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– Yo lo entrevisté. ¿Qué tiene eso que ver?

– ¿Tiene usted el informe de esa entrevista? -preguntó Betsy, mientras caminaba hacia el estrado de los testigos.

– No lo tengo conmigo.

– ¿Por qué no toma mi copia y lee el párrafo? -dijo Betsy, ofreciéndole al detective el informe policial que ella había encontrado en el material de descubrimiento. Barrow leyó el informe y levantó la vista.

– ¿El señor Doschman es el capataz de Construcciones Darius que estaba trabajando en la obra en construcción donde se encontraron los cuerpos? -preguntó Betsy.

– Sí.

– ¿Le dijo a usted que el señor Darius visitó el lugar en muchas ocasiones o no?

– Sí.

– ¿En su BMW?

– Sí.

– ¿Le explicó él también que el agujero en la cerca había estado allí desde hacía un tiempo?

– Sí.

– En síntesis. ¿Puede haber sido la forma en que entraron al lugar los pirómanos que incendiaron algunas de las casas del señor Darius, hace algunas semanas atrás?

– Podría ser.

– ¿Existe alguna evidencia que vincule al señor Darius con las rosas y las notas?

Barrow se mostró como si fuese a decir algo, pero se contuvo y negó con la cabeza.

– Y se mantiene usted en esa declaración, aun cuando los oficiales del Departamento de Policía de Portland hicieron una profunda búsqueda, conforme a la orden de allanamiento, de la casa del señor Darius.

– No encontramos nada que lo vincule a él con las rosas ni las notas -dijo con suavidad Barrow.

– ¿Tampoco ningún arma que sirviera para matar?

– No.

– ¿Nada en el baúl del BMW que lo conecte con los crímenes?

– No.

Betsy se volvió hacia Darius.

– ¿Algo más que usted desee que yo pregunte?

Darius sonrió.

– Lo está haciendo bien, Tannenbaum.

– No más preguntas.

Barrow se puso de pie, salió del estrado de los testigos y deprisa se dirigió a la parte posterior de la sala, mientras Page llamaba a su siguiente testigo.

– Doctora Susan Gregg -dijo Page.

– Una atractiva mujer de cuarenta años de cabellos dorados, vestida con un sobrio traje color gris, tomó su lugar en el estrado.

– ¿Requiere la asesora legal las calificaciones de la doctora Gregg a los efectos de esta audiencia? -le preguntó Page a Betsy.

– Suponemos que la doctora Gregg es bien conocida por la Corte -dijo Betsy-, de modo que, al solo efecto de esta audiencia, estipulamos que la doctora Gregg es el médico forense del Estado y calificada para dar opinión sobre la causa de muerte.

– Gracias -dijo Page a Betsy-. Doctora Gregg, ¿fue llamada usted, a principios de esta semana, a una obra en construcción de propiedad de Construcciones Darius, para examinar los restos de cuatro individuos que fueron enterrados allí?

– Sí.

– ¿Y realizó usted las autopsias de las cuatro víctimas?

– Sí.

– ¿Qué es una autopsia, doctora Gregg?

– Es el examen de un cuerpo después de muerto para determinar, entre otras cosas, la causa de su deceso.

– ¿Nos explicará qué hizo en sus autopsias?

– Por cierto. Examiné con cuidado los cuerpos en busca de heridas graves, enfermedades naturales y otras causales de muerte, también naturales.

– ¿Murió alguna de las víctimas de muerte natural?

– No.

– ¿Qué heridas observó usted?

– Los cuatro individuos tenían numerosas quemaduras y cortes en varias partes de sus cuerpos. Tres de los dedos de la mano del hombre fueron seriamente seccionados. Había evidencia de cortes profundos en los pechos de las mujeres. Los pezones les habían sido mutilados, así como también los genitales tanto de las mujeres como del hombre. ¿Desea que entre en detalles?

– Para esta audiencia, eso no será necesario. ¿Cómo murieron las mujeres?

– Sus abdómenes fueron seriamente cortados, dando por resultado heridas graves de los intestinos y las visceras.

– Cuando una persona es destripada, ¿muere rápidamente?

– No. En estas condiciones una persona puede permanecer viva por cierto tiempo.

– ¿Puede usted darle a la Corte una estimación aproximada?

Grcgg se encogió de hombros.

– Es difícil de decir. De dos a cuatro horas. Finalmente mueren de un ataque o por pérdida de sangre.

– ¿Y esa fue la causal de muerte de estas mujeres?

– Sí.

– ¿Y del hombre?

– Él sufrió un impacto mortal de arma en la parte posterior de la cabeza.

– ¿Pidió usted exámenes de laboratorio?

– Sí. Tengo un análisis de sangre para ver el dosaje de alcohol. Los resultados fueron negativos en todas las víctimas. Pedí análisis de orina para ver si hubo ingestión de drogas. Esto involucró el análisis de la orina para comprobar la presencia de cinco drogas: cocaína, morfina, marihuana, anfetaminas y PCP. Todos los resultados fueron negativos.

Page estudió sus notas y conferenció con Highsmith antes de cederle la testigo a Betsy. Ella volvió a leer una parte del informe de autopsia y frunció el entrecejo.

– Doctora Gregg, tengo dudas por algunas declaraciones que usted hizo en la página cuatro de su informe. ¿Fueron violadas las mujeres?

– Es difícil de decir. Encontré lastimaduras y desgarros alrededor de los genitales y del recto. El desgarro indicaría la invasión allí de algún elemento extraño.

– ¿Hizo análisis de semen?

– No encontré rastros de líquido seminal.

– ¿De modo que usted no puede decir de manera concluyeme que las mujeres fueron violadas?

– Sólo puedo decir que hubo penetración y heridas serias por violencia. No hubo evidencia de eyaculación masculina.

– ¿Llegó a la conclusión de si las mujeres fueron asesinadas en la obra en construcción?

– Creo que las mataron en cualquier otro lugar.

– ¿Por qué?

– Habría habido gran cantidad de sangre en el escenario del crimen, debido a las serias heridas. También a dos de las mujeres les faltaban órganos del abdomen.

– ¿Haría desaparecer la lluvia los rastros de sangre?

– No. Fueron enterradas. La lluvia habría borrado los rastros de la superficie, pero deberíamos haber encontrado mayor cantidad debajo de los cuerpos, en sus tumbas.

– ¿De modo que usted cree que las víctimas fueron asesinadas en cualquier otro lugar y transportadas luego allí?

– Sí.

– Si hubieran sido transportadas en el baúl del BMW, ¿se podrían borrar los rastros de sangre que podrían haber quedado allí?

– Objeción -dijo Page-. La doctora Gregg no está calificada para contestar esa pregunta. Es médica, no química forense.

– La dejaré contestar, si ella puede hacerlo -ordenó el juez.

– Me temo que eso está fuera de mi área de conocimiento -contestó la doctora.

– ¿El hombre no fue destripado?

– No.

– No más preguntas.

Alan Page se puso de pie. Se mostró un tanto inseguro.

– Su Señoría, me llamaré a mí mismo como testigo. El señor Highsmith me interrogará.

– Objeción, Su Señoría. No es ético por parte de un fiscal presentarse como testigo en una causa que él está presentando.

– Eso podría ser válido en un juicio ante jurado, Su Señoría -respondió Page-, pero la Corte no tendrá problemas en decidir sobre mi credibilidad como testigo, si de eso se duda, simplemente porque yo también defiendo la posición del Estado.