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– ¿Puede hacer que Kathy me llame? Ella debe de estar asustada. La ayudaría escuchar mi voz.

– Estoy segura de que usted es sincera, Betsy, pero tal vez trate de rastrear mi llamada. No puedo correr ese riesgo.

– Entonces déle a ella esto -dijo Betsy, dándole a Reardon el muñeco de peluche-. La hará sentir segura.

Reardon tomó el juguete. Las lágrimas surcaban el rostro de Betsy.

– Ella es todo lo que tengo. Por favor, no la lastime.

Reardon cerró la puerta sin contestar. Betsy corrió a la cocina y la observó caminar por la entrada, con la espalda erguida, sin saludar. En ese momento, Betsy de pronto supo cómo se sintieron los maridos cuando llegaron a sus hogares y encontraron sólo notas que decían: "Jamás me olvidarán".

Betsy se dirigió a la sala de estar. Todavía estaba oscuro, aunque un destello de luz comenzaba a mostrarse sobre las colinas. Se dejó caer en el sofá, exhausta por el esfuerzo que debió hacer para contener sus emociones, incapaz de pensar y en estado de conmoción. Deseaba llorar a Rick, pero no podía pensar en otra cosa que en Kathy. Hasta que Kathy estuviera a salvo, su corazón no tendría tiempo para llorar por Rick.

Betsy trató de no pensar en las fotografías de las autopsias de las mujeres, trató de bloquear en su mente la figura que Darius había pintado de sus deshumanizadas prisioneras, pero no pudo dejar de ver a Kathy, su niña, llena de pánico e indefensa, acurrucada en la oscuridad, aterrorizada con cada sonido.

El tiempo pasó como algo borroso. Dejó de llover y el cielo cambió de la oscuridad a la claridad sin que ella se diera cuenta. El charco de café frío se había extendido sobre los fragmentos de la taza rota y sobre la mesa ratona. Betsy fue a la cocina. Había un rollo de papel debajo de la pileta. Tomó un trozo, encontró una bolsa de papel pequeña y una esponja. Hacer algo la ayudaría. El movimiento la ayudaría.

Betsy juntó los trozos de la taza y los colocó en la bolsa de papel. Limpió con la esponja la mesa y la secó con las toallas de papel. Mientras hacía eso, pensó en pedir ayuda. La policía estaba descartada. Ella no podría controlarlos. Betsy creía en Samantha Reardon. Si ella pensaba que Betsy la traicionaría, entonces mataría a Kathy. Si la policía la arrestaba, ella jamás le diría dónde se encontraba Kathy.

Betsy colocó las toallas en la bolsa, la llevó a la cocina y la echó en el cesto de desperdicios. Encontrar a Kathy era lo único que le importaba. Reggie Steward era un experto en encontrar gente y ella podría controlarlo, ya que Reggie trabajaba para ella. Más importante, él poseía sensibilidad. Encontrar a Kathy sería prioritario a arrestar a Samantha Reardon. Betsy debería actuar con rapidez. Era sólo cuestión de tiempo antes de que alguien descubriera el cuerpo de Rick y comenzara la investigación de la policía.

El vuelo de Reggie Steward desde Hunter's Point llegó a Portland a la medianoche y el llamado de Betsy lo sacó de un sueño profundo. Él deseaba regresar a la cama, pero Betsy hablaba molesta y con tono críptico. Esto lo preocupó. Steward sonrió cuando Betsy abrió la puerta, pero su sonrisa se desvaneció tan pronto como vio aquel rostro.

– ¿Qué sucede, jefe?

Betsy no le contestó hasta que estuvieron sentados en la sala. Se la veía con escaso control de sí misma.

– Tenías razón. Samantha Reardon mató a toda esa gente de la obra en construcción.

– ¿Cómo lo sabes?

– Ella me lo dijo, esta mañana. Ella…

Betsy cerró los ojos y respiró profundo. Los hombros comenzaron a estremecerse. Se puso una mano sobre los ojos. Betsy no deseaba llorar. Steward se arrodilló a su lado. La tocó con suavidad.

– ¿Qué sucede, Betsy? Dime. Soy tu amigo. Si puedo ayudarte, lo haré.

– Ella mató a Rick -dijo llorando Betsy, echándose a los brazos de Reggie.

