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– Lo que tenemos que hacer antes que nada es encontrar a este callejero -dijo Jeremy-. Elena es la que tiene el mejor olfato, así que ella…

– No me quedaré -dije.

El cuarto se quedó en silencio. Todos se volvieron hacia mí. La expresión de Jeremy era inescrutable. Clay apretó los dientes, listo para pelea; Antonio y Peter parecían conmocionados y Nick me miraba totalmente confundido. Me maldije por haber permitido que la cosa llegara hasta ese punto. En medio de una reunión, no era el momento para afirmar mi independencia de la Jauría. 'Traté de decírselo a Jeremy la noche anterior; pero él obviamente había preferido ignorarlo, a ver si yo cambiaba de idea luego de dormir bien una noche. Tendría que haberlo llevado aparte por la mañana para explicárselo, en vez de sentarme a desayunar y dejar que todos pensaran que las cosas habían vuelto a la normalidad. Así funcionaba Stonehaven. Yo volvía, me enredaba -corriendo con Clay, discutiendo con Jeremy, durmiendo en mi cuarto, encontrándome con los demás- y todo lo demás quedaba olvidado. Ahora, cuando Jeremy me quería imponer sus planes, volvía a lo anterior.

– Creí que habías vuelto -dijo Nick, quebrando el silencio-. Estás aquí. No entiendo.

– Estoy aquí porque Jeremy me dejó un mensaje urgente de que lo llamara. Traté de llamar pero no contestó nadie, entonces vine a ver qué pasaba.

Advertí que esto sonaba débil en el momento en que las palabras salían de mi boca.

– Llamé- dije-. Y llamé y llamé y llamé. Estaba preocupada. Entonces vine a ver qué quería Jeremy. Traté de averiguarlo anoche, pero no me lo dijo.

– Entonces ahora que sabes, te vas. De nuevo -dijo Clay, su voz baja pero dura.

Me volví hacia él.

– Te lo dije anoche…

– Jeremy te llamó por un motivo, Elena -dijo Antonio, interponiéndose entre Clay y yo-. Necesitamos saber quién es este perro. Tú eres la que lleva los archivos. Los conoces. Es tu tarea.

– Era mi tarea.

Nick se enderezó. Su confusión mezclada con alarma.

– ¿Qué significa esto?

Clay comenzó a pararse.

Jeremy se interpuso.

– Significa que Elena y yo tenemos que discutir algo en privado. Continuaremos esta reunión después.

LEGADO

Peter y Antonio salieron del cuarto rápidamente. Nick tardó un rato más, tratando de que lo mirara a los ojos, Cuando no lo hice vaciló y luego siguió a su padre. Clay se quedó en su asiento.

– Clayton – Dijo Jeremy.

– Me quedo. Tiene tanto que ver conmigo como contigo. Quizá más Si Elena cree que puede aparecer e irse de nuevo, cuando la he esperado más de un año…

– ¿Qué me vas a hacer? -dije dando un paso hacia él-. ¿Me volverás a secuestrar y encerrar en un cuarto de hotel?

– Eso fue hace seis años. Y sólo trataba de convencerte de que hablaras conmigo antes de irte.

– ¿Convencerme? Ja. Probablemente seguiría allí si no te hubiese convencido de que me dejaras ir colgándote del balcón por los tobillos. Tendría que haberte dejado caer.

– No hubiera servido de nada nena. Yo reboto. No puede deshacerte de mí con tanta facilidad.

– Yo me estoy deshaciendo de ti ahora -dijo Jeremy-. Te vas. Es una orden.

Clay se contuvo, suspiró, se puso de pie y salió del cuarto cerrando la puerta. Pero eso no significaba que se hubiera ido. No se escucharon pasos que se alejaran por el corredor. Sentí el golpe en el piso cuando se dejó caer junto a la puerta para espiar. Jeremy decidió ignorarlo.

