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– Y dado que nos acusan de mirar para otro lado en los homicidios entre morenos, has enviado una docena de sabuesos de Homicidios para cubrir las apariencias.

– Exacto, y Bob y yo charlamos con un clérigo negro bastante influyente. El tipo tiene aspiraciones políticas y ha prometido hablar con los familiares de las víctimas. Cuando lo haga, insistirá en la conveniencia de que no hablen con los federales.

El coche de Junior: ventanillas tiznadas de suciedad, asquerosas.

– ¿Qué han encontrado ahí dentro?

– Narcóticos, comida enlatada y literatura homosexual. Asuntos Internos se encarga de taparlo.

Ruido dentro del club. Miro por la ventana: Stemmons, Senior, derribando sillas a patadas.

– ¿Qué hay de Junior?

– Contaremos a la prensa que ha sido una muerte accidental. Asuntos Internos investigará, con mucha discreción.

– Y dejará en paz a los Kafesjian.

– Ya nos ocuparemos de ellos en su momento. ¿Cree que Narcóticos podría haber hecho algo así?

Stemmons, sollozando. Exley:

– ¿Klein…?

– No. Desde luego, son capaces de quitar de en medio a cualquiera, pero no creo que sea cosa de ellos. Me inclino más por una sobredosis auténtica.

– ¿Y eso?

– Un patrullero me ha dicho que Junior tenía una llave de la puerta del local en el bolsillo. Era un jodido adicto chiflado y este antro es un conocido lugar de reunión y de venta de drogas de Tommy K. Si le hubiera matado la familia, no habría dejado el cuerpo aquí.

– ¿En qué estado encontró su apartamento?

– No me creería si se lo contara, y debería dejar la inspección forense en mis manos. Saqué sobresaliente en Criminología en la Academia y, además, estuve revolviendo la casa y probablemente hay huellas mías por todas partes.

– Hágalo, pues; luego, limpie la casa. Y llame a la Pacific Bell y haga que guarden bajo llave la lista de las llamadas telefónicas. Y otra cosa: anoche dijo que Stemmons tenía droga guardada en cajas de seguridad.

– Sí.

– ¿Sabe de qué bancos?

– Tengo sus libretas de ahorros y las llaves de las cajas.

– Bien, Klein, es usted abogado, de modo que daré por buena su fantasía del «alijo de droga» y le diré que estudie sus libros de Derecho y busque una estrategia para saltarse a Welles Noonan y conseguir una autorización judicial para inspeccionar esas cuentas y cajas.

– ¿Mi fantasía?

Exley, con un suspiro:

– Stemmons tiene un montón de mierda acerca de usted. Muy probablemente, estará guardado en esas cajas. Seguro que él le estaba extorsionando de alguna manera, o le habría usted quitado de en medio con sus inimitables métodos violentos, antes de que esa chifladura suya quedara tan fuera de control.

AHORA, SUÉLTALO:

– Tenía un archivo sobre usted. Estaba oculto con varios documentos de Personal sobre Johnny Duhamel. Anoche hice un comentario tonto sobre Duhamel que le disparó la presión veinte puntos, por lo menos, así que no me venga con zarandajas.

– ¿Qué es eso del archivo? -Sin la menor reacción, puro hielo.

– Todos sus casos en la brigada. Exhaustivo. Junior era el mejor que he conocido para encontrar pistas entre los papeles. La semana pasada hice un registro en su apartamento y lo encontré. Y anoche había desaparecido.

– Interprete eso.

Guiñé un ojo al estilo de Dudley:

– Digamos que me alegra saber que mi estimado colega Ed también tiene un interés personal en esto. Y no se preocupe por el 459 de Kafesjian: estoy demasiado metido en el asunto para dejarlo. -Vistazo a la ventana. Papá Stemmons, lamentándose-. Debería calmarle, Eddie, no vaya a jorobarnos ese asuntillo personal que tenemos entre manos.

– Llámeme después de inspeccionar la casa.

Media vuelta. Le observo alejarse.

Una mirada a la ventana:

Exley abordando a Stemmons: sin apretones de manos, sin abrazos de condolencia. Entreabro la ventana, escucho:

– Su hijo… le prohíbo que intervenga y que hable con la prensa… ahorrarle el dolor de que sus tendencias perversas se hagan públicas.

Stemmons tambaleándose, desquiciado de pena.