Steward la sostuvo abrazada y la dejó llorar.

– ¿Le avisaste a la policía?

– No puedo hacerlo, Reggie. Ella tiene a Kathy escondida en algún lugar. La policía no sabe que Rick está muerto. Si arrestan a Samantha, ella no dirá dónde tiene a Kathy y entonces se morirá de inanición. Esa es la razón por la que te necesito. Debes encontrar a Kathy.

– Tú no me necesitas a mí, Betsy. Necesitas a los policías y al FBI. Ellos están mucho mejor equipados que yo para encontrarla. Tienen computadoras, hombres…

– Le creo a Samantha cuando dice que Kathy morirá si ella se entera de que yo acudí a la policía. Reardon ya mató a las cuatro personas de la obra en construcción, a Lisa Darius y a Rick.

– ¿Cómo conoces tan bien a Reardon?

– Un día después de que Darius me contratara, una mujer que dijo llamarse Nora Sloane me telefoneó. Dijo que deseaba encontrarse conmigo para comer, a fin de hablar sobre un artículo que estaba escribiendo sobre las abogadas. Deseaba utilizar mis casos como tema central. Yo me sentí halagada. Cuando arrestaron a Darius, ella ya era mi amiga. Cuando me pidió si podía seguirnos mientras yo trabajaba en el caso Darius, se lo permití.

– ¿Reardon?

– Sí.

– ¿Por qué asesinó a Rick?

– Me dijo que lo hizo porque Rick me abandonó.

– Si mató a Rick porque él te lastimó, ¿por qué lastimarte más secuestrando a Kathy?

Betsy decidió no contarle a Steward acerca de las instrucciones de Reardon. Confiaba en su investigador, pero tenía miedo de que Steward advirtiera a la policía si se enteraba del plan de Reardon, para entrar en la sala del jurado para ver a Darius.

– Después de que descubrí que Martin había asesinado a las mujeres de Hunter's Point, le dije que no lo representaría y también le conté a Reardon que estaba abandonando a Martin como cliente. Ella se molestó mucho. Creo que ella desea controlar el caso. Con Kathy como prisionera, puede forzarme a hacer cosas que aseguren la condena de Martin. Si no encuentras a Kathy, deberé hacer lo que ella dice.

Steward comenzó a pasearse por la habitación, pensativo. Betsy se secó las lágrimas. El hablar con alguien la ayudó.

– ¿Qué sabes de Reardon? -le preguntó Steward-. ¿Has visto su coche? ¿Te mencionó algo de dónde vive? ¿Cuando te encontraste con ella para comer, pagó con tarjeta de crédito?

– He tratado de pensar en esas cosas, pero realmente no sé nada de ella. Jamás la vi conducir, pero estoy segura de que tiene coche. Debió transportar los cuerpos a la obra en construcción, mi casa está en las afueras y ella estuvo presente en todas las audiencias de Darius.

– ¿Qué hay de dónde está viviendo? ¿Ha mencionado un viaje largo al centro, la hermosa vista de campo? ¿Tienes su número de teléfono?

– Ella jamás me habló mucho de sí misma, ahora que lo pienso. Siempre hablamos de mí o de Darius, o de los casos de las mujeres golpeadas y jamás sobre ella. No creo haberle preguntado alguna vez dónde vivía. Cuando le pedí su número de teléfono, me dijo que ella me llamaría y yo no la presioné. Sí recuerdo que pagó la comida con dinero en efectivo. No creo haber visto ningún tipo de identificación personal.

– Muy bien. Miremos desde otro ángulo. Darius eligió una granja apartada para que nadie lo viera llevar mujeres allí y también para evitar la posibilidad de que cualquiera se pudiera enterar de que estaban allí cuando él se marchaba. Sloane no tiene el problema de la esposa y el trabajo, de modo que se pudo quedar con las mujeres la mayor parte del tiempo, pero venía a la Corte cuando Darius tenía las audiencias y ella se encontró contigo varias veces. Apuesto a que está viviendo en la zona rural, que está más cercana a Portland, a fin de poder venir a la ciudad y luego regresar en forma fácil. La casa probablemente tenga un sótano, a fin de que ella pueda tener a los prisioneros fuera de la vista. Además debe tener electricidad…