Выбрать главу

«Ha trabajado en un caso de robo que puede tener alguna relación marginal con el caso.»

Un cebo: empujar a LOS TIPOS hacia Richie/empujarLOS hacia mí.

Un obstáculo: estrecha vigilancia federal sobre los Kafesjian.

DEPRISA…

El funeral de Junior, asistencia obligada de los compañeros de

unidad. Exley, presente por cuestiones de relaciones públicas: Dudley Smith, sombrío. Stemmons, Senior, aún perturbado, bombardeado a sedantes.

Adiós padre-hijo: apenadas lecturas de la Biblia. Treinta años sin asistir a una ceremonia luterana holandesa. Capto la esencia del mensaje: piedad por los enfermos y por los locos.

DEPRISA… Perseguidores de Homicidios de la policía del Condado. Preguntas «de rutina», dos sesiones:

¿Le contrataron para que siguiera a Glenda Bledsoe?

¿Ha intimado con ella?

¿Es ella quien ha robado en las casas de invitados de Hughes?

Sí, sí, no. Sonrisa presuntuosa de uno de los policías.

¿Discutió alguna vez con Harold John Miciak?

Sí. Mierda de tipo, odiaba a la policía.

Complicidad instantánea, un comentario irónico: ¿No le parece que el señor Hughes podría querer joderle por haberse quedado con su dinero y, además, con su chica?

Dándose prisa conmigo, Sid Riegle y los seis hombres de A.L: comprobaciones de antecedentes/entrevistas/papeleo. Meg, ocupada en la búsqueda de un título de propiedad: Spindrift, 4980. «¿Por qué encontrarnos allí?» Mi propia hermana hurgando en registros, siguiendo la pista del dinero: la fortuna de Phillip Herrick, muy turbia…

Kafesjian/Herrick. Mamá a Richie: «Larga historia de locura en nuestras dos familias.»

¿Richie, asesino? No.

¿Tommy, asesino? Dudoso.

Lo cual llevaba a: don Tercer Individuo, loco.

Insistentes rumores en la brigada: los hombres de Narcóticos, al borde del pánico. Apartamentos del servicio en masa, revelación de las gratificaciones de Kafesjian. Los rumores ponían a Dan Wilhite suplicándole a Exley: «Di algo, haz algo.»

Exley, sin comprometerse; rumores federales: diecinueve citaciones a otros tantos miembros de Narcóticos.

Mis citaciones, retenidas (vía extorsión de la custodia federal). El testigo clave, Dave Klein, abierto a compromisos si la filmación llegaba al escritorio de Noonan. Digamos que el «si» era un pensamiento ilusorio; seguía convencido de que la película aparecería allí. El tiempo se agotaba.

Corriendo, pensando:

ELLOS tomaron la película; el hombre clave del asunto, Chick Vecchio. Hacerle cantar: ELLOS me forzaron a hacer de protagonista.

Acusaciones por conspiración, posiblemente pendientes; «tal vez» un testigo corrupto no ofrece garantías.

Tal vez puras fantasías.

Corriendo, observando:

La casa de LOS TIPOS. Vigilancia nocturna; agentes aparcados tres puertas más abajo. Lleno absoluto: federales delante de la casa, federales detrás. Dentro, bronca familiar: la banda sonora de mi nostalgia. Los Dos Tonys: salpicaduras de gomina con los disparos a quemarropa a la cabeza. «¡No, mis hijos!», el sollozo de una de mis víctimas. Un violador de doble vida: la perdigonada le arrancó la cara a ese negro.

Vestidos de seda para Meg, regalos de penitencia. Ahora, Meg con Jack Woods (su matón particular). Meg, con diez grandes en el bolsillo: Jack, pendiente de cobro; Junior, por otra parte, muerto. Un pensamiento perdido: Abe Voldrich, eliminado; se observó un coche. El coche de Jack: misma marca, mismo modelo.

Música para acompañar la vigilancia: la primera noche, por la radio del coche, un poco de bop; la segunda, Champ Dineen puro.

Suave: Richie y Lucille, tal vez amantes. Suave: Glenda, volviéndose hacia mí tras un resbalón, tanto valor…

Champ Dineen: la radio del coche, con el volumen muy bajo. El eco de la música en la ventana de Lucille: la misma emisora.

Lucille en la ventana, sin maquillaje, nuevo peinado. Las fotos del dormitorio de Richie, a tamaño natural.

Un camisón puesto, casi recatado.

Federales en la calle; la familia, cerca.

Un estribillo constante, imposible de acallar: Johnny suplicando…

Dos días consumidos, dos más por delante antes de la custodia. Dos últimas noches con Glenda.