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Un vistazo a la ventana: Tommy ya no estaba en la pasarela.

Los juerguistas, muy apiñados -blancos amantes del jazz/negros llamativos-; costaba moverse.

Humo de marihuana en las inmediaciones: Steve Wenzel, el carilargo, pasando un porro.

Un grupo de juerguistas entre los dos.

Tommy detrás de mí, las manos en el abrigo.

Saca las manos: unos cañones recortados a la vista.

Solté un grito…

Un negro tocó un interruptor. La habitación quedó a oscuras.

El rugido de un disparo, rotundo; un largo estampido. Rociada/disparos de pistola al azar/gritos. El resplandor de los disparos iluminó a Steve Wenzel, sin cara.

Gritos.

Me abrí paso entre ellos hasta la ventana.

Crucé la pasarela a gatas, con restos de cristales y de sesos entre el cabello.

25

Harbor Freeway dirección norte; el altavoz de la radio:

«Código 3 todas las unidades próximas a Avalon y 103 homicidio múltiple South Avalon 10342 tercer piso envíen ambulancias repito todas las unidades 187 múltiple South Avalon 10342 ver al portero del edificio…»

Respirando sangre; me limpié con la gabardina. Limpio, pero aún oliendo a ella.

«Repito todas las unidades cuatro muertos South Avalon 10342 código 3 envíen ambulancias.»

Neurosis de guerra peor que en Saipan. La calzada se hizo borrosa. «Unidades de Tráfico en las inmediaciones de 103 y Avalon Código 3 contacten con el sargento Disbrow Código 3 urgente.»

Salida de la vía rápida por la calle Seis, camino del local de Mike Lyman, donde Exley tomaba su último bocado. Solté un billete al camarero: llévame hasta el jefe, ahora.

A mi alrededor, gente feliz: carantoñas.

– Por aquí, teniente, hágame el favor.

Seguí al camarero. Un reservado del fondo: Exley de pie, Bob Gallaudet repantigado. ¿Qué sucedía? Exley:

– Klein, ¿qué sucede?

Los asientos de la barra, muy próximos. Le hice un gesto para que se acercara. Bob, con las antenas puestas, fuera del alcance del oído.

– Klein, ¿qué sucede?

– ¿Recuerda esa orden de detención que firmó esta mañana?

– Sí. Tres hombres que hay que detener en la comisaría de Wilshire. Me debe una explicación por eso, así que empiece a…

– Uno de los hombres era un camello independiente llamado Steve Wenzel y, hace media hora, Tommy Kafesjian se lo ha cargado en uno de esos tugurios consentidos de Watts. Yo estaba allí y lo vi; ahora está en boca de toda la ciudad. Cuatro muertos hasta el momento.

– Explíqueme eso.

– Todo es culpa de Junior Stemmons.

– Explíquese.

– Mierda, está más sucio de lo que nadie podría… ¡mierda, está inyectándose droga y anda por ahí extorsionando a los vendedores! Es marica y se dedica a sacarle la pasta a los chaperos de Fern Dell Park. Y creo que le está filtrando a los Kafesjian mis informes sobre el 459. También se mueve por el barrio negro como si estuviera chiflado, anunciando que él será el nuevo…

Exley, refrenándome:

– Y usted ha intentado ocuparse del asunto personalmente.

– Exacto. Junior le compró material a Wenzel para, citando sus palabras, «establecerse como el nuevo rey de la droga del Southside». Otro de los hombres de esa orden de registro, al que interrogué extensamente sobre Stemmons y Wenzel, les delató a ambos a Tommy K. Yo he seguido a Tommy hasta Watts y ha sido allí donde se ha cargado a ese Wenzel.

Exley, puro hielo patricio:

– Enviaré un equipo del grupo de Asuntos Internos para ocuparse de los homicidios. ¿Seguro que son Wenzel y víctimas inocentes?

– Sí.

– Entonces, asegúrese de que la identidad de su hombre no llega a la prensa. Así evitaremos que esa orden de detención nos cause problemas.

– Usted no quiere que los federales metan las narices en esto, de modo que pretende correr un velo ante la prensa ahora mismo.

– Klein, ya sabe que no debe acercarse…

– De acuerdo, no me acercaré a Tommy Kafesjian… por ahora. Aunque le haya visto matar a un hombre. Aunque usted no quiera decirme por qué está utilizándome para manipular a la familia.

Ningún rechazo. Ninguna réplica.

– ¿Dónde está Stemmons ahora?

– No lo sé. -MÁTALO, JACK.

– ¿Cree que le…?

– No, no creo que le maten. Quizá pongan a ello a Dan Wilhite, pero no creo que vayan a cargarse a un miembro del LAPD.

– Quiero un informe detallado y confidencial del asunto dentro de veinticuatro horas.

Me acerqué más a él, bajo la mirada atenta de Bob G.:

– ¡Nada de papeles! ¿Se ha vuelto loco? Y ahora que hablo con usted, debe saber que a Junior le hace tilín Johnny Duhamel. La próxima vez que vea a Dudley, dígale que tiene trabajando para él al amorcito de un mariquita.