– Necesitamos tu ayuda -dijo, Jeremy, volviéndose hacia mí-Has investigado a los callejeros. Esa era tu tarea Sabes más de ellos que cualquiera de nosotros.

– Yo tomé esa tarea cuando era parte de la Jauría. Te lo dije…

– Necesitamos tu olfato para encontrarlo y tu conocimiento para identificarlo. Luego necesitamos tu ayuda para eliminarlo. Es una situación complicada, Elena. Clay no puede manejarla.

Tenemos que proceder con total cautela. Este callejero ya mató en nuestro territorio y se insinúa en nuestro pueblo. Necesitamos encontrarlo sin llamar la atención ni permitir que lo domine el pánico. Tú puedes hacerlo. Sólo tú.

– Lo siento, Jer, pero no es mi problema. Ya no vivo aquí. No tengo que estar buscando callejeros aquí. No es mi tarea.

– Es mi tarea, lo sé. Esto nunca debió suceder. No estaba lo suficientemente atento. Pero eso no cambia el hecho de que sucedió y que todos estamos en peligro, incluso tú. Si ese callejero sigue causando problemas, corre el riesgo de que lo atrapen. ¿Si 1o atrapan, qué le impedirá hablar de nosotros a la policía?

– Pero yo…

– Todo lo que quiero es que me ayudes a solucionar este problema. Cuando se aclare, puedes hacer lo que quieras.

– ¿Y si quiero dejar la Jauría? ¿Vale lo que dijiste anoche? ¿Que soy yo la que decide?

Algo pasó en el rostro de Jeremy. Se sacó el pelo de la cara y su expresión volvió a la normalidad.

– Estaba enojado anoche. Eso no es motivo para que estés tan apurada, Elena. Dije que te dejaría ir y que vivieras tu vida y sólo te convocaría si se trataba de algo urgente. Esto es urgente. No te he llamado por ningún otro motivo. No dejé que Clay se contactara contigo. No te convoqué a otras reuniones. No esperaba que mantuvieras los archivos ni ninguna de las otras cosas que haces normalmente para nosotros. No daría ese trato a nadie más. Te lo doy porque quiero que tengas toda la libertad necesaria para tomar una decisión fundada.

– Esperas que lo supere.

– Adaptarse a esto ha sido más difícil para ti que para cualquier otro. No creciste sabiendo que serías mujer loba. Que te mordieran ya fue bastante malo, pero el modo en que sucedió, las circunstancias, lo vuelven diez veces peor. Tu naturaleza es luchar contra algo que no escogiste. Cuando elijas, quiero que sea porque has pasado suficiente tiempo afuera como para saber qué es lo quieres y no porque seas terca y quieras afirmar tu derecho a autodeterminarte aquí y ahora.

– En otros términos, esperas que se me pase.

– Te pido ayuda, Elena. La pido, no la exijo. Si me ayudas a resolver este problema podrás volver a Toronto. Nadie te detendrá. -Miró hacia la puerta, esperando la protesta de Clay, pero hubo silencio. – Te daré tiempo para pensarlo. Ven a verme cuando estés lista.

Me quedé en el estudio más de una hora. Me maldije en parte por volver; maldije a Jeremy por imponerme esto, maldije a Clay por… bueno, por todo lo demás. Quería patalear como una niña de dos años y gritar que no era justo. Pero lo era. Jeremy actuaba razonablemente. Y eso era lo peor.

Tenía una deuda con la Jauría que no habla terminado de pagar. Estaba en deuda con Antonio y Peter y Nick y Logan por su amistad y protección, y aunque me trataran como a una hermanita menor; a la que había que malcriar y acunar y hacerle chistes, me habían aceptado y me cuidaron cuando yo no podía hacerlo por mí misma. Pero a quien más le debía era a Jeremy. Por más que me quejara de sus exigencias y su autoridad tiránica, yo nunca me olvidaba de cuánto le debía.