27

Por la radio del coche, emisoras del centro de la ciudad:

KMPC: Policía encontrado muerto en un club de jazz del Southside; el LAPD habla de ataque cardíaco.

KGFJ: ¡Tiroteo de madrugada! ¡Cinco negros muertos!

Censura de comunicaciones. Exley, trabajando deprisa.

Nada sobre Harold John Miciak.

Paso a la frecuencia de la policía: un policía tarado identificando a Junior por su nombre.

La oficina, mi despacho: un alto para cambiarme de ropa. Una ducha y un afeitado en los vestuarios. Excitado, agotado.

Pasillo adelante, a Personal.

Pedí un análisis de huellas de Junior. A escondidas, me llevé también el de Duhamel.

Laboratorio: cogí un equipo de rastreo de huellas y una cámara.

Una llamada a la compañía de teléfonos. Dejo caer el nombre de Exley. Hagan lo siguiente:

Recopilar todas las llamadas efectuadas desde Gladstone 4-0629 de los últimos veinte días.

Anotar nombres y direcciones de todas las personas llamadas.

Guardar todos los datos registrados sobre George Stemmons, Jr., a la espera de que el jefe Exley obtuviera la orden judicial.

Llamarme a mí a ese número en el plazo de cuatro horas, con los resultados completos.

De nuevo, la radio del coche. Emisoras comerciales:

Los muertos de Watts. El predicador negro culpa al alcohol «que esclaviza a nuestro pueblo».

Fantasía filtrada a la prensa por Exley:

Durante una accidentada persecución en el interior de un club nocturno clausurado del Southside, el sargento George Stemmons, Jr. sufre un ataque cardíaco fatal. El ladrón escapa. No habrá autopsia: va contra la religión del difunto.

Nada de Miciak.

Nada de los federales.

Uniformados a la puerta de la casa de Junior; les encerré fuera y me puse manos a la obra.

Tomé fotografías:

Trampas/montones de copos de maíz/desorden.

Recogí fibras, hice inventario de propiedades.

Después, búsqueda de huellas. Tediosa, lenta. Estaban las de Junior, múltiples impresiones coincidentes en diez puntos con el análisis. El salón/pasillo/cocina: otras huellas, con cicatrices visibles. Fáciles de identificar: mías. Una vez, papá me sorprendió robando y me quemó los dedos.

Tres habitaciones inspeccionadas: las dejé totalmente limpias. En la parte interior de la puerta, una identificación: Duhamel, positivo en ocho puntos de comparación. Extrapolación: Johnny, asustado de entrar.

Las borré. Sonó el teléfono. La Pacific Bell, con lo solicitado.

Tomé nota:

28/10/58 – BR 6-8499 – Señor y señora Stemmons, Dresden 4129, Pasadena.

30/10/58 – BR 6-8499 – ídem.

2/11/58 – MA 6-1147 – LAPD, Subdirección Administrativa.

2/11/58 – Mamá/Papá.

3/11/58, 3/11/58, 4/11/58, 4/11/58 – Sub. Administrativa.

5/11/58, 5/11/58, 6/11/58 – GR 1-4790 – John Duhamel, Oleander 10477, Eagle Rock.

6/11/58, 6/11/58, 7/11/58, 9/11/58, 9/11/58 – AX 4-1192 – motel Victory, Gardena.

9/11/58 – MU 8-5888 – teléfono público, 81/Central Los Angeles.

9/11/58 – MU 7-4160 – teléfono público, 79/Central Los Angeles.

9/11/58 – MU 6-1171 – teléfono público, 67/Central Los Angeles.

9/11/58 – motel Victory.

9/11/58 – ídem.

9/11/58 – casa de Duhamel

10/11/58 – WE 5-1243 – teléfono público, Olympic/La Brea, L.Á.

10/11/58 – motel Victory

10/11/58, 10/11/58, 11/11/58, 12/11/58 – KL 6-1885 -teléfono público, Aviation/Hibiscus, Lynwood.

16/11/58 – HO 4-6833 – Glenda Bledsoe, N. Mount Airy 2489 1/2, Hollywood.

Calambre de escritor. Interpretación de los datos:

Primeras llamadas a mamá-papá/despacho: asuntos normales. Llamada siguiente a Duhameclass="underline" Junior volviéndose loco. El motel Victory, sede de la brigada Antibandas: hogar de los matones de Smith/Johnny Duhamel de servicio.