También ellos se conectaron socialmente con el señor y la señora Darius.

Page verificó sus notas, conferenció con Randy Highsmith y luego dijo:

– Señora Tannenbaum, su testigo.

Betsy miró el anotador en el cual ella había anotado varios puntos que deseaba hacer ver a través del testimonio de Barrow. Seleccionó varios informes de la policía desde el descubrimiento que ella recibiera del fiscal de distrito.

– Buenos días, detective Barrow. Equipos de criminalistas pertenecientes al laboratorio del crimen del estado de Oregón revisaron las tres casas de las mujeres, ¿no es así?

– Es cierto.

– ¿No es también cierto que ninguno de estos experimentados científicos encontraron una sola evidencia física que conecte a Martin Darius con las casas de Laura Farrar, Victoria Miller o Wendy Reiser?

– La persona que asesinó a estas tres mujeres es muy inteligente. Él sabe cómo limpiar la escena del crimen.

– Su Señoría -dijo con calma Betsy-, ¿podría usted por favor instruir al detective Barrow para que escuche las preguntas que se le hacen y responda a dichas preguntas? Estoy segura de que el señor Page tratará de explicar los problemas de su caso durante la discusión.

El juez Norwood miró con odio a Betsy.

– No necesito un editorial de usted, señora Tannenbaum. Simplemente presente sus objeciones. -Luego Norwood giró hacia el testigo-. Y usted ha testificado suficientes veces como para saber que debe responder sólo a lo que se le pregunta. Ahórrese las respuestas inteligentes. No me causan impresión.

– Por tanto, detective Barrow, ¿cuál es su respuesta? ¿Se encontró un solo rastro de evidencia física que conecte a mi cliente con cualquiera de las víctimas en cualquiera de los hogares de las mujeres desaparecidas?

– No.

– ¿Qué me dice de los cuerpos?

– Encontramos las huellas de los neumáticos.

– ¿Señoría?'-preguntó Betsy.

– Detective Barrow, ¿había huellas de neumáticos sobre el cuerpo de alguna de esas mujeres? -preguntó sarcástico el juez.

Barrow se mostró avergonzado.

– Lo siento, Su Señoría.

– ¿Comprende la pregunta, detective? -le preguntó el juez Norwood.

– No había evidencia física en el lugar del entierro que conectara al acusado con cualquiera de las mujeres.

– ¿Y en el lugar del entierro se encontró también a un hombre?

– Sí.

– ¿Quién es él?

– No lo sabemos.

– ¿De modo que no existe nada que conecte a este hombre con Martin Darius?

– No lo sabemos. Hasta que descubramos quién es, no podemos investigar la posible conexión con su cliente.

Betsy iba a objetar pero decidió dejar pasar el comentario. Si Barrow seguía defendiéndose, entonces seguiría molestando al juez.

– Usted le habló al juez de las huellas de neumáticos que se encontraron próximas a la cerca. ¿No cree que debería contarle de su entrevista con Rudy Doschman?