Expresiones de estupor mientras se amplía la
investigación de la policía
Una oleada de conmoción se ha extendido hoy por Hancock Park y, de hecho, por todo el Southland, y un funeral por Christine y Laura Herrick atrajo a cientos de personas al Occidental College, donde ambas cursaban estudios de graduación. Por toda la ciudad, los cerrajeros han informado de un tremendo aumento de trabajo y las ventas de perros guardianes se ha doblado. Se está considerando la posibilidad de contratar patrullas de seguridad privadas para Hancock Park.
Mientras tanto, la policía se reserva celosamente cualquier información sobre el curso de las investigaciones. A cargo de las pesquisas se encuentra el teniente David D. Klein, comandante de la Subdirección Administrativa del departamento de Policía de Los Angeles, quien apareció recientemente en los medios de comunicación a raíz de que un testigo federal bajo su custodia se suicidara en su presencia. El teniente Klein ha escogido como ayudantes a seis agentes de la oficina de Asuntos Internos del LAPD, junto a su colaborador, el agente Sidney Riegle.
El jefe de Detectives, Edmund Exley, ha argumentado su decisión de escoger al teniente Klein, de 42 años y con veinte en el Cuerpo, quien carece de experiencia en la sección de Homicidios. Según él, «Dave Klein es abogado y es un detective muy sagaz. Ha trabajado en un caso de robo que podría tener alguna relación marginal con este caso y es muy experto en guardar discreción sobre cualquier posible pista. Quiero resolver este caso y, por tanto, he seleccionado a los mejores hombres posibles para conseguirlo».
El teniente Klein remitió a los periodistas a la sección de Detectives del LAPD. «La investigación avanza con rapidez -declaró-. Se están haciendo progresos. Muchos conocidos de la familia Herrick han sido ya interrogados y eliminados como sospechosos y, tras una minuciosa encuesta de la zona circundante a la escena del crimen, no ha aparecido ningún testigo que viera al asesino entrar o salir de la casa. Hemos eliminado como motivo del crimen el robo y la venganza y, lo más importante, hemos eliminado como sospechoso a Richard, el hijo de Herrick fugado de Chino. En un primer momento fue nuestro principal sospechoso e incluso lanzamos una llamada a todas las unidades solicitando su captura, pero ahora hemos anulado la petición, aunque Richard Herrick sigue siendo un fugitivo y nos gustaría mucho hablar con él. En estos momentos, centramos nuestro interés en un psicópata sexual que, según se rumorea, fue visto cerca de Hancock Park poco antes de las muertes. Aunque las tres víctimas no sufrieron agresiones sexuales, el crimen tiene todos los visos de haber sido perpetrado por un desviado sexual. Personalmente, estoy convencido de que ese hombre, cuyo nombre no puedo revelar, es el asesino. Estamos poniendo todo nuestro empeño en capturarlo.»
Y, mientras tanto, el miedo atenaza Southland. En Hancock Park, los controles policiales se han doblado y el auge repentino en las medidas de seguridad de los hogares sigue creciendo.
Hoy se celebrará un funeral por Phillip, Laura y Christine Herrick en la iglesia episcopaliana de St. Basil, en Brentwood.
L.A. Times, 21/11/58:
LA OLA DE CRÍMENES EN EL SOUTHSIDE DESPIERTA
SUSPICACIAS
Citando estadísticas de delincuencia y rumores actuales, el titular de la Fiscalía federal del condado, Welles Noonan, ha declarado hoy que el Southside de Los Angeles «está rebosando de intrigas criminales» que podrían tener «conexiones en niveles todavía por determinar».
Noonan, que dirige una investigación federal sobre el crimen organizado centrada en las zonas de Los Angeles Sur y Central, y cuya investigación ha gozado de una gran publicidad, recibió a los periodistas en su despacho.
«Durante los últimos cuatro días se han producido ocho muertes violentas en un radio de cinco kilómetros en la zona sur de Los Ángeles -declaró-. Esta cifra dobla la de cualquier periodo de un mes de cualquier año desde 1920. Añadan a ello el curioso ataque cardíaco de un joven policía supuestamente saludable en un club nocturno, después incendiado, y sumen, como curiosidad tal vez, el cuerpo mutilado de un hombre sin identificar encontrado tres kilómetros más allá, en el límite de Compton y Lynwood. En conjunto, verán que tienen ustedes tema para muchas especulaciones interesantes.»
«Hace tres noches, se produjo un tiroteo en un club que funcionaba ilegalmente en Watts -prosiguió Noonan-. Se ignora lo sucedido, pero dos hombres negros y tres mujeres también negras murieron en el suceso, aunque corren insistentes rumores de que una de las víctimas era blanca.
A la mañana siguiente, un joven agente del LAPD llamado George Stemmons, Jr., fue hallado muerto, presumiblemente de un ataque cardíaco, en una dependencia del club de jazz Bido Lito's. Apenas un día y medio después, el Bido Lito's ardió hasta los cimientos. Agentes federales oyeron a un testigo presencial comentar a los detectives del LAPD que había oído una explosión como de un cóctel Molotov momentos antes de que las llamas prendieran en el local, pero la brigada de Incendios Provocados del LAPD atribuye ahora el fuego, que se cobró tres vidas, a un cigarrillo mal apagado.»
Los periodistas interrumpieron la improvisada rueda de prensa con preguntas. Repetidamente, se le preguntó si la investigación federal sobre el crimen organizado iba dirigida específicamente a desacreditar las medidas del departamento de Policía de Los Angeles para mantener la ley y el orden en el Southside, o si la Fiscalía federal estaría adoptando una postura hostil basándose en informaciones incompletas, a lo que Noonan respondió: «Acepto que el cuerpo sin identificar encontrado en Compton quizá no tenga nada que ver, pero les ruego que tomen en cuenta lo siguiente:
»Uno, recuerden lo que les he dicho del testigo presencial del incendio del Bido Lito's. Dos, tengan en cuenta que el padre del joven policía fallecido de un presunto ataque de corazón en el Bido Lito's apenas unas horas antes, que también es oficial de alto rango de la Policía de Los Angeles, declaró que creía que su hijo había sido asesinado. Ese hombre ha sido suspendido de servicio por sus abiertas críticas al tratamiento que ha dado al caso el jefe Exley, y se rumorea que está en su casa, descansando bajo el efecto de los sedantes ordenados por el médico.»
Los periodistas insistieron en si aquella disputa entre los federales y el LAPD no se reduciría a una batalla personal entre dos luchadores contra el crimen que gozaban de un sólido prestigio y de fama nacionaclass="underline" el propio Noonan y el jefe de Detectives del LAPD, Edmund Exley.
Noonan insistió en que no permitiría que las personalidades o las ambiciones políticas pusieran trabas al alcance de la investigación. «Una cosa es segura -declaró-. En Watts se ha permitido que florezcan los clubes nocturnos ilegales con la aprobación no oficial del LAPD. Cinco ciudadanos negros han muerto como consecuencia de ello y, pese a haber asignado una docena de agentes al caso, Ed Exley no ha sido capaz de conseguir una sola detención. Ha escondido bajo la alfombra la sospechosa muerte de un policía de Los Angeles y ha tergiversado deliberadamente los hechos en un caso de incendio provocado con el resultado de tres muertos.»
Respecto a otros acontecimientos relacionados con lo anterior, Noonan se negó a comentar los rumores persistentes de que pronto serán llamados a declarar diversos agentes de la sección de Narcóticos, y guardó silencio sobre si Abraham Voldrich, un supuesto testigo federal muerto recientemente, se suicidó o fue asesinado.