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– ¿Por qué la detective Gordon vino a Portland?

– Cuando ella se enteró de las notas y las rosas de Portland, supo que la misma persona debía ser la responsable de los crímenes de Hunter's Point y Portland, ya que el color de las rosas y el contenido de las notas jamás se hizo público en Hunter's Point.

– ¿Dónde fue la detective Gordon después de dejar su casa?

– Al hotel Lakeview. El gerente del hotel dijo que ella se había registrado alrededor de veinte minutos después de abandonar mi casa.

– ¿Vio o habló usted con la detective Gordon desde que ella se fue de su domicilio?

– No. Ella desapareció.

– ¿Registró usted su habitación del hotel?

Page asintió.

– Parece que ella estaba desempacando cuando algo sucedió. Cuando estuvo en mi casa, tenía un portafolios con mucho material sobre el caso. Éste no aparece ahora. También encontramos la dirección de la obra en construcción donde se hallaron los cuerpos. Ésta estaba anotada en un anotador, junto al teléfono.

– ¿Qué conclusión saca usted de eso?

– Alguien la llamó con la dirección.

– ¿Qué cree que sucedió entonces?

– Bueno, ella no tenía automóvil. Verificamos con todas las empresas de taxis. Ninguno la había recogido del hotel Lakeview. Creo que la persona que la llamó la pasó a buscar.

– No más preguntas, Su Señoría.

Betsy le sonrió a Page, pero este no le sonrió a ella. Se mostró sombrío y tieso en su asiento, con la espalda erguida, las manos entrelazadas en la falda.

– Señor Page, hubo una extensa investigación en Hunter's Point, ¿no es así?

– Eso fue lo que me dijo la detective Gordon.

– Supongo que usted leyó los informes de la policía sobre esa investigación.

– No -le contestó Page, moviéndose incómodo en su asiento.

– ¿Por qué es eso así?

– No los tengo.

– ¿Los pidió de Hunter's Point?

– No.

Betsy frunció el entrecejo.

– Si tiene planeado que la detective Gordon testifique, deberá mostrar los informes.

– Lo sé.

– ¿Hay alguna razón por la que no los ha pedido?

Page se sonrojó.

– Se han perdido.

– ¿Cómo?

– La policía de Hunter's Point los está buscando. Se supone que los informes se encuentran en archivo, pero no están. Creemos que la detective Gordon puede saber dónde se encuentran, ya que ella tenía algunos elementos, incluyendo la tarjeta con las huellas digitales de Peter Lake, que suponemos provienen del archivo.

Betsy decidió cambiar a otro tema.

– Usted en su declaración ha repetido varias veces: "El equipo de investigaciones creyó…" ¿Habló usted con los miembros de ese equipo?

– No, sólo con la detective Gordon.

– ¿Sabe por lo menos dónde se encuentran?

– Acabo de enterarme de que Frank Gnmsbo es jefe de seguridad de Marlin Steel.

– ¿Dónde se encuentra su oficina?

– Albany, Nueva York.

Betsy tomó nota.

– ¿No habló con Grimsbo?

– No.

– ¿Cómo se llaman los otros detectives?

– Además de Gordon y Grimsbo, estaba un criminalista de nombre Glen Michaels y otro detective llamado Wayne Turner.

Betsy escribió los nombres. Cuando levantó la mirada para enfrentarse a Page, este tenía el rostro de piedra.

– Señor Page, ¿,no es verdad que usted no tiene base de sustento para la historia que su misteriosa visitante le contó?

– Más que lo que dijo la detective, no.

– ¿Qué detective?

– Nancy Gordon.

– ¿Era ésta la primera vez que usted veía a esa mujer?

Page asintió.

– ¿Vio usted alguna vez una fotografía de Nancy Gordon?

– No.

– De modo que no puede decir que la persona que se presentó como la detective Nancy Gordon era realmente Nancy Gordon, ¿no es así?

– En el Departamento de Policía de Hunter's Point trabaja una tal Nancy Gordon.

– No lo dudo. Pero no sabemos si es ella la persona que lo visitó, ¿no es así?

– No.

– Tampoco existe prueba de que esta mujer esté muerta o incluso sea víctima de una trampa, ¿no es así?

– Está desaparecida.

– ¿Se encontró sangre en su habitación?

– No.

– ¿Alguna señal de pelea?

– No -contestó Page, de mala gana.

– ¿Hubo algún testigo de los asesinatos de Melody y de Sandra Lake?

– Tal vez su cliente haya presenciado los asesinatos -contestó Page, desafiante.

– Usted no tiene nada sino teorías expuestas por una misteriosa mujer, para dar sustento a su posición.

– Eso es cierto.

– ¿No es también verdad que el jefe de policía y el intendente de Hunter's Point declararon oficialmente a Henry Waters como el asesino de esas mujeres?

– Sí.

– ¿Eso incluiría también a Sandra y Melody Lake?

– Sí.

– Lo que convertiría al señor Lake, el señor Darius, en una víctima, ¿no es así?

Page no contestó, y Betsy no lo presionó.

– Señor Page, hubo seis víctimas en Hunter's Point, incluyendo a una niña de seis años. ¿Puede usted pensar en una razón por la que un funcionario público responsable cerraría un caso como ese y públicamente declararía a un individuo ser el asesino, si existía alguna posibilidad de que el verdadero asesino estuviera todavía suelto?

– Tal vez los funcionarios deseaban atenuar los temores de la comunidad.

– ¿Quiere decir usted que el anuncio público podría ser parte de un ardid para hacer que el asesino bajara la guardia mientras proseguía la investigación?

– Exactamente.

– Pero la investigación no continuó, ¿no es así?

– No, según la detective Gordon.

– ¿Y los asesinatos no siguieron después de que mataron al señor Waters, no es así?

– Sí.

Betsy hizo una pausa y miró directamente al juez Norwood.

– No más preguntas, Su Señoría.

– ¿Señor Highsmith? -preguntó el juez.

– No tengo más que preguntar al señor Page.

– Puede bajar del estrado, señor Page.

Page se puso de pie lentamente. Betsy creyó verlo fatigado y vencido. Se sintió satisfecha por esto. No disfrutó humillando a Page, parecía un tipo decente, pero Page se había merecido la pena que ella le infligiera. Era claro que había arrestado a Darius con una evidencia mínima, lo hizo pasar varios días en la cárcel y lo difamó públicamente. Una derrota pública era un precio pequeño a pagar por esa clase insensible de desinterés en sus deberes públicos.

– ¿Hay más testigos? -preguntó el juez.

– Sí, Su Señoría. Dos, ambos breves -contestó Highsmith.

– Proceda.

– El Estado llama a Ira White.

Un hombre rechoncho, mal vestido con un traje de color marrón, se apresuró desde el fondo del tribunal. Sonrió nervioso cuando hizo el juramento. Betsy supuso que debería tener alrededor de treinta años.

– Señor White, ¿en qué trabaja usted? -preguntó Randy Highsmith.

– Soy vendedor en Herramientas Finletter.

– ¿Dónde queda su casa matriz?

– Phoenix, Arizona, pero mi territorio es Oregón, Montana, Washington, Idaho y partes del norte de California, cerca de la frontera de Oregón.

– ¿Dónde se encontraba usted a las dos de la tarde, el once de octubre de este año?

La fecha la hizo acordarse de algo. Betsy verificó los informes de la policía. Esa noche, se había informado que Victoria Miller había desaparecido.