Exley pestañeó. La mera referencia a aquello le tocó en lo más hondo.

– Entonces, debe haber una razón para que no me contara antes estas cosas de Stemmons.

– Usted no inspira la charla franca y abierta, jefe.

– Pero, pero usted anda mucho más listo en saltarse la autoridad cuando con ello puede conseguir algún provecho.

– Entonces, ayúdeme a conseguir un mandamiento judicial para investigar unas cajas de seguridad de un banco. Junior tiene droga guardada en ellas. Ayúdeme a sacarla antes de que ponga en un apuro al departamento.

– Tanta preocupación es muy altruista por su parte, pero usted es abogado y sabe que esos mandamientos son asunto federal, y el fiscal federal del distrito es Welles Noonan…

– Podría pedirlo a un juez federal.

– No.

– No, ¿y…?

– No, y quiero que vaya ahora mismo a casa de ese Wenzel y la registre en busca de pruebas de sus tratos con Junior Stemmons. Si encuentra algo, destrúyalo. Eso sí que será un servicio al departamento.

– Jefe, deje que yo me ocupe de Stemmons.

– No. Voy a llamar a todos los de Asuntos Internos y a silenciar lo de ese tiroteo en Watts. Voy a encontrar a Stemmons y a secuestrarle aquí, donde los federales no puedan encontrarle.

Junior delatando a Glenda: pantalla ancha/VistaVisión/3-D:

– ¿Silenciará usted todo cuanto pueda incriminarme a mí?

– Sí, pero no disimule sus motivos egoístas apelando al interés del departamento. Dado lo que es usted, teniente, sus intenciones resultan penosamente transparentes.

Cambio de tema:

– ¿Sabe si los de Asuntos Internos me han estado siguiendo esporádicamente desde el asunto Johnson?

– Seguro que no. Si le han estado vigilando, es cosa de los federales. Yo ya le perdoné ese asesinato, ¿recuerda?

Rayos X en los ojos; el jodido me hizo pestañear.

– Y lávese, teniente. Huele a sangre.

Fui hasta la casa de Wenzel. Ante la puerta estaba aparcado el coche de J.C. Supuse que estaban limpiando rápidamente los posibles indicios de relación con Tommy.

Imágenes de neurosis de guerra:

Los federales cogen vivo a Junior. Él pide hacer un trato: silenciar el asunto de los maricas a cambio de delatar a Dave Klein. Junior, experto maestro en obtención de pruebas: todos mis muertos, todos mis sobornos, pormenorizados.

Decidí registrar una vez más aquella casa de locos:

Me acerqué hasta la casa, abrí los seis candados y entré. Luces encendidas, nuevo horror:

Casquillos de bala en el horno.

Petardos de feria embutidos en una tostadora.

Hojas de cuchilla obstruyendo un conducto de calefacción.

Lo hago:

Cojo la cámara espía.

Cojo las notas garabateadas.

Vuelco de nuevo los muebles: cuatro sillas con puntadas sueltas en la tapicería. Rasgo ésta, hurgo el interior. Dinero escondido: 56 dólares. Copias del 187 de Gilette, sacadas de Homicidios. Un nuevo informe Glenda/Klein, más detallado:

ANTES DEL DISPARO FATAL Y DEL APUÑALAMIENTO DE GILETTE, LA SEÑORITA BLEDSOE HIZO DOS DISPAROS MAS, SIN DAR EN EL BLANCO, CON EL MENCIONADO REVÓLVER DEL 32 QUE HABÍA ADQUIRIDO DE GEORGIE AINGE. (VER INFORME DE BALÍSTICA # 114-55, ANEXO AL EXPEDIENTE DE LA BRIGADA DE HIGHLAND PARK, PARA MAS DETALLES SOBRE LA BALA EXTRAÍDA DEL CUERPO DE GILETTE Y LAS DESCUBIERTAS INCRUSTADAS EN LAS PAREDES DEL SALÓN DE LA CASA.) EL REVÓLVER SE ENCUENTRA AHORA A SALVO EN MI PODER; ME FUE ENTREGADO POR AINGE ANTES DE SU PARTIDA DE LOS ÁNGELES. HE EFECTUADO SEIS DISPAROS DE PRUEBA CON EL ARMA Y EL ANÁLISIS DE BALÍSTICA INDICA QUE LAS BALAS SON IDÉNTICAS A LAS EXTRAÍDAS DEL CUERPO Y DE LAS PAREDES DE GILETTE. EL REVOLVER ESTÁ ENVUELTO EN UN PLÁSTICO Y LAS CACHAS LISAS DE NÁCAR MOSTRABAN UNAS HUELLAS DE LOS PULGARES IZQUIERDO Y DERECHO QUE COINCIDEN EN ONCE PUNTOS DE COMPARACIÓN RELEVANTES CON LA FICHA DE DELINCUENTE JUVENIL DE GLENDA BLEDSOE, DETENIDA POR ROBO EN TIENDAS EN 1